/ miércoles 25 de enero de 2017

Tarifas a autos de México convulsionarían la industria en Estados Unidos

DETROIT, EU. (AP).- La amenaza del presidente Donald Trump decobrar impuestos a los autos fabricados en México que se venden enEstados Unidos (EU) podría revolucionar la industria automotriz yplantea numerosos dilemas.

Según analistas, se aumentan los precios o se absorben loscostos; se dejan de vender autos fabricados en México y se pierdenmuchos clientes, o se trasladan las operaciones a EU y se ganamenos dinero.

“No creo que sea un golpe mortal para la industria automotriz,pero será algo muy duro. Tendrá un enorme impacto en lasganancias”, expresó Marina Whitman, profesora de negocios de laUniversidad de Michigan y ex vicepresidenta de General Motors(GM).

Después de cerrar 13 plantas de ensamblaje durante la recienterecesión para hacer frente a un exceso de la capacidad deproducción, las firmas de Detroit no se sienten demasiadoalentadas a abrir nuevas plantas, especialmente en vista de que laventa de vehículos está empezando a ceder, tras alcanzar nuevospicos.

Actualmente, las empresas GM, Ford Motors y Fiat ChryslerAutomobiles operan 27 plantas de ensamblaje en EU, y siete enMéxico.

Durante más de dos décadas México fue un oasis para laindustria automotriz, pues ofrece mano de obra barata y acceso adecenas de mercados a través de acuerdos de libre comercio.

Para Whitman, los fabricantes de Detroit no pueden construirautos pequeños que den ganancias en EU, donde un trabajadorsindicalizado percibe un sueldo de 58 dólares por hora, además deotros beneficios, en tanto que un trabajador mexicano gana pocomás de 8 dólares por el mismo trabajo.

Eso explica en parte por qué los fabricantes estadunidensesanunciaron inversiones del orden de los 24 mil millones de dólaresen México en los últimos seis años, según cifras del Center forAutomotive Research, un grupo de estudio de Michigan.

En total, en el 2015 México envió a EU 50 mil 500 millones dedólares en vehículos y 51 mil millones de dólares en repuestos,de acuerdo con datos del Gobierno.

El sector automotriz de México es más pequeño que el de EU,pero crece a un ritmo más acelerado, y se espera que la capacidadde producción de México suba un 49 por ciento, y hacia el año2023 llegue a 5.5 millones de vehículos, según LMC Automotive,una firma de pronósticos.

A su vez, la capacidad de EU subirá un 13 por ciento, y esepaís producirá 14.2 millones de autos en ese mismo período.

Sin embargo, Trump podría cambiar todo eso, pues en frecuentestuits alusivos a la industria automotriz ha propuesto un impuestodel 35 por ciento a los autos importados de México, lo queobligaría a los fabricantes a analizar otras opciones.

MANTENER EL MISMO CAMINO

Irse de México y llevar la producción a EU seríaextremadamente costoso y desbarataría una cantidad de proyectos enmarcha. Audi, por ejemplo, acaba de abrir una planta en Méxicotras cinco años de planificación.

“Es difícil cambiar de rumbo rápidamente”, dijo LaurieHarbour-Felax, consultora y presidenta de Harbour Results Inc.

En las últimas semanas, Vol-kswagen, GM, Toyota y BMW dijeronque no trasladarán sus plantas de producción.

El impuesto de Trump afectaría a unos más que a otros. VW, porejemplo, importa de México el 32 por ciento de los autos que vendeen EU, según LMC, mientras que Honda importa solo el 11 porciento, y esa cifra disminuirá, pues la empresa planea trasladarla producción del CR-V de México a EU este año.

APOSTAR A LA PRODUCCIóN

A principios de enero, Ford anunció sorpresivamente quesuspendería la construcción de una planta de mil 600 millones dedólares en México para construir el Focus.

Agregó que invertiría 700 millones de esos ahorros en unaplanta en Michigan para fabricar autos eléctricos yautónomos.

Dijo que esa medida fue motivada por una merma en las ventas deautos pequeños, no por Trump. Pero su director ejecutivo, MarkFields, admitió que la promesa de Trump de reducir los impuestos yeliminar regulaciones a la producción nacional hacía queresultase más atractivo operar en EU.

Fields aseguró asimismo que no le preocupa la posibilidad denuevas tarifas, mientras que otros parecen más nerviosos. El CEOde Fiat Chrysler, Sergio Marchionne, dijo en la reciente feriaautomotriz en Detroit que su empresa podría suspender todas susoperaciones en México, si las tarifas son demasiado altas.

