/ lunes 13 de junio de 2022

Entrevista | Carmen, una mujer privada de su libertad desde hace 23 años

Cuando le dictaron sentencia a Carmen no lo hicieron con perspectiva de género


Con 61 años de edad, de los cuales 23 años han sido privada de su libertad, Carmen, dice a El Occidental que llegó por un delito de alto impacto, donde en ese entonces ella fue contratada para limpiar casas. Cuando le dictan sentencia, no lo hacen con perspectiva de género, ya que la sentenciaron peor de que si hubiera sido el autor intelectual , “ya que todas las personas que hicieron, planearon y mutilaron , hicieron todo, están libres, yo soy la única que sigue encerrada”.

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Entrevistada al interior del Centro de Reinserción Femenil, dice que si se ve libre y rodeada de su familia y de sus nietos, a algunos no conoce, “sí me veo libre”.

¿Cuánto le dieron de sentencia?

24 años y 6 meses

¿Entonces ya le queda poco?

Pues sí, pero por la negligencia del sistema no me puedo ir porque apenas voy a ser sentenciada. He sido sentencia, pero después me han revocado por diferentes cosas en mi proceso, el juez dijo que no hicimos los careos, que faltaba una firma, que los peritos tenían o no su cédula, todo eso me ha perjudicado y estoy sin sentencia.

¿Cuál fue su primer pensamiento al cruzar la puerta del reclusorio?

Nunca se me va a olvidar, en primer lugar cuando te detienen sientes que el mundo se te cae porque a mi me detienen con mi niña, porque mi hija la más chica me acompañaba siempre a donde yo fuera, yo no tenía quien me la cuidara, tenía 4 años. Mi mayor pendiente es que a mi niña se la habían llevado , yo no sabía donde estaba. Llegas a este lugar y llegas amenazada. Derechos Humanos llegó (reclusorio) pero yo les dije aquí no los necesitamos. Los necesitamos cuando nos detienen, los necesitamos allá cuando nos golpean, los necesitamos allá cuando nos violan, donde nos hacen firmar unas declaraciones que no hicimos. Tú declaración previa no se aproxima a lo que verdaderamente …¡sólo dicen firmale, firmale!, violadas, golpeadas, sobajadas, todo, todo.

¿Cómo es su vida en el reclusorio?

A lo mejor se oye escucha mal, pero nosotros aquí estamos bien, dentro de lo que cabe tenemos una calidad de vida que anteriormente no la teníamos, pero hoy sí y se respetan nuestros derechos, tenemos otro nivel. Yo le he dicho a mis compañeras, esta es una oportunidad de vida, he visto muchos mandos rígidos , cuadrados que te tratan con la bota en el pescuezo, que te tratan como si tu fueras animal, que no tienes derecho a nada, acuérdate que eres una delincuente.

¿Cómo era cuando llegó?

Nos tenían prohibida las visitas y es un derecho que nosotras tenemos. Hacían de nosotras lo que querían y sí querían podíamos tener visitas y sino no querían, ni las teníamos.

Cuando llegué hace 23 años éramos 215 internas, el dormitorio “D” estaba cerrado, era la zona de castigo y muy precaria, a veces necesitabas todo, toallas femeninas , porque no te ayudaban en nada, ahorita tienes la ventaja de que si no tienes jabón, en Dirección, Administración te apoyan con jabón, toallas, con lo que tu necesites.

¿Siempre estuviste en este reclusorio?

Yo fui trasladada 5 años a Ciudad Guzmán, sin que yo quisiera, yo pedí mi traslado por acercamiento familiar, pero parece lo pedí de alejamiento, me alejaron de mi familia. En el tiempo en que estuve en Ciudad Guzmán sólo tuve una visita. Aquí se te acaba la vida porque yo llegue de 38 años, la mayor parte de mi vida, mis hijos crecieron, tengo nietos que no conozco. Pierdes a tu familia completamente. Pierdes todo el contacto. Afortunadamente mi familia se hizo cargo de mis hijos. Pero tengo muchas compañeras que no tienen familia y sus hijos se van al Hospicio Cabañas o al Divino Preso. Afortunadamente mis hijos están bien, desafortunadamente mi vida se fue, se acabó.

¿La visitan sus hijos?

Sólo uno , que es el que está en Mazatlán, porque lamentablemente yo era el troncal de mi familia y al detenerme a mi arrasé con mis hijos, mis hermanos, con mi papá. Porque no sólo estoy detenida yo, sino ellos también., su vida se detiene.


Con 61 años de edad, de los cuales 23 años han sido privada de su libertad, Carmen, dice a El Occidental que llegó por un delito de alto impacto, donde en ese entonces ella fue contratada para limpiar casas. Cuando le dictan sentencia, no lo hacen con perspectiva de género, ya que la sentenciaron peor de que si hubiera sido el autor intelectual , “ya que todas las personas que hicieron, planearon y mutilaron , hicieron todo, están libres, yo soy la única que sigue encerrada”.

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Entrevistada al interior del Centro de Reinserción Femenil, dice que si se ve libre y rodeada de su familia y de sus nietos, a algunos no conoce, “sí me veo libre”.

¿Cuánto le dieron de sentencia?

24 años y 6 meses

¿Entonces ya le queda poco?

Pues sí, pero por la negligencia del sistema no me puedo ir porque apenas voy a ser sentenciada. He sido sentencia, pero después me han revocado por diferentes cosas en mi proceso, el juez dijo que no hicimos los careos, que faltaba una firma, que los peritos tenían o no su cédula, todo eso me ha perjudicado y estoy sin sentencia.

¿Cuál fue su primer pensamiento al cruzar la puerta del reclusorio?

Nunca se me va a olvidar, en primer lugar cuando te detienen sientes que el mundo se te cae porque a mi me detienen con mi niña, porque mi hija la más chica me acompañaba siempre a donde yo fuera, yo no tenía quien me la cuidara, tenía 4 años. Mi mayor pendiente es que a mi niña se la habían llevado , yo no sabía donde estaba. Llegas a este lugar y llegas amenazada. Derechos Humanos llegó (reclusorio) pero yo les dije aquí no los necesitamos. Los necesitamos cuando nos detienen, los necesitamos allá cuando nos golpean, los necesitamos allá cuando nos violan, donde nos hacen firmar unas declaraciones que no hicimos. Tú declaración previa no se aproxima a lo que verdaderamente …¡sólo dicen firmale, firmale!, violadas, golpeadas, sobajadas, todo, todo.

¿Cómo es su vida en el reclusorio?

A lo mejor se oye escucha mal, pero nosotros aquí estamos bien, dentro de lo que cabe tenemos una calidad de vida que anteriormente no la teníamos, pero hoy sí y se respetan nuestros derechos, tenemos otro nivel. Yo le he dicho a mis compañeras, esta es una oportunidad de vida, he visto muchos mandos rígidos , cuadrados que te tratan con la bota en el pescuezo, que te tratan como si tu fueras animal, que no tienes derecho a nada, acuérdate que eres una delincuente.

¿Cómo era cuando llegó?

Nos tenían prohibida las visitas y es un derecho que nosotras tenemos. Hacían de nosotras lo que querían y sí querían podíamos tener visitas y sino no querían, ni las teníamos.

Cuando llegué hace 23 años éramos 215 internas, el dormitorio “D” estaba cerrado, era la zona de castigo y muy precaria, a veces necesitabas todo, toallas femeninas , porque no te ayudaban en nada, ahorita tienes la ventaja de que si no tienes jabón, en Dirección, Administración te apoyan con jabón, toallas, con lo que tu necesites.

¿Siempre estuviste en este reclusorio?

Yo fui trasladada 5 años a Ciudad Guzmán, sin que yo quisiera, yo pedí mi traslado por acercamiento familiar, pero parece lo pedí de alejamiento, me alejaron de mi familia. En el tiempo en que estuve en Ciudad Guzmán sólo tuve una visita. Aquí se te acaba la vida porque yo llegue de 38 años, la mayor parte de mi vida, mis hijos crecieron, tengo nietos que no conozco. Pierdes a tu familia completamente. Pierdes todo el contacto. Afortunadamente mi familia se hizo cargo de mis hijos. Pero tengo muchas compañeras que no tienen familia y sus hijos se van al Hospicio Cabañas o al Divino Preso. Afortunadamente mis hijos están bien, desafortunadamente mi vida se fue, se acabó.

¿La visitan sus hijos?

Sólo uno , que es el que está en Mazatlán, porque lamentablemente yo era el troncal de mi familia y al detenerme a mi arrasé con mis hijos, mis hermanos, con mi papá. Porque no sólo estoy detenida yo, sino ellos también., su vida se detiene.

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