En América Latina y México, la corrupción ha alcanzado latitudes que la vinculan estrechamente con el crimen organizado, lo que la vuelve más compleja e incluso peligrosa.
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Así concluyeron del CAF y del Tec de Monterrey estrategias para el control de la corrupción participantes en el foro precisamente denominado “Diálogos”, por el Día Internacional contra la Corrupción, organizados por el Sistema Estatal Anticorrupción de Jalisco (SEAJAL).
Camilo Cetina Fernández, responsable de los temas de Integridad Pública de la Dirección de Innovación Digital del Estado del CAF, fue claro: “En América Latina, más que corrupción, lo que hoy en día estamos enfrentando es crimen organizado: personas que deliberadamente premeditan cómo depredar al Estado y terminan desarrollando unas empresas complejas y unas redes complejas que la tecnología nos va a ayudar a descubrir”.
El escenario se vuelve más denso al hablar de México, donde, confiesa Bonnie Jo Palifka Blake, especialista en economía de la corrupción del Tecnológico de Monterrey, Campus Monterrey: “Hay muchos círculos viciosos, pero al hablar de la corrupción en México, quiero enfocarme en los círculos viciosos entre la corrupción, el crimen organizado y el lavado de dinero, porque a mi parecer no es posible hablar de la corrupción en México sin hablar del crimen organizado”.
Recordó que un estudio del Senado de la República reveló que el 80% de los Municipios en México están controlados directa o indirectamente por el crimen organizado.
Y es que en su momento la corrupción se convierte “en una asesina en serie, es una ladrona que invade nuestras casas. Se roba nuestros bienes, nuestra dignidad, nuestra seguridad y hasta nuestra vida”, lamentó. “Es un problema social y requiere acciones enteras”.
La presidenta del Comité Coordinador del SEAJAL y del Comité de Participación Social, Lucía Almaraz Cazarez, advirtió que: “Ya no sólo se trata de decir que vamos a luchar contra la corrupción, sino decir los ‘cómo’ a través de acciones concretas y la implementación de estrategias viables”.
Hizo énfasis en que “resulta imperioso y urgente que la sociedad perciba resultados tangibles en este control de la corrupción. Sobre todo, en lo que tiene que ver con la prevención y disuasión de los actos y hechos de corrupción”.
Reiteró que “en ese camino vamos el SEAJAL: cada vez se palpa más la coordinación que existe entre los entes que lo conforman y en este 2020 estamos preparados no sólo para identificar la corrupción en algunos ámbitos, sino el diseño de acciones sostenibles y realistas para impedir que se siga repitiendo la corrupción”.
La Secretaria Técnica de la Secretaría Ejecutiva del SEAJAL, Aimée Figueroa Neri, destacó que “Si bien la corrupción equivale al 5% del Producto Interno Bruto Mundial, no es un cáncer incurable y el objetivo de estos Diálogos es encontrar las mejores maneras para hacerlo”.
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“Sí se puede solucionar”, dijo, “es un problema sistémico en el que, si contribuimos todos, cada uno desde nuestra trinchera, vamos a poder solventarlo como se han solventado otros problemas mundiales”.
Para el especialista del CAF, una agenda de integridad pública basada en el uso de los datos puede reducir vulnerabilidades combinando acceso a la información, soluciones digitales y transformaciones organizacionales en las agencias anticorrupción.
En Perú -puso como ejemplo de casos de éxito- se desarrolló el sistema FUNES, que identifica relaciones políticas y financieras a través de un modelo algorítmico que pondera escenarios de riesgo de corrupción.
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Mientras que, en Colombia el Centro de Información Contractual Océano, desarrollado por la Contraloría General de Colombia, captura en tiempo real información de otros sistemas de información y usa un modelo algorítmico para detectar redes de contratación.
CAF impulsa la iniciativa Tech 4 Integrity, que difunde aprendizajes a partir de los datos para mitigar riesgos de corrupción.
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