Desde que se fue del mundo de los vivos, para ir a ocupar su lugar en el Olimpo eterno de la literatura mexicana, a Carlos Monsiváis se le extraña en los pasillos y salones de la FIL, aportando siempre su buen humor y su mordaz crítica al machismo, sexismo y a los personajes políticos.
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Pero a pesar de ya no estar físicamente, sí lo está en cuanto a su extensa obra literaria. Y justo en esta FIL se revive a uno de sus personajes recordados con más cariño, la doctora ilustración, el cual es Monsiváis haciendo epístola, con unos diálogos llenos de comicidad en los que don Carlos utilizaba su extenso vocabulario, para con él mismo entablar conversaciones imaginarias en las que critica a la clase política de su época, pero que aún hoy sigue muy vigente, que pareciera incluso que fue escrito apenas ayer.
"Si todos somos corruptos, porque no le ponemos un nombre más bonito...", este es un ejemplo de esas charlas que se pueden leer en el compilado de El regreso de la Doctora Ilustración, segundo tomo que llega después del ya publicado anteriormente, El consultorio de la Doctora Ilustración.
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"Ya se van a cumplir 10 años de la muerte de Carlos, en el INAH creamos a la cátedra Monsiváis, que cada año mantiene viva la memoria de Monsiváis. Es importante reconocerla, no sólo tenía un humor extraordinario, no sólo ofrecía estos textos cada semana, lo hacía diario. Es divertido, pero este es un mundo de su obra. Lo más conocido son sus crónicas, de movimientos sociales y que son indispensables para saber qué es lo que pasaba en esas décadas. Tenía una cultura impresionante, hasta sospechoso que a veces inventaba, pero lo que es cierto es que su cultura se refleja en sus textos, con muchas capas, para lectores superficiales, otra que entienden los más cultos, no es una obra fácil, por eso temo que los jóvenes pueden complicarse esta lectura", Francisco Pérez Arce.
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"Carlos se autoexilió en Londres, regresa a México y revive el compendio de lo que después sería su columna periodística: la doctora ilustración. Se burlaba de su propia época y de la clase política. Lo que salía fácil es que era un narrador de corrección continua. Escribía a mano sus originales y luego corregía en la computadora es de una precisión muy importante y eso hace a estos textos imperecederos".