/ domingo 10 de mayo de 2020

Más de 100 años de tradición frente al piano

 La emergencia sanitaria ocasionada por el Covid-19 ha originado considerables afectaciones económicas en todos los giros

La emergencia sanitaria ocasionada por el Covid-19 ha originado considerables afectaciones económicas en todos los giros, tal es el caso de un oficio casi olvidado, pero que sigue más presente que nunca, como lo es el de la afinación y ajuste de pianos.

Ernesto Infante, quien se dedica a esto desde que tiene memoria, platicó para El Occidental cómo es que pese a la adversidad por la pandemia es que mantiene, junto a su hijo Juan, una labor que data desde hace más de 100 años cuando la inició su abuelo Sabino.

Recuerda que por allá de 1920 su abuelo tenía una tienda de pianos, y conocedor de la técnica alemana para arreglarlos, afinarlos o ajustarlos, es que enseñó el oficio posteriormente a su papá, don Mario, de quien por cierto aprendió gran parte de lo que sabe ahora.

Aunque don Mario ya está jubilado, tras 80 años de mantenerse en el negocio completo de venta, importación, ajustes y afinación de pianos, Ernesto, siguiendo con la tradición familiar, se independizó con su hijo desde hace ya un tiempo, no obstante, refiere que no ha sido fácil pues si de por sí el oficio como tal no es muy concurrido, ahora con la contingencia menos.

Chécalo:

"El coronavirus nos ha afectado a todos, pero desgraciadamente el giro del piano es algo a lo que más afecta. Esto no va a recuperarse; hay giros que van a recuperarse paulatinamente, avanzando, saliendo de la crisis, y el piano es lo último que se recupera".

Con el cese de actividades no esenciales, como medida preventiva por la pandemia, Ernesto y su hijo tuvieron que bajar cortina al negocio, sin embargo, se las han tenido que arreglar para continuar con afinaciones y ajustes de piano a domicilio y así resistir estas semanas en lo que la situación mejora.

Tanto Ernesto como Juan manifiestan que no ha sido sencillo, pues además de moverse con las debidas precauciones y medidas de sanidad, los servicios de afinación han disminuido notoriamente; de atender hasta 4 por semana, ahora tienen suerte si les llegan 3 al mes.

"Mi hijo y yo a veces no nos dábamos abasto porque de repente nos llamaban de alguna academia donde había 4 o 5 pianos. Y ahora todo está feo en verdad, por ello esperamos que para nosotros se componga, porque yo ya no me veo lavando coches o con algún otro oficio, y por eso estamos por lo pronto haciendo reparaciones, subsistiendo".

La labor que realiza la familia Infante no solo se ha prolongado por cuatro generaciones gracias al amor y la dedicación que Sabino, don Mario, Ernesto y ahora Juan han entregado a lo largo de los años, sino por la disciplina y constancia con la que han buscado profesionalizar aún más el oficio.

Ernesto pasó años fuera del país, hubo un tiempo en el que vivió en Canadá y ahí no solo se dedicó a aprender de técnicos de todas partes del mundo, sino que se adentró en cursos que le han servido para afianzar la experiencia en un trabajo que realiza con profesionalismo y honestidad.

Esto le ha valido codearse con grandes músicos y llegar a afinar pianos en el Teatro Degollado, como en su momento lo hicieron Sabino y su papá don Mario. Por ello, y no siendo la primera vez que la familia Infante enfrenta una crisis de magnitudes considerables, espera que el panorama actual pase para que, tal cual lo han hecho desde hace más de 100 años, continúen con su loable labor.

La emergencia sanitaria ocasionada por el Covid-19 ha originado considerables afectaciones económicas en todos los giros, tal es el caso de un oficio casi olvidado, pero que sigue más presente que nunca, como lo es el de la afinación y ajuste de pianos.

Ernesto Infante, quien se dedica a esto desde que tiene memoria, platicó para El Occidental cómo es que pese a la adversidad por la pandemia es que mantiene, junto a su hijo Juan, una labor que data desde hace más de 100 años cuando la inició su abuelo Sabino.

Recuerda que por allá de 1920 su abuelo tenía una tienda de pianos, y conocedor de la técnica alemana para arreglarlos, afinarlos o ajustarlos, es que enseñó el oficio posteriormente a su papá, don Mario, de quien por cierto aprendió gran parte de lo que sabe ahora.

Aunque don Mario ya está jubilado, tras 80 años de mantenerse en el negocio completo de venta, importación, ajustes y afinación de pianos, Ernesto, siguiendo con la tradición familiar, se independizó con su hijo desde hace ya un tiempo, no obstante, refiere que no ha sido fácil pues si de por sí el oficio como tal no es muy concurrido, ahora con la contingencia menos.

Chécalo:

"El coronavirus nos ha afectado a todos, pero desgraciadamente el giro del piano es algo a lo que más afecta. Esto no va a recuperarse; hay giros que van a recuperarse paulatinamente, avanzando, saliendo de la crisis, y el piano es lo último que se recupera".

Con el cese de actividades no esenciales, como medida preventiva por la pandemia, Ernesto y su hijo tuvieron que bajar cortina al negocio, sin embargo, se las han tenido que arreglar para continuar con afinaciones y ajustes de piano a domicilio y así resistir estas semanas en lo que la situación mejora.

Tanto Ernesto como Juan manifiestan que no ha sido sencillo, pues además de moverse con las debidas precauciones y medidas de sanidad, los servicios de afinación han disminuido notoriamente; de atender hasta 4 por semana, ahora tienen suerte si les llegan 3 al mes.

"Mi hijo y yo a veces no nos dábamos abasto porque de repente nos llamaban de alguna academia donde había 4 o 5 pianos. Y ahora todo está feo en verdad, por ello esperamos que para nosotros se componga, porque yo ya no me veo lavando coches o con algún otro oficio, y por eso estamos por lo pronto haciendo reparaciones, subsistiendo".

La labor que realiza la familia Infante no solo se ha prolongado por cuatro generaciones gracias al amor y la dedicación que Sabino, don Mario, Ernesto y ahora Juan han entregado a lo largo de los años, sino por la disciplina y constancia con la que han buscado profesionalizar aún más el oficio.

Ernesto pasó años fuera del país, hubo un tiempo en el que vivió en Canadá y ahí no solo se dedicó a aprender de técnicos de todas partes del mundo, sino que se adentró en cursos que le han servido para afianzar la experiencia en un trabajo que realiza con profesionalismo y honestidad.

Esto le ha valido codearse con grandes músicos y llegar a afinar pianos en el Teatro Degollado, como en su momento lo hicieron Sabino y su papá don Mario. Por ello, y no siendo la primera vez que la familia Infante enfrenta una crisis de magnitudes considerables, espera que el panorama actual pase para que, tal cual lo han hecho desde hace más de 100 años, continúen con su loable labor.

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