/ jueves 23 de agosto de 2018

Y… ¿qué pasa? Peatones, ¿invisibles para autoridades?

Miguel Jiménez Ibáñez


Para las presuntas autoridades poco o nada importa su verdadero patrón: el pueblo. A la generalidad de los empresarios, tampoco. Sin duda son necesarios los trabajos que requiere y exige el crecimiento demográfico y urbanístico. Cada día son menos satisfactorios los servicios públicos citadinos. Aun cuando las obras públicas afecten a los suyos, ni a los “servidores públicos” ni a los empresarios les importa las afectaciones a los peatones, a locales comerciales, a la vialidad, a la ecología. Y como todo es ganancia para los que manejan la administración, lo demás les importa un bledo.

Por ello la ciudadanía se manifiesta, cierra calles y está contra los gobernantes. Estos hacen lo que les gusta y conviene, a pesar de ser adefesios y perjuicios que, aunque se trata de obras que mejorarán el entorno, antes y después eliminaron empleos, practicidad, productividad y a fin de cuentas… esquilmaron a la gente.

El gran botón de muestra es la construcción de la Línea 3 del Tren Ligero. Cifras precisas de afectaciones, son confusas. Lo real es que de punta a punta, cientos de comercios, miles de árboles y cientos de metros cuadrados de áreas verdes, cambios de ruta de los autobuses de servicio colectivo, alejamiento y peligro en el deambular de la gente, son afectaciones que serán heredadas por la presente administración. Hace una semana 18 rutas cambiaron de derrotero.

En cruceros viales importantes desde Guadalajara hasta Tonalá, no hay ni señalamientos, ni personal que coadyuve a la gente, tanto de a pie como en cualquier vehículo. Tampoco hay atención plena de la ciudadanía a la información de bloqueos o cambios de ruta del transporte urbano. No hay pasos peatonales seguros. No hay verdadera coordinación intersecretarial ni en el Gobierno del estado ni en los municipios afectados. Hay que recordar la inundación en las colonias aledañas a Alcalde Barranquitas.

Falta mucho para resarcir el daño ocasionado. Si ben la Línea 3 del Tren Ligero es una obra de servicio colectivo muy necesaria e importante, no hay plena responsabilidad para paliar la afectación a la gente. Igual sucede ahora con la pavimentación del Anillo Periférico. Y así ha sucedido siempre. Maltratado el contribuyente, mientras muchas autoridades logran sus caprichos y aprovechan las coyunturas. Parece que no hay supervisión ni observación de las afectaciones y, en