“Esas plantas fueron pensadas cuando el NAFTA (el Tratado deLibre Comercio de América del Norte, TLCAN) funcionaba bien..(…) Es uno de los riesgos que se corren en este negocio”,enfatizó.

VENDER EN OTRA PARTE

Una posibilidad sería que las firmas automotrices dejen devender autos fabricados en México en el mercado estadunidense yque los vendan en otros sitios.

México tiene acuerdos de libre comercio con 45 naciones.

Nissan, el principal productor automotriz de México, fabricómás de 823 mil vehículos en el país en el 2015. El 46 por cientofue enviado a EU, y un 17 por ciento a otras naciones. Nissanpodría enfocarse más en otros países si suben demasiado lastarifas de EU.

“Todos los fabricantes se adaptarán a las nuevas reglas, sies que hay nuevas reglas”, aseguró el CEO de Nissan CarlosGhosn, en Detroit.

NO ES UN “DEBER PATRIÓTICO” COMPRAR UNFORD

Si Trump impone tarifas, los fabricantes podrían tratar dehacer que las pague el consumidor estadunidense mediante un aumentoen los precios de los vehículos.

Incluso podrían aumentar los precios de los autos fabricados enEU, como el Camry de Toyota. El CEO de la rama estadunidense deToyota, Jim Lentz, dijo que el 25 por ciento de las partes de eseauto son importadas, y que las tarifas sobre esas partes haríanque el precio del auto se incrementara unos mil dólares.

Los fabricantes podrían absorber el costo de las tarifas, peroeso afectaría sus ganancias.

Dustin Blanchard, joven de 31 años que trabaja en un startup desoftware de Austin, Texas, conduce un Sentra de Nissan del 2007fabricado en México, y que compró en 18 mil dólares. No reparómucho en el hecho de que viniese de afuera.

“Todos los autos tienen partes de todos lados”, comentó.“Los autos nacionales están hechos afuera, y los extranjeros sefabrican aquí. Está todo tan conectado que no sientes que es undeber patriótico comprar un Ford”.

Una tarifa del 35 por ciento, sin embargo, le hubiera agregadootros seis mil 500 dólares a su Sentra, situación que lo hubierapuesto fuera de su alcance.

DETROIT, EU. (AP).- La amenaza del presidente Donald Trump decobrar impuestos a los autos fabricados en México que se venden enEstados Unidos (EU) podría revolucionar la industria automotriz yplantea numerosos dilemas.

Según analistas, se aumentan los precios o se absorben loscostos; se dejan de vender autos fabricados en México y se pierdenmuchos clientes, o se trasladan las operaciones a EU y se ganamenos dinero.

“No creo que sea un golpe mortal para la industria automotriz,pero será algo muy duro. Tendrá un enorme impacto en lasganancias”, expresó Marina Whitman, profesora de negocios de laUniversidad de Michigan y ex vicepresidenta de General Motors(GM).

Después de cerrar 13 plantas de ensamblaje durante la recienterecesión para hacer frente a un exceso de la capacidad deproducción, las firmas de Detroit no se sienten demasiadoalentadas a abrir nuevas plantas, especialmente en vista de que laventa de vehículos está empezando a ceder, tras alcanzar nuevospicos.

Actualmente, las empresas GM, Ford Motors y Fiat ChryslerAutomobiles operan 27 plantas de ensamblaje en EU, y siete enMéxico.

Durante más de dos décadas México fue un oasis para laindustria automotriz, pues ofrece mano de obra barata y acceso adecenas de mercados a través de acuerdos de libre comercio.

Para Whitman, los fabricantes de Detroit no pueden construirautos pequeños que den ganancias en EU, donde un trabajadorsindicalizado percibe un sueldo de 58 dólares por hora, además deotros beneficios, en tanto que un trabajador mexicano gana pocomás de 8 dólares por el mismo trabajo.

Eso explica en parte por qué los fabricantes estadunidensesanunciaron inversiones del orden de los 24 mil millones de dólaresen México en los últimos seis años, según cifras del Center forAutomotive Research, un grupo de estudio de Michigan.

En total, en el 2015 México envió a EU 50 mil 500 millones dedólares en vehículos y 51 mil millones de dólares en repuestos,de acuerdo con datos del Gobierno.

El sector automotriz de México es más pequeño que el de EU,pero crece a un ritmo más acelerado, y se espera que la capacidadde producción de México suba un 49 por ciento, y hacia el año2023 llegue a 5.5 millones de vehículos, según LMC Automotive,una firma de pronósticos.

A su vez, la capacidad de EU subirá un 13 por ciento, y esepaís producirá 14.2 millones de autos en ese mismo período.

Sin embargo, Trump podría cambiar todo eso, pues en frecuentestuits alusivos a la industria automotriz ha propuesto un impuestodel 35 por ciento a los autos importados de México, lo queobligaría a los fabricantes a analizar otras opciones.

MANTENER EL MISMO CAMINO

Irse de México y llevar la producción a EU seríaextremadamente costoso y desbarataría una cantidad de proyectos enmarcha. Audi, por ejemplo, acaba de abrir una planta en Méxicotras cinco años de planificación.

“Es difícil cambiar de rumbo rápidamente”, dijo LaurieHarbour-Felax, consultora y presidenta de Harbour Results Inc.

En las últimas semanas, Vol-kswagen, GM, Toyota y BMW dijeronque no trasladarán sus plantas de producción.

El impuesto de Trump afectaría a unos más que a otros. VW, porejemplo, importa de México el 32 por ciento de los autos que vendeen EU, según LMC, mientras que Honda importa solo el 11 porciento, y esa cifra disminuirá, pues la empresa planea trasladarla producción del CR-V de México a EU este año.

APOSTAR A LA PRODUCCIóN

A principios de enero, Ford anunció sorpresivamente quesuspendería la construcción de una planta de mil 600 millones dedólares en México para construir el Focus.

Agregó que invertiría 700 millones de esos ahorros en unaplanta en Michigan para fabricar autos eléctricos yautónomos.

Dijo que esa medida fue motivada por una merma en las ventas deautos pequeños, no por Trump. Pero su director ejecutivo, MarkFields, admitió que la promesa de Trump de reducir los impuestos yeliminar regulaciones a la producción nacional hacía queresultase más atractivo operar en EU.

Fields aseguró asimismo que no le preocupa la posibilidad denuevas tarifas, mientras que otros parecen más nerviosos. El CEOde Fiat Chrysler, Sergio Marchionne, dijo en la reciente feriaautomotriz en Detroit que su empresa podría suspender todas susoperaciones en México, si las tarifas son demasiado altas.

“Esas plantas fueron pensadas cuando el NAFTA (el Tratado deLibre Comercio de América del Norte, TLCAN) funcionaba bien..(…) Es uno de los riesgos que se corren en este negocio”,enfatizó.

VENDER EN OTRA PARTE

Una posibilidad sería que las firmas automotrices dejen devender autos fabricados en México en el mercado estadunidense yque los vendan en otros sitios.

México tiene acuerdos de libre comercio con 45 naciones.

Nissan, el principal productor automotriz de México, fabricómás de 823 mil vehículos en el país en el 2015. El 46 por cientofue enviado a EU, y un 17 por ciento a otras naciones. Nissanpodría enfocarse más en otros países si suben demasiado lastarifas de EU.

“Todos los fabricantes se adaptarán a las nuevas reglas, sies que hay nuevas reglas”, aseguró el CEO de Nissan CarlosGhosn, en Detroit.

NO ES UN “DEBER PATRIÓTICO” COMPRAR UNFORD

Si Trump impone tarifas, los fabricantes podrían tratar dehacer que las pague el consumidor estadunidense mediante un aumentoen los precios de los vehículos.

Incluso podrían aumentar los precios de los autos fabricados enEU, como el Camry de Toyota. El CEO de la rama estadunidense deToyota, Jim Lentz, dijo que el 25 por ciento de las partes de eseauto son importadas, y que las tarifas sobre esas partes haríanque el precio del auto se incrementara unos mil dólares.

Los fabricantes podrían absorber el costo de las tarifas, peroeso afectaría sus ganancias.

Dustin Blanchard, joven de 31 años que trabaja en un startup desoftware de Austin, Texas, conduce un Sentra de Nissan del 2007fabricado en México, y que compró en 18 mil dólares. No reparómucho en el hecho de que viniese de afuera.

“Todos los autos tienen partes de todos lados”, comentó.“Los autos nacionales están hechos afuera, y los extranjeros sefabrican aquí. Está todo tan conectado que no sientes que es undeber patriótico comprar un Ford”.

Una tarifa del 35 por ciento, sin embargo, le hubiera agregadootros seis mil 500 dólares a su Sentra, situación que lo hubierapuesto fuera de su alcance.

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