El Lago de Chapala, conocido por su extensión que lo convierte en el más grande del país tiene una diosa llamada Michicihualli.
Son pocas las personas que saben sobre la diosa, pero quienes nacieron y crecieron en Chapala y se han interesado por su historia son capaces de platicarte un sinfín de leyendas, todas relacionadas con la deidad mítica como mediadora de un buen temporal.
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Su nombre viene de la unión de varias palabras náhuatl, a las que algunos le han agregado el “teo” que significa deidad, “michin” que significa pez y “cihualli” que es doncella, por lo que chapalenses también la conocen como Teo-Michicihualli.
Simboliza la esencia o espíritu de la laguna y se cree que sopla los vientos de los cuatro puntos cardinales y en sus orígenes estuvo ligada principalmente a la pesca y la agricultura, dos actividades que desde hace siglos han sostenido a la región.
A decir de lugareños, la Michicihualli tenía tanta influencia sobre el lago por conocer los rumbos de los vientos de los puntos cardinales y los temporales, que cuando se enfurecía empezaba a soplar, provocando una especie de huracán.
Esas llamadas también como culebras de agua se veían por el horizonte del lago absorbiendo agua y todo lo que estuviera a su alrededor en forma de remolinos causados por los fuertes vientos.
Otra de las leyendas dice que perteneció a la tribu “coca” y fue sacrificada ante la furia de Tláloc luego de que dio a luz siendo muy joven y fue conocida también como “La Vieja Machis” y como “Michin”.
Ambas leyendas están plasmadas junto al mural que hace algunos años se pinto en paredes y techo del Centro Cultural de Ajijic, perteneciente al municipio de Chapala, capaz de impresionar a cualquiera que lo visita, elaborado por el artista local José López Vega.
¿Qué más se sabe sobre la diosa del Lago?
A decir de Alejandro Fernández, un joven chapalense apasionado por la historia de su región, la comunidad wixárika aún adora a la diosa Michicihualli y en la Isla de los Alacranes tienen un centro ceremonial donde dejan ofrendas.
Para ellos es la deidad más poderosa y antiguamente existían rituales donde los hombres se perforaban la oreja y en una pequeña ollita colocaban sangre para pedirle a la diosa prosperidad, fertilidad, poder, amor, abundancia y lo lanzaban al lago, mientras que las mujeres hacían un ritual a través de lagrimales representando pureza, amor y bondad para también lanzar al lago.
“La diosa Michicihualli se dice que tenía un guardián que ayudaba a proteger el lago de Chapala, una criatura fantasiosa que la gente decía que era un pescado muy grande y es como lo que hoy conocemos como un tipo de manatí”, explicó el joven.
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