/ viernes 3 de mayo de 2019

A quiebras morales, quiebras financieras

Con más de 13 millones de afiliados, los pasivos se han vuelto impagables en cada una de las delegaciones estatales, se habla de un poco más de 100 mil millones, sumados a una terrible y peligrosa falta de equipos y medicamentos así como mantenimientos de instalaciones; para colmo el mismo funcionario Zenteno reconoce que 90 mil plazas no cuentan con fondos económicos para su pago

El Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, ISSSTE por sus siglas, fue inaugurado el 30 de diciembre de 1959, es decir, está por cumplir 60 años y la iniciativa de su fundación fue del Presidente Adolfo López Mateos.

A fuerza de ser puntuales, una institución que desde su fundación ha prestado servicios de salud atendiendo a millones de mexicanos, que cuenta con 97 mil empleados, que la población derecho habiente la considera como su única alternativa para consulta médica, en tan sólo sesenta años, seis décadas, se declare en quiebra según lo afirmo el director de Normatividad, Administración y Finanzas, Mario Zenteno Santaella, es todo en acto criminal.

Con más de 13 millones de afiliados, los pasivos se han vuelto impagables en cada una de las delegaciones estatales, se habla de un poco más de 100 mil millones, sumados a una terrible y peligrosa falta de equipos y medicamentos así como mantenimientos de instalaciones; para colmo el mismo funcionario Zenteno reconoce que 90 mil plazas no cuentan con fondos económicos para su pago.

Cuanta distancia guarda esta penosa realidad con la oferta que hace el Presidente Andrés Manuel López Obrador referente a que al término de su administración México contará con un sistema de salud como el que opera en el país de Canadá, vaya utopía, otro ruido mediático más.

Cuantos actos de corrupción se tuvieron que llevar a cabo para que esta noble institución esté al punto de la quiebra, actos que van desde un goteo diario de “pequeñas” corrupciones hasta los gruesos chorros de fantásticos negocios vestidos de la más cínica corrupción llevaron al punto de fragilidad en que actualmente se encuentra. No olvidemos que es una institución que se inauguró con base a estudios financieros que la hacían autosuficiente.

Tal parece que vivimos en un país donde conforme han transcurrido los sexenios la corrupción se ha venido encargando de la demolición, no sólo del ISSSTE, sino de otras tan importantes para la calidad de vida de los mexicanos: PEMEX, IMSS, ISSSTE, SEDESOL, SENER, SEP, y así ad infinitum.

La honestidad en los gobiernos es tan sólo una palabra mas que aparece en el diccionario, conforme se consolidaba una forma de Gobierno a partir de “una dictadura perfecta” Vargas Llosa dixit, con careta de democracia, el cáncer de la impunidad se convertía en carta de garantía para llevar a cabo saqueos verdaderamente escandalosos. Se ha dicho que se avanza, habrá que preguntárselo a los 60 millones deMexicanos que viven en la pobreza, o a los cinco millones de analfabetas que aún no han tomado un libro de texto en sus manos.

La esperanza en turno esta puesta en un nuevo Gobierno que desgraciadamente se viene dedicando más a la confrontación y a la división entre buenos y malos, que a un plan de Gobierno sensato, viable y con anhelos de verdadera superación en todos los ámbitos. Bueno será que cada uno de los hombres del presidente acepten lo dicho por J. G. Fichte: “El hombre es el más cruel enemigo del hombre”.

El Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, ISSSTE por sus siglas, fue inaugurado el 30 de diciembre de 1959, es decir, está por cumplir 60 años y la iniciativa de su fundación fue del Presidente Adolfo López Mateos.

A fuerza de ser puntuales, una institución que desde su fundación ha prestado servicios de salud atendiendo a millones de mexicanos, que cuenta con 97 mil empleados, que la población derecho habiente la considera como su única alternativa para consulta médica, en tan sólo sesenta años, seis décadas, se declare en quiebra según lo afirmo el director de Normatividad, Administración y Finanzas, Mario Zenteno Santaella, es todo en acto criminal.

Con más de 13 millones de afiliados, los pasivos se han vuelto impagables en cada una de las delegaciones estatales, se habla de un poco más de 100 mil millones, sumados a una terrible y peligrosa falta de equipos y medicamentos así como mantenimientos de instalaciones; para colmo el mismo funcionario Zenteno reconoce que 90 mil plazas no cuentan con fondos económicos para su pago.

Cuanta distancia guarda esta penosa realidad con la oferta que hace el Presidente Andrés Manuel López Obrador referente a que al término de su administración México contará con un sistema de salud como el que opera en el país de Canadá, vaya utopía, otro ruido mediático más.

Cuantos actos de corrupción se tuvieron que llevar a cabo para que esta noble institución esté al punto de la quiebra, actos que van desde un goteo diario de “pequeñas” corrupciones hasta los gruesos chorros de fantásticos negocios vestidos de la más cínica corrupción llevaron al punto de fragilidad en que actualmente se encuentra. No olvidemos que es una institución que se inauguró con base a estudios financieros que la hacían autosuficiente.

Tal parece que vivimos en un país donde conforme han transcurrido los sexenios la corrupción se ha venido encargando de la demolición, no sólo del ISSSTE, sino de otras tan importantes para la calidad de vida de los mexicanos: PEMEX, IMSS, ISSSTE, SEDESOL, SENER, SEP, y así ad infinitum.

La honestidad en los gobiernos es tan sólo una palabra mas que aparece en el diccionario, conforme se consolidaba una forma de Gobierno a partir de “una dictadura perfecta” Vargas Llosa dixit, con careta de democracia, el cáncer de la impunidad se convertía en carta de garantía para llevar a cabo saqueos verdaderamente escandalosos. Se ha dicho que se avanza, habrá que preguntárselo a los 60 millones deMexicanos que viven en la pobreza, o a los cinco millones de analfabetas que aún no han tomado un libro de texto en sus manos.

La esperanza en turno esta puesta en un nuevo Gobierno que desgraciadamente se viene dedicando más a la confrontación y a la división entre buenos y malos, que a un plan de Gobierno sensato, viable y con anhelos de verdadera superación en todos los ámbitos. Bueno será que cada uno de los hombres del presidente acepten lo dicho por J. G. Fichte: “El hombre es el más cruel enemigo del hombre”.

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