Familias quieren a sus desaparecidos, no meros apapachos: presbítero Armando González

El sacerdote dijo que la sociedad jalisciense espera de la autoridad es que cumpla con la razón suprema que explica la existencia del Gobierno, brindar seguridad a la ciudadanía, y garantizar que habrá justicia

Rosario Bareño

  · domingo 31 de marzo de 2019

Jalisco continúa entre los estados con mayor número de desapariciones en el país. Foto: Archivo El Occidental.

El fenómeno de los desaparecidos "está estrechamente vinculado al crecimiento exponencial de la delincuencia organizada, aunque otros criminales aprovechen la situación creada para hacer lo mismo", manifestó el presbitero Armando González Escoto, historiador del Arzobispado de Guadalajara.

Indicó que el hecho de que el Gobierno estatal “en días pasados, haya firmado públicamente un compromiso para atender a las familias que sufren este atropello criminal, puede ser bien visto, al menos desde el campo de la publicidad, sin embargo, lo que las familias quieren es recuperar a sus familiares desaparecidos, no meros apapachos, promesas de futuro y vanas consolaciones”, añadió.

El sacerdote además agregó que "lo que toda la sociedad jalisciense espera de la autoridad es que cumpla con la razón suprema que explica la existencia del Gobierno, brindar seguridad a la ciudadanía, y garantizar que habrá justicia. Llevamos ya 19 años de promesas incumplidas ¿Seguiremos añadiendo más años de frustración, a pesar de los cambios partidistas?”, cuestionó.

Relacionada:

"Esta estructura del mal, dijo el padre González Escoto, ha logrado organizarse extraordinariamente bien, funciona como una empresa de tiempo completo, como una sociedad alterna, cuyos líderes asumen la tarea de satisfacer todos los requerimientos de su personal: entrenamiento, equipamiento, salario, alimentación, diversión, atención a las necesidades primarias, cuidado de la salud, etc".

El presbitero indicó en su colaboración en El Semanario, órgano informativo del Arzobispado de Guadalajara que "el reclutamiento lo hacen, lo mismo por las buenas que por las malas, y cabe pensar que muchas personas, nativas o migrantes, en ocasiones esperan incluso ser reclutadas, el problema se agrava cuando son forzadas , y no tienen otra salida que acceder a morir, sobre todo cuando se trata de mujeres, por lo común, muy jóvenes. La tragedia es que involucrarse en este mundo, sea cual sea el medio o la razón, acaba siempre bastante mal".