El Centro de Guadalajara permaneció “limpio” del comercio informal por más de dos años, luego de una intervención por parte el Ayuntamiento Tapatío. Sin embargo, poco a poco regresa esta práctica a diferentes zonas del primer cuadro de la ciudad.
Grupos de hombres y mujeres, distribuidos por diferentes calles aprovechan la ausencia de los inspectores por la mañana y toda la tarde para vender sobre todo artículos para celulares como cargadores, baterías, audífonos, entre otras cosas.
Uno de estos puntos es sobre avenida Hidalgo al cruce con Alcalde, ahí a media cuadra del palacio municipal, a un costado de la Catedral Metropolitana. En este sitio, casi a diario dos o tres jóvenes aprovechan la banqueta para abordar a quienes pasan por el lugar y ofrecerles sus productos, cargan mochilas donde traen consigo el producto, sin que la autoridad los aperciba por la violación al reglamento.
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La historia es un tanto similar a lo largo de la Calzada Independencia, desde Avenida Revolución y hasta República. En esta zona predomina la venta de fayuca, como ropa usada, celulares de dudosa procedencia, zapatos, computadoras, entre otras cosas.
“La verdad si da miedo pasar por aquí porque una, es complicado por todo lo que tiene las personas puesto en el suelo para vender y como peatón es más complicado pasar, además de que la zona es insegura, aunque hay aquí a unas cuadras policías cuidando unas calles, pero no les veo el sentido. A mi no me gusta el aspecto que dan a la ciudad todos esos puestos ahí”, expresó el joven Alonso Valtierra de 25 años.
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Para Alejandra Magaña, las autoridades “se han relajado con eso de las elecciones, como que andan distraídos en otras cosas que no precisamente es cuidar la ciudad y ahí está el resultados por ejemplo con la seguridad, que estamos para llorar”.
Los comerciantes informales, conocidos también como “golondrinos” aprovechan una esquina, calle o cualquier espacio que les sea útil para sacar sus productos por 15 o 20 minutos, vender sin algún permiso oficial de la autoridad y posteriormente cambiar de punto para evitar que sean aprehendidos por los inspectores municipales.