La cerveza es una bebida popular que suele ser disfrutada especialmente durante los días calurosos. Sin embargo, ¿conoces realmente el efecto que tiene en tu cuerpo a medida que la consumes? Desde la sensación de recompensa en el cerebro hasta los cambios en la temperatura corporal y la deshidratación, descubre cómo afecta la cerveza a tu organismo a medida que disfrutas de cada trago.
Durante la temporada de calor, tomar una cerveza puede brindar una sensación placentera en el cuerpo. Desde el sonido de la lata al abrirse hasta el refrescante sabor, es una bebida que muchos disfrutan. Sin embargo, es importante comprender cómo afecta a tu cuerpo a medida que la consumes.
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Cuando bebes cerveza, los primeros tragos desencadenan la liberación de dopamina en el cerebro, lo que genera una sensación de recompensa y puede aumentar el deseo de beber más. Además, el alcohol presente en la cerveza actúa como diurético, lo que significa que aumenta la producción de orina y puede provocar una mayor sensación de sed.
Contrariamente a la creencia popular, la cerveza no es una bebida que hidrate el cuerpo. El alcohol en la cerveza tiene un efecto diurético, lo que puede llevar a una deshidratación. Tampoco ayuda en la recuperación después de un ejercicio intenso.
El alcohol en la cerveza es un vasodilatador, lo que significa que ensancha los vasos sanguíneos y hace que el calor corporal suba a la superficie de la piel, causando enrojecimiento y una caída en la presión arterial. A pesar de la sensación refrescante inicial, la cerveza en realidad puede hacerte sentir más calor.
Además de los efectos físicos, la cerveza también puede afectar tus emociones y tu capacidad de control. A medida que aumenta el consumo, puedes experimentar una pérdida de control sobre tus emociones, pensamientos y juicio. Los mareos, la visión borrosa y la falta de equilibrio son síntomas que pueden aparecer con una ingesta excesiva de cerveza.
Si se consume en exceso, la cerveza puede tener efectos negativos en la salud. Puede provocar vómitos, pérdida de la conciencia e incluso una congestión alcohólica. Además, el consumo excesivo y frecuente de cerveza se ha relacionado con un mayor riesgo de muerte prematura, dependencia del alcohol, depresión, enfermedades hepáticas, aumento de peso y cánceres.
Aunque existen algunos posibles beneficios para la salud asociados con un consumo moderado de cerveza, como el control del azúcar en sangre y la ayuda a la densidad ósea, estos beneficios se desvanecen rápidamente con el consumo excesivo y frecuente. Es importante recordar que la moderación es clave cuando se trata de consumir cerveza y cualquier bebida alcohólica.
En resumen, la cerveza puede tener tanto efectos positivos como negativos en el cuerpo humano. Si bien un consumo moderado puede estar relacionado con algunos beneficios para la salud, el exceso de alcohol puede tener consecuencias perjudiciales. Es importante disfrutar de la cerveza de manera responsable y conocer los límites personales para mantener una buena salud.
Nota original publicada en El Sol de la Laguna