Esta cinta es un sugestivo análisis del lado oscuro de la naturaleza humana al que no le faltan pinceladas de humor macabro, con una apasionante historia donde casi nada es lo que parece ser.
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Es una película de suspenso estilo Alfred Hitchcock, que mezcla elementos de misterio, crimen y drama humano. Y en el centro encontramos a dos personajes maravillosamente complejos interpretados por dos de los mejores actores de todos los tiempos que mantienen magistralmente el suspenso hasta el mismísimo final.
Helen Mirren encarna a Betty, que acepta un primer encuentro entre su personaje y el elegante Roy que interpreta Ian McKellen, personajes que tienen sustancia y complejidad.
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De esta manera se conoce en pantalla al estafador profesional Roy Courtnay (Ian McKellen) quien ha puesto los ojos en Betty McLeish (Helen Mirren), una adinerada mujer que acaba de quedarse viuda y el objetivo es quedarse con todo.
Desde su primer encuentro, Roy comienza a manipular a Betty con todo tipo de tretas y Betty, que parece estar entusiasmada con él, se presta enseguida al juego.
Pero esta vez, lo que iba a ser una simple estafa se convierte en un arriesgado juego del gato y el ratón que saca a la luz los engaños más perversos y que llevará a ambos a transitar por un campo minado de peligros, intrigas y traiciones.