Al repetir una y otra vez en su mensaje de agradecimiento, que el periodismo es el oficio más bonito del mundo y sentirse orgullo por el legado que heredó de su padre, Benito Taibo recibió en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, el Premio Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez.
“No creo ni en dioses, ni en diablos, ni por supuesto en la reencarnación y, sin embargo, creo en la posibilidad y no en la posibilidad de la reencarnación, sino de vivir muchas vidas dentro de una sola vida. Ese es uno de los grandes prodigios que me ha brindado la literatura y que le ha brindado a todos los que saben que la contiene. La atesoro como el don más preciado y he descubierto que se puede nacer muchas veces”.
Benito Taibo nació en la Ciudad de México en 1960 y fue en 1976 cuando decidió ser periodista, pero firmó una crónica en un diario hasta 1978. Hizo periodismo desde el camión, caminando y arriesgándose día a día, como lo hacen los buenos periodistas, a quienes reconoció por la labor que desempeñan. “El periodismo no es un hijo bastardo de la literatura, sino heredero virtuoso y guapísimo”, dijo.
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Se refirió a la FIL en Guadalajara como la isla de palabras en medio de un mar de barbarie, a la que llega siempre con expectación, “como monja entrando al Vaticano”, dijo, causando carcajadas de los presentes, que en todo momento estuvieron riendo, mientras contaba anécdotas con su papá Paco Ignacio Taibo I, quien recibió el Premio Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez en 2004.
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“Llevo 42 años escribiendo para bien y para mal, cobrando y gratis, apasionada y obligadamente, por gusto y por necesidad y sé de cierto que tengo el oficio más bello del mundo y hasta donde me den las fuerzas seguiré honrando este legado y contando historias”, dijo para concluir su mensaje.
