Las universidades obligadas a mostrar su beneficio social, sin embargo habrá un detrimento en la educación dirigida a las humanidades, posgrados, doctorados, se dirigirán hacia sectores productivos. Las universidades grandes, de prestigio podrán hacer frente a las ondas de choque que trae la pandemia por Covid-19 pero un gran número cerrará, señaló Carlos Iván Moreno, coordinador general académico y de Innovación de la UdeG.
El experto en Educación Superior Wietse de Vries, destacó que para el Gobierno Federal no existen las escuelas privadas no las considera en el Plan Sectorial.
La Educación a distancia no es muy factible para los próximos años.
Explicó Moreno Arellanp que la pandemia está impulsando una nueva desconfianza hacia la educación superior, que ya se había vivido, pero se reedita. “Las universidades estamos obligadas a demostrar constantemente nuestro impacto social, cómo contribuimos a la solución de los problemas inmediatos, mediatos y de largo plazo.Las universidades que no logren demostrar su beneficio social van a tener problemas como parte de la reconfiguración internacional", dijo.
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“Las universidades más grandes, consolidadas y de prestigio, no van a sufrir tanto –abundó–, como el caso de la Universidad de Harvard, la UNAM, y la propia UdeG, a las que estas ondas de choque no llegarán de manera tan intensa, en parte, por su prestigio”.
El profesor-investigador del Instituto de Ciencias de Gobierno y Desarrollo Estratégico (ICGDE), de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), doctor Wietse de Vries Meijer, señaló que en la educación superior hay un grave problema porque 35 por ciento de la matrícula está en las universidades privadas, y muchas están cerrando; estos estudiantes podrían postularse para el sector público,por lo que la presión estaría aquí.
“Como académicos tenemos que estar en la docencia y contratar más personal de tiempo parcial para atender a todos los estudiantes en licenciatura, no hay de otra”, apuntó.
Vries Meijer dijo que en el futuro habrá universidades públicas con muchos estudiantes, sin examen de admisión, con grupos grandes que no cabrán en los salones y con profesores de tiempo completo y parcial, con salarios bajos y pocos estímulos.
Antes de la pandemia, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) estimaba que 375 millones de personas iban a cambiar de ocupación (no de trabajo) en los próximos cinco o 10 años, y que 14 por ciento de los trabajos podían ser automatizados y digitalizados; y lo que pasa con la pandemia es que eso se aceleró a cinco o 10 meses, dijo Moreno Arellano.
Esta transformación de los sistemas productivos tecnológicos obliga a las universidades, ahora más que nunca, a contribuir al reentrenamiento y reconfiguración de las capacidades humanas, refirió.
Moreno Arellano lamenta la tendencia en la reducción de los presupuestos para las universidades, y dijo que se estima una caída en los ingresos de las universidades públicas y privadas, a nivel global, de entre 20 y 25 por ciento, lo que calificó como una situación dramática.
El Gobierno no echa mano de las universidades para jalar el sistema de educación básica. A pesar de los retos y problemas de las universidades públicas y privadas en el contexto de la pandemia, “estamos en mejores condiciones para hacer contribuciones a las instituciones de educación básica”, subrayó el Coordinador General Académico y de Innovación de la UdeG