"Yermo", la narrativa de diez desiertos del mundo, que se contó de los retazos que iban a ser escenario de otra película, es el más reciente filme de Everardo González que este domingo se exhibirá en la sala Guillermo del Toro de la Cineteca de la Universidad de Guadalajara (UdeG).
El 12 de agosto arrancará vuelo en otras cinetecas, así como salas comerciales, sin embargo, por el momento el director de cine documental mexicano habla no solo de todo el proceso que le llevó concretar Yermo -alrededor de 5 años-, sino de la forma en que, muy diferente a sus otros trabajos, con esto el espectador logrará percibir la paz que la película transmite.
"De ser básicamente una película etnográfica, pura, se convirtió en una película anti antropológica, una película que lo que cuestiona incluso es la postura de la antropología en ciertos momentos. Una película que cuestiona sobre todo el cómo somos mirados por aquellos a quienes nosotros filmamos", charló para El Occidental.
Recuerda, con cierta alegría en la voz, que todo comenzó cuando el fotógrafo Alfredo de Stefano lo invitó a participar en uno de sus proyectos para realizar un "detrás de cámaras", y aunque para González no significó ningún problema, admite que ante el gran panorama por delante, consideró la posibilidad de hacer algo todavía más amplio.
Al ser algo nuevo, la aventura lo enfrentó no solo a grandes y profundos desiertos, sino a la barrera del lenguaje mismo, que al momento de la edición comenzaron a cobrar sentido cuando llegaron las traducciones, pues de ahí se marcó la pauta para dónde es que iría la película.
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"Lo complicado fue cuando tenía que articular ya un discurso con la narrativa para la pantalla en la edición. Y ahí sí la aprehensión sí crece un poco porque todo lo que no se descubrió durante el rodaje, lo va a cobrar la edición (...). Lo que sí me reveló la película en el oficio, es que a veces hay que confiar más en el material, que hay que entrar con menos aprehensión, hay que permitir que el material mismo te hable, que se vaya revelando. Por supuesto que no es magia, es oficio, es disciplina".
Reconoce que Yermo no se parece en nada a sus otros filmes como "La libertad del diablo" (2017) o "Los ladrones viejos" (2007), no obstante, pese a todo existe una delgada línea que los une por ser una película sobre el ser humano enfrentando la adversidad.
"La gran diferencia es que transmite paz; mis otras películas no lo transmiten. Esta es una película que pueden ver los niños, que puede ir la familia a sentarse a verla en una sala y que no va a salir con aprehensión ni zozobra, todo lo contrario, que va a salir más relajado y no cuestionando al mundo".
Asegura que es una película muy abierta para cualquiera que vaya a sentarse a la sala de cine a verla, por lo cual espera que la disfruten.
"No se van a decepcionar, en verdad, a lo mejor no va a ser una película que les cuente un cuento, pero va a ser una película que les haga respirar, que les haga volver a valorar la vida que existe fuera del confinamiento y eso ya es mucho".
