Más de 10 mil caretas para médicos que combaten el Covid-19 fueron donadas por egresados del Tec Campus Guadalajara a través de la iniciativa "Nabawa".
Nallely Lomelí, Alejandra Banda y Carlos Rangel, son los que lo hicieron posible y que superó con creces sus objetivos de donación, ya que el grupo inició con una meta de 200 caretas médicas y gracias a su esfuerzo colectivo, se transformó en más de 10 mil.
“Es gratificante. Una vez nos mandaron un video de un doctor llorando cuando recibió las caretas. Recibimos letreros muy bonitos por parte del equipo médico… Nos decían que éramos el primer proyecto que los tomaba en cuenta. Casi siempre las personas donan a los doctores de urgencia o al área COVID, pero no a la gente que está cercana a la línea de defensa o en las instalaciones hospitalarias”, dijo Nallely.
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Su meta superó 10 mil caretas en más de 80 hospitales a lo largo del país. Actuaron a través de Instagram: @nabawa.mx, Facebook: Nabawa, correo electrónico y desde su sitio web con el hashtag: #ProtegiendoANuestrosProtectores. Sumaron donaciones de personas interesadas y lograron incluso tener donadores de distintas regiones de México y de Estados Unidos. “Nos sentimos muy agradecidos, pues sin ellos, aun teniendo el conocimiento no hubiéramos tenido recursos”, comentó Nallely.
Explicaron que al inicio las caretas eran creadas mediante impresión 3D; sin embargo, para maximizar la producción, el equipo se adaptó a la técnica de inyección de plástico. El molde para las inyecciones fue del Tec a través del aporte de los laboratoristas de su Escuela de Arte, Arquitectura y Diseño (EAAD).
Por Nabawa y las aportaciones que gestionaron de terceros, manufacturó caretas médicas y las distribuyó a hospitales de diversas regiones para que los médicos sigan su labor. Los recursos financieros fueron obtenidos a través de donadores cercanos a los participantes, los cuales ayudaron a difundir la propuesta para que el proyecto ganara popularidad. Para inicios de junio, Nabawa ya había donado alrededor de 6 mil caretas a más de 50 hospitales en alrededor de 8 estados de la República.
Se contó con el apoyo de la Fundación Niños y Adolescentes en Armonía (NAEA) y de la Fundación Toledo A.C. para armar la logística y poder expandir su distribución. “Estamos muy felices de superar la meta, no por el número, sino porque nos dimos cuenta de cuánto realmente se necesitaba y cómo podía hacer la diferencia”, agregó.
No sólo han ayudado a proteger al personal médico, sino también al personal de seguridad, intendencia y hospitalario, razón por la cual han recibido numerosos agradecimientos.
A personal y la de sus compañeros: “Desconocían el manejo de las asociaciones civiles y emprender proyectos grandes es un reto, pero confiamos en nosotros mismos… Ahora nos admiramos mucho mutuamente y nos sentimos más potencializados porque nos complementamos entre nosotros”, resaltó Nallely.
Aprendieron de este proyecto: “si los proyectos no se planean, no se hacen, por lo que es necesario establecer tareas muy específicas”.