La escritora tapatía Ave Barrera presentó Restauración en Guadalajara. Por esta novela, el jurado presidido por Alberto Chimal e integrado por Ana García Bergua, Cristina Rivera Garza, Beatriz Rivas, Eduardo Antonio Parra, Gastón Mello, Mónica Lavin, Ernesto Carrión y Silvia Molina, le otorgó el Premio Literario Lipp La Brasserie 2018.
Restauración es un texto que lleva la idea de la romantización del amor como sacrificio a nuevos límites. A través de la relación de una restauradora que debe remodelar una casona para un personaje masculino con el que de forma medio-vedada, medio-evidente, mantiene una relación en la que la dependencia emocional y el autoengaño permiten una aceptación casi abnegada a malos tratos y a la violencia.
A la vez que valiéndose de los intertextos busca reescribir al personaje femenino en la literatura de la segunda mitad del siglo XX. Un con texto con una atención delicada en el uso del lenguaje y un estira y afloja entre el movimiento de los pasajes y el cuidado de cada detalle con descripciones meticulosas del espacio y los momentos.
Platicamos con la autora tras la presentación de su novela en su ciudad natal. Acerca del Premio que le otorgaron por Restauración nos comentó:
Lo más bonito del premio es saber que ellos (los jurados) me leyeron; alienta mucho siempre un premio literario, es un reconocimiento de que estás haciendo las cosas bien, más allá del premio económico que desde luego es un respiro para poder seguir escribiendo, pero saber que escritores de la talla de Alberto Chimal, Mónica Lavín o Cristina Rivera Garza, primero lo agradezco mucho y me satisface, pero sobre todo me parece muy interesante que justo esos escritores estén apostando por este tipo de literatura y por la propuesta que estoy haciendo.
- ¿Hacia dónde va la literatura de Ave Barrera?
Esta es apenas mi segunda novela y todavía estoy haciendo un camino de exploración. La literatura se trata más de plantear preguntas que de encontrar respuestas y esas preguntas que muchas veces me formulo tienen que ver con el valor de la narración. Si yo quisiera proponer una visión de lo que pretendo hacer a través de mi escritura, tendría que ver con sí pensar en maneras de contar historias que signifiquen toda la densidad, toda la complejidad que sea posible condensar en el acto narrativo. Que en el hecho de contar historias haya movimiento, que haya tensión, no tanto en una cuestión estilística y aburrida, pero sí con mucho cuidado del lenguaje, con mucho cuidado en la precisión de las palabras y los detalles, pero que haya movimiento; que se sienta ese equilibrio entre ambos.
#Entrevista:
- La narrativa que planteas se vuelve muy pertinente con respecto a la importancia de reescribir a los personajes femeninos y acotar la discusión acerca de la violencia contra las mujeres que está sucediendo justo ahora, ¿qué opinas al respecto?
Sí, a mi meparece muy interesante lo que estamos viviendo. Tenemos que aprovechar que está sucediendo todo esto para cambiar las cosas. Realmente propiciar un cambio de fondo. No podemos seguir permitiendo que se romantice la violencia. Que se siga pensando que como parte de la seducción y del quehacer profesional haya que pagar una cuota para formar parte de un gremio artístico. Que para pertenecer al grupo tengas que permitirte el riesgo de que te vulneren o que te violenten (en cualquiera de los sentidos), que bien puede asumirse de manera voluntaria o involuntaria, pero en un desequilibrio de poder muy grande y que tiene que ver con el hecho de que no se nos permite el acceso como autoras a este gremio sin pagar ese supuesto tributo.
Eso tiene que terminar, no podemos seguir permitiendo esas prácticas.
- ¿Te parece sintomático de este momento social el hecho que en tu novela se aborde la historia de una relación tormentosa se plantee bajo esos términos?
Pues es una coincidencia afortunada, pero yo creo que es algo que se viene gestando desde hace muchísimo. Muchas compañeras escritoras con las que he platicado acerca de la violencia de los autores de la segunda mitad del siglo pasado hacia el personaje femenino, ya no digamos hacia sus mujeres, que esa es una cuestión de ética que va aparte, pero sí una cuestión hacia el personaje femenino, cómo se va convirtiendo en un objeto, en un mero adorno o en un motivo literario para que el escritor hombre que sí tiene “suficientes argumentos” para construir sus historias, desde su privilegio la utilice únicamente como un pretexto para demostrar sus emociones y toda su supuesta complejidad intelectual. Todo eso ya está muy visto y el hecho de que mi novela sea como es, es consecuencia de un diálogo que yo he tenido con muchas autoras a lo largo de varios años.
- En la coyuntura de todo lo que ha venido sucediendo estas semanas en las distintas esferas de la vida cultural en México, ¿cuáles crees que son las cuestiones de fondo que debemos resolver?
De entrada tenemos que solucionar la manera de relacionarnos en el ámbito profesional y en el personal porque no hay manera de desvincularlos, estamos completamente entregados a nuestra escritura, a nuestro trabajo y es lógico que se va a relacionar con nuestras interacciones personales. Debemos pensar de qué manera vamos a sanear nuestras relaciones con los otros. No se trata de separarnos, ni de enemistarnos con el género masculino, se trata de conciliar y de plantear nuevas maneras y nuevas narrativas de interacción que nos permitan a partir del respeto a las personas, del respeto a la obra y el respeto a lo cuerpos pensar en lo mejor de cada uno y aprovecharlo. Llevarlo a un lugar mucho más luminoso.
