En su primer juego como locales, Atlas logró una evidente mejoría respecto a su debut en el Apertura 2024 pero errores propios terminaron por arrebatarle la posibilidad de sumar sus primeros tres puntos del semestre, ante unos Tigres que se muestran todavía en el proceso de un proyecto nuevo.
En los primeros minutos, Atlas mostró un ‘spoiler’ de sus armas para hacer daño. Al minuto 8, Fulgencio detectó de gran forma el movimiento de Murillo y le cedió el balón al espacio, aprovechando su velocidad. El sudamericano se enfiló al marco de Felipe Rodríguez y sacó un disparo que paso desviado.
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Minutos después, una postal de la jugada anterior. Sin embargo, en esta ocasión Murillo intentó lanzar una diagonal, que fue cortada quirúrgicamente por Carioca y evitar el peligro en el área felina.
Atlas se sintió superior en el campo y comenzó a tomar confianza. Al 24’, Eduardo Aguirre no contactó bien el balón y su remate pasó cerca de la portería rival. Los rojinegros insistían en el ataque para romper el cero. De nueva cuenta Murillo por banda derecha elevó el esférico al área, pero Pizarro estuvo atento y mandó a tiro de esquina.
Tigres despertó y mostró su poderío en ofensiva tan solo en un minuto. Al 38’, Ibáñez recibió en linderos del área por costado derecho, recortó hacia el centro y de pierna izquierda le pegó con efecto al balón, que terminó atajando de buena forma José Hernández. El rebote siguió en los dominios universitarios y de nueva cuenta, en la misma zona del campo, Córdova la prendió de zurda al primer poste del guardameta rojinegra, que lo tomó de sorpresa pero pudo recostar a su izquierda para evitar la anotación visitante.
Atlas rompió el cero al 42, en un tiro de esquina. Fulgencio cobró en corto para Murillo, quien le regresó el balón y de donde estaba, clareó a Felipe Rodríguez con una parábola que terminó por perforar la cabaña auriazul.
Al medio tiempo, el control era rojinegro. Sin embargo, al 52’, Hernández se convirtió en el villano del partido. En un error de comunicación, falla en la salida y el balón quedó bajo los pies de Nicolás Ibáñez, quien no perdonó al ver el marco abierto y marcó el empate.
A partir de ahí, las acciones de peligro pararon en ambas áreas. La disputa del balón se dio en el ecuador del terreno, con ambos equipos siendo incapaces de poner en complicaciones a los guardametas rivales. El partido terminó sin ningún contratiempo y ambos firmaron la repartición de unidades.