Erradicar la corrupción no es solamente a castigar a quienes encabezan o participan en redes de corrupción, sino a desmontarlas desde el origen, señaló el Arzobispado de Guadalajara, “romper los eslabones de esas cadenas exige inteligencia institucional: saber dónde nacen, por dónde pasan y dónde terminan para cortarlas completamente”.
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Hoy, combatir la corrupción en el tema de las gasolinas, reclama la mayor transparencia, para que “todo el mundo comprenda cuál es la causa y cuáles son las consecuencias”.
Reconoce que todas las batallas en contra de la corrupción tienen sus costos y por eso debe contarse con la solidaridad y respaldo ciudadano.
En la crisis de los ductos y de la gasolina, hay tres bloques: el Presidente que pide “paciencia y calma” a la población por fallas en distribución de gasolina y que no dará marcha atrás contra la corrupción en Pemex.
Chécalo:
El segundo bloque: organismos empresariales, gobernadores y opinión pública que dicen apoyar y reconocer la combate al robo de combustibles, pero no afectar a ciudadanos.
El tercer bloque: opositores que acusan “ineptitud, incapacidad y una fallida estrategia”.
El Arzobispado de Guadalajara en la editorial de esta semana de su órgano informativo El Semanario, indicó que para combatir la corrupción hay que ir a las causas y no sólo castigar los efectos “es erradicar las fuentes de los negocios que se hacen con los recursos de la nación”.
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Considera vital, evitar que “los corruptos se adueñen de los dineros y medios de la nación. Se debe diseñar (con la ciudadanía), una política de Estado para liberar a México de sus secuestradores, la alta burocracia. Y que en Pemex, nadie vuelva a apropiarse de lo que es de todos”.