Las casas de descanso para adultos mayores pasaron a ser un cautiverio. Si antes de la pandemia por el Covid-19 ya vivían un encierro, este año el panorama se agudizó.
Hoy, las abuelas y abuelos ya ni salir pueden de su cuarto, la convivencia se restringió y sus alimentos dejaron de ser comunitarios -en algunos casos- ante la falta de una comunicación más directa con la familia su salud mental se deteriora.
Para la gerontóloga, Katya Rábago uno de los derechos más vulnerados en este periodo en los asilos es restringir las visitas, bajo el argumento de que son de mayor riesgo de presentar el nuevo Coronavirus.
Por si no te enteraste:
“Esto hace que los asilos restrinjan las visitas, en algunos otros casos, quedarse en su cuarto, ahí te llevo de comer, te llevo de desayunar, ya no tiene la convivencia ni siquiera con sus compañeros de la residencia”.
Esto trae como consecuencia, advierte la especialista que “el adulto mayor se sienta más aislado, se está deprimiendo, si es con el ánimo de proteger su salud, pero su salud mental está sufriendo”.
Aunque algunos asilos buscan innovar para aumentar la convivencia familiar, no en todos sucede lo mismo, los recursos con los que cuentan son escasos, carecen de personal y de capacitación para enfrentar situaciones con las que hoy se vive.
“Hay algunos que no están haciendo prácticamente nada, porque no tienen no sé si sea el recurso, no sé si sea las ganas o la falta de personal, pero no están comunicando al adulto con sus familias o con sus seres queridos”.
En este enfoque, la asociación civil Red Ciudadana ha denunciado desde antes de la pandemia la falta de recursos, apoyos y políticas públicas por parte del Estado para apoyar a los albergues, casas de descanso o asilos, los cuales sobreviven con el apoyo de organizaciones y de la propia familia.
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La comunicación que los adultos mayores llegan a tener con sus familiares es breve ya sea vía telefónica, videollamada o por correo, además de que no pueden expresar de lo que les aqueja porque hay un intermediario.
“Es algo muy impersonal, donde a lo mejor alguien te va a ayudar a redactar, no puedes hablar de lo que quieres a lo mejor por temor o por vergüenza”.
Con la pandemia, dijo la entrevistada, se hace más evidente la restricción de la libertad en los asilos: “Si ya había derechos humanos que se estaban vulnerando antes de la pandemia, ahora se hizo más evidente de lo que estaba pasando”.
Lo más lamentable es que, ni la familia ni el Estado, quiere hacerse cargo de las y los abuelitos.
“El Estado está dejando de lado a los adultos mayores, históricamente siempre han sido relegados y ahora con la pandemia es mayor".
A la fecha, en la entidad se desconoce cuántos abuelos y abuelas que están en este espacio han enfermado por Covid-19.
De acuerdo al último reporte de la Secretaría de Salud Jalisco (SSJ), en junio informaba que se habían aplicado más de 870 pruebas a albergues, asilos, refugios y otros centros de concentración, sin que se informara cuántos asilos fueron positivos.
Desde el inicio de la pandemia, este es uno de los espacios donde menos información se ha proporcionado con relación a Covid-19.
A la fecha, este medio de comunicación sigue esperando una respuesta por parte de la SSJ para conocer la situación que guardan los asilos por Covid-19.