/ sábado 23 de junio de 2018

No son tormentas atípicas, nos robamos los cauces naturales

Una solución para mitigar estos problemas, es la reforestación en zonas altas

Es evidente, pero está sustentado académicamente: presentan pruebas científicas de por qué las afectaciones de cada temporal de lluvias son más graves. El caso de La Martiníca en Zapopan, con la tormenta del 10 de junio, se explica por la desordenada y acelerada urbanización sobre cauces y escurrimientos naturales.


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En cinco años ha crecido 26% el número de habitantes que vive donde nace el río que se llevó las pertenencias de 94 familias, mismas que cabe mencionar desde hace años son conscientes que se asentaron de manera irregular en una zona de riesgo.

El coordinador de la licenciatura en Geografía del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), Luis Valdivia Ornelas, enumeró que, a lo largo de esta cuenca, las urbanizaciones “han modificado las pendientes, ha habido pérdida de elementos de retención como pequeñas presas y bordos, confinamientos del cauce y, en el mejor de los casos, entubamiento”.

Se refiere a la ruta del Arroyo Hondo, que nace en el Bosque Nixticuil, se divide en dos cauces que recorren colonias como Lomas de Zapopan, Altagracia y Zona Industrial, así como Real de Valdepeñas, Haciendas del Valle y fraccionamientos privados de San Isidro.

Una vez que se unen ambos brazos en el cruce de las calles Valle de San Isidro y avenida Bosque de San Isidro, corre por zonas habitacionales como San José del Bajío, Tabachines, La Martinica y La Indígena de Mezquitán, hasta desembocar en el Río San Juan de Dios, justo antes de llegar a la Barranca de Huentitán.


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Este arroyo, al igual que el resto de los valles de Atemajac, Tesistán y Toluquilla, ha sido intervenido por la urbanización desde hace más de 30 años, sin una planeación que procure espacios de infiltración del agua.

En algunas de las zonas altas de la subcuenca de Arroyo Hondo están asentados fraccionamientos como La Cima, Cañada de San Lorenzo y Real Valdepeñas; donde en los últimos cinco años, según datos del INEGI, ha incrementado la población en un 26.48%, lo que ha generado estrés demográfico.

“Las partes altas de este sistema hidrológico son las zonas más sensibles a los cambio de uso de suelo debido a la pendiente; esas modificaciones alteran los procesos de infiltración y se dispara escorrentía, es justo lo que ocurre en la zona de Andares y los cerros del Cuatro y el Tesoro”, expresó el académico.

Una solución para mitigar estos problemas, es la reforestación en zonas altas, pues la vegetación capta hasta 20% del agua. Y no permitir más asfalto y concreto.

Es evidente, pero está sustentado académicamente: presentan pruebas científicas de por qué las afectaciones de cada temporal de lluvias son más graves. El caso de La Martiníca en Zapopan, con la tormenta del 10 de junio, se explica por la desordenada y acelerada urbanización sobre cauces y escurrimientos naturales.


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