A unos 40 minutos del centro de Guadalajara se encuentra uno de los lugares más turísticos para quienes desde otras partes de México y del mundo visitan la Perla de Occidente.
Se trata del Rancho Los 3 Potrillos, donde vivió Vicente Fernández, uno de los cantantes de música mexicana más reconocidos dentro y fuera del país y cuyo legado continúa en la finca en la que pasó sus últimos años.
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El terreno de varias hectáreas, ubicado por la carretera a Chapala abre todos los días de 11 de la mañana a 2 de la tarde y recibe a cientos o en esta temporada vacacional tal vez miles de visitantes.
Para sorpresa de todos, el ingreso a Los 3 Potrillos es gratuito, es decir, cualquiera que llegue podrá disfrutar de un recorrido por su propia cuenta por el lugar que se conecta con la Arena VFG, donde el Charro de Huentitán hizo algunos de sus conciertos y a donde han llegado a presentarse agrupaciones internacionales.
¿Qué puedes ver en Los 3 Potrillos?
Al llegar es común encontrarse fans tomándose fotos en el portón principal, donde está el nombre del rancho y una vez cruzando la enorme puerta descubrir una escultura metálica de Chente en un caballo.
Recorriendo el pasillo en medio de carretas de madera, agaves y otra vegetación también se pueden ver algunos de los animales que tienen en el rancho, como vacas, becerros y algunos ponys que se acercan para que los visitantes puedan acariciarlos.
Sin embargo, el mayor atractivo es la escultura hiperrealista que hace apenas unos meses colocaron junto al mausoleo donde descansan los restos de Vicente Fernández, quien falleció el 12 de diciembre de 2021 en Guadalajara.
Ahí todo el tiempo está sonando música que popularizó el Charro de Huentitán y a lo lejos puede también verse la casa donde vivió con su familia, la alberca en forma de guitarra que disfrutaron juntos y algunos otros animales como pavorreales que sorprenden por su plumaje.
A decir de empleados de Los 3 Potrillos, a diario reciben a fans de distintas partes del mundo, principalmente mexicanos que vienen de Estados Unidos y algunas otras partes del norte del país a conocer y con la esperanza de ver en el rancho a la doña Cuquita, la viuda de Chente o a alguno de sus hijos, pero es solo en ocasiones especiales cuando ellos se dan cita en el rancho que permanece abierto porque a diario hay personas dispuestas a recorrerlo.