Si bien la historia de Tomás Balcázar en el futbol habla por sí misma, al grado de ser elevado a una leyenda para el fútbol nacional y uno de los grandes referentes en la historia de las Chivas, también fue un gran impulsor y motivador de la carrera de su nieto Javier “Chicharito” Hernández, con quien compartió momentos inolvidables y siempre el hoy delantero del Galaxy de Los Ángeles, dejó en claro que su abuelo era su ídolo y una de sus grandes inspiraciones para seguir dejando todo en el terreno de juego.
Su relación siempre trascendió como una muy estrecha, de cariño y mucho respeto, se admiraban mutuamente, tanto dentro como fuera de la cancha, y fue gracias a esa relación tan cercana que entregaron momentos emotivos.
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Uno de los más recientes, pues apenas fue el año pasado, fue durante la ceremonia de investidura del Salón de la Fama, en donde Don Tomás sumó su nombre a las leyendas inmortales del futbol mexicano. Y en aquella ocasión, su nieto le mandó un mensaje videograbado, con el cual lo conmovió en el momento en que levantó el reconocimiento que le entregaron en Pachuca.
“Don Tomy la leyenda, muchas felicidades, se lo merece, estará ahí de por vida, la verdad que feliz estoy. Ya nos veremos pronto, le quiero mandar todos mis buenos deseos, todo mi amor como siempre, lo amo con todo mi corazón abuelo, también a usted abuela, a toda la familia, muchos saludos, disfruten y nos vemos pronto”, le dijo “Chicharito”.
Una de las más famosas y que le dio la vuelta al mundo fue aquel vídeo del Mundial de Sudáfrica 2010, Don Tomás estaba en la tribuna aquel día en el que México venció 2-1 a Francia en el terreno de juego. Mejor aún, fue Javier Hernández Balcázar el encargado de abrir el marcador, con un gol que gritó a los cuatro vientos y que emocionó a todo el país. Con esto, abuelo y nieto lograron la misa hazaña, marcarle a Francia en una Copa del Mundo, pues Don Tomás les anotó en el Mundial de Suiza en 1954.
El vídeo muestra lo que sucedió al final del partido, cuando suena el silbatazo final, todo mundo celebra eufórico, pero Don Tomás permanece sentado, emocionado hasta las lágrimas después de lo que hizo su nieto en el campo, un momento que queda para la posteridad y que sigue siendo muy emotivo hasta el día de hoy.
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