/ jueves 23 de julio de 2020

¿Qué sigue después de superar el Covid-19?

Poco se habla de las repercusiones físicas y psicológicas que enfrentan miles que lograron vencer al coronavirus

Mientras las autoridades de todos los niveles se centran en las cifras de contagios y decesos por Covid-19, poco se habla de las repercusiones físicas y psicológicas que enfrentan miles que lograron vencer al coronavirus o al menos así lo manifestaron pacientes recuperados.

Iván Luna, del municipio de Tlajomulco, tiene 34 años y hasta hace un par de meses contaba de excelente salud. Hoy, al platicar con El Occidental, tiene dificultades para mantener un diálogo de corrido, sin que la falta de aire o la tos insistente lo acosen, a pesar de que el 8 de julio pasado salió negativo en la segunda prueba de control, para constatar que el coronavirus ya no estaba más en su cuerpo.

Empezó con síntomas el 11 de junio, sin embargo, no fue hasta el 18 cuando se confirmó que tenía Covid-19, luego de pasar por todo el procedimiento con la Secretaría de Salud Jalisco para que le hicieran la prueba. Para ese entonces, Iván ya contaba con sintomatología bastante avanzada, y un terror creciente de que su situación fuera empeorar.

Si bien no hubo necesidad de que lo hospitalizaran, refiere que sus síntomas no fueron los "normales", ya que durante casi un mes luchó por mantenerse fuerte a pesar de que para los días 11 y 12 de la enfermedad de plano ya no podía hablar por falta de aire. No obstante, para afrontar su realidad, tuvo que someterse a atención oportuna especializada, que su familia pagó, de una doctora en Ciudad de México.

"La gente a veces no cree o está malinformada y no sabe que la atención por fuera es cara, el medicamento es caro. Yo gasté alrededor de 14 mil pesos, aparte del pago del especialista con el que me apoyaron mis tíos. Gasté en estudios, medicinas, vitaminas para reforzar el sistema inmunológico de mi familia, compré cubrebocas, caretas, guantes, sanitizantes".

Chécalo:

Vive con su hermana y su mamá, por ello, el mes que pasó enclaustrado en su habitación orilló a que se cambiara la dinámica al interior de su hogar, con protocolos severos de sanidad, en un afán de evitar riesgos de contagio para ellas. No fue fácil, detalla, ya que también se tuvieron que enfrentar a la incertidumbre de que su cuerpo no fuera a resistir contra el virus.

"A partir del día 21 empecé a notar una mejora, pero ahora como secuela, al estar hablando constantemente se me empieza a cerrar la garganta y esto es algo que nadie trata. Solo se habla de la enfermedad y la letalidad, pero no de lo que hay que hacer y las secuelas que deja".

Su doctora le recomendó no solo buscar rehabilitación -toda vez que le estimaron 4 meses para recuperarse en su totalidad físicamente-, sino ayuda psicológica por las semanas de angustia que pasó por temor a que fuera a morir.

Poder regresar a su vida diaria no ha sido fácil, pues aún ahora, con el llanto atorado en la garganta, recuerda que al no poder hacer gran actividad física sin cansarse y tener que someterse a tratamientos -para reforzar su sistema-, es porque todavía tiene camino por recorrer para llegar a estar bien, a pesar de que de parte de autoridades no existe información o apoyo para casos como el de él.

"Psicológicamente quedas mal parado. Yo ahorita te estoy platicando, y se me salen las lágrimas porque sí es algo difícil. Ver a tu familia que se quiebra, tú estás encerrado, a lo mucho duermes seis horas, y las otras estás pensando en un sinfín de cosas por lo que estás pasando, por como respiras, por cómo te sientes".

Resintió que la falta de información y ayuda al respecto, por parte del gobierno, quizá también sea un incentivo por el cual muchas personas no tomen en serio la enfermedad, algo lamentable pues la ciudadanía está desorientada con lo que tiene que hacer al momento de enfrentar este tipo de situaciones.

"No solo es el gasto inicial, también es el que estoy teniendo extra para poder rehabilitarme. He investigado, hago ejercicio que encontré en redes, y voy a pagar consultas con el psicólogo para hablar de esto, para tratar de sacar esta depresión, por el temor que me dio de la muerte o de llegar estar intubado. Se ve tanta información, a veces hasta agresiva de los medios o del gobierno, y no hay una dependencia que se acerque para salir de esto, por eso imagino que la gente no cree porque no ve más apoyos", añadió.

De cara a la situación actual de la pandemia, Iván espera que su testimonio ayude a las personas no solo a entender que el coronavirus es serio, sino para que las autoridades sepan que más allá de cifras, debe haber un soporte para él y miles más que, por los menos en los siguientes meses, tendrán que enfrentar otra realidad en un afán de recuperarse a lo que antes eran.

Mientras las autoridades de todos los niveles se centran en las cifras de contagios y decesos por Covid-19, poco se habla de las repercusiones físicas y psicológicas que enfrentan miles que lograron vencer al coronavirus o al menos así lo manifestaron pacientes recuperados.

Iván Luna, del municipio de Tlajomulco, tiene 34 años y hasta hace un par de meses contaba de excelente salud. Hoy, al platicar con El Occidental, tiene dificultades para mantener un diálogo de corrido, sin que la falta de aire o la tos insistente lo acosen, a pesar de que el 8 de julio pasado salió negativo en la segunda prueba de control, para constatar que el coronavirus ya no estaba más en su cuerpo.

Empezó con síntomas el 11 de junio, sin embargo, no fue hasta el 18 cuando se confirmó que tenía Covid-19, luego de pasar por todo el procedimiento con la Secretaría de Salud Jalisco para que le hicieran la prueba. Para ese entonces, Iván ya contaba con sintomatología bastante avanzada, y un terror creciente de que su situación fuera empeorar.

Si bien no hubo necesidad de que lo hospitalizaran, refiere que sus síntomas no fueron los "normales", ya que durante casi un mes luchó por mantenerse fuerte a pesar de que para los días 11 y 12 de la enfermedad de plano ya no podía hablar por falta de aire. No obstante, para afrontar su realidad, tuvo que someterse a atención oportuna especializada, que su familia pagó, de una doctora en Ciudad de México.

"La gente a veces no cree o está malinformada y no sabe que la atención por fuera es cara, el medicamento es caro. Yo gasté alrededor de 14 mil pesos, aparte del pago del especialista con el que me apoyaron mis tíos. Gasté en estudios, medicinas, vitaminas para reforzar el sistema inmunológico de mi familia, compré cubrebocas, caretas, guantes, sanitizantes".

Chécalo:

Vive con su hermana y su mamá, por ello, el mes que pasó enclaustrado en su habitación orilló a que se cambiara la dinámica al interior de su hogar, con protocolos severos de sanidad, en un afán de evitar riesgos de contagio para ellas. No fue fácil, detalla, ya que también se tuvieron que enfrentar a la incertidumbre de que su cuerpo no fuera a resistir contra el virus.

"A partir del día 21 empecé a notar una mejora, pero ahora como secuela, al estar hablando constantemente se me empieza a cerrar la garganta y esto es algo que nadie trata. Solo se habla de la enfermedad y la letalidad, pero no de lo que hay que hacer y las secuelas que deja".

Su doctora le recomendó no solo buscar rehabilitación -toda vez que le estimaron 4 meses para recuperarse en su totalidad físicamente-, sino ayuda psicológica por las semanas de angustia que pasó por temor a que fuera a morir.

Poder regresar a su vida diaria no ha sido fácil, pues aún ahora, con el llanto atorado en la garganta, recuerda que al no poder hacer gran actividad física sin cansarse y tener que someterse a tratamientos -para reforzar su sistema-, es porque todavía tiene camino por recorrer para llegar a estar bien, a pesar de que de parte de autoridades no existe información o apoyo para casos como el de él.

"Psicológicamente quedas mal parado. Yo ahorita te estoy platicando, y se me salen las lágrimas porque sí es algo difícil. Ver a tu familia que se quiebra, tú estás encerrado, a lo mucho duermes seis horas, y las otras estás pensando en un sinfín de cosas por lo que estás pasando, por como respiras, por cómo te sientes".

Resintió que la falta de información y ayuda al respecto, por parte del gobierno, quizá también sea un incentivo por el cual muchas personas no tomen en serio la enfermedad, algo lamentable pues la ciudadanía está desorientada con lo que tiene que hacer al momento de enfrentar este tipo de situaciones.

"No solo es el gasto inicial, también es el que estoy teniendo extra para poder rehabilitarme. He investigado, hago ejercicio que encontré en redes, y voy a pagar consultas con el psicólogo para hablar de esto, para tratar de sacar esta depresión, por el temor que me dio de la muerte o de llegar estar intubado. Se ve tanta información, a veces hasta agresiva de los medios o del gobierno, y no hay una dependencia que se acerque para salir de esto, por eso imagino que la gente no cree porque no ve más apoyos", añadió.

De cara a la situación actual de la pandemia, Iván espera que su testimonio ayude a las personas no solo a entender que el coronavirus es serio, sino para que las autoridades sepan que más allá de cifras, debe haber un soporte para él y miles más que, por los menos en los siguientes meses, tendrán que enfrentar otra realidad en un afán de recuperarse a lo que antes eran.

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