Un grupo de jóvenes de la Ciudad de México viajó anoche a Guadalajara para buscarse el sustento ya que dicen los jaliscienses son más caritativos que los de la capital del país, cada uno de ellos tiene una pierna amputada y realizan las famosas dominadas de balón de fútbol en los cruceros con más habilidad que muchos de los que tienen las dos extremidades inferiores completas.
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Hugo Carabés, quien era comerciante antes de iniciar la pandemia explica que “estamos haciendo un show de dominadas para tratar de ganarnos una moneda, todos estamos amputados de una pierna y dominamos solamente con una pierna y con ayuda de nuestros bastones”.
Mientras ellos aprovechan la luz roja del semáforo para demostrar su destreza con el balón, bajarlo suavemente con la pierna, envolverlo, esconderlo como un profesional, pasarlo y lucirse, los automovilistas les ponen atención a sus habilidades y algunos de ellos los apoyan con una moneda, mientras que otro acompañante se queda debajo del control de las luces para cuidar sus pertenencias como es la ropa y prótesis.
“Por la necesidad generada por la pandemia de Coronavirus es que estamos en los cruceros porque no es fácil encontrar un trabajo con una discapacidad como la nuestra, yo soy comerciante y trabajo en una escuela que ahorita está cerrada, entonces no hay trabajo y ya tengo medio año que no tenemos trabajo porque no hay clases”, indicó.
Así como llegaron, con una mochila en donde guardan sus pertenencias y recién desempacados de la central camionera se dirigieron al crucero que se ubica en Avenida Patria y Pablo Neruda para probar suerte y “venimos a trabajar aquí porque aquí son como más bondadosa la gente en comparación a la Ciudad de México, allá casi no nos aportan por eso venimos buscar fuera y tratar de generar un poco más de dinero”.
Aún antes de tener una casa dónde vivir o de preocuparse qué comerán este primer día en la Perla Tapatía, lo primero que les preocupó fue conseguir recursos antes de terminarse lo poco que traían y ver la suerte que les deparaba esta aventura fuera de la capital.
“Nos venimos al mochilazo, sin saber cuántos vamos a ganar ni nada para comer y dónde dormir, la gente se admira al vernos y sí nos regala una moneda, se sorprenden mucho de la habilidad ya que no es fácil dominar el balón con las dos piernas ahora con una es mucho más difícil”, aseguró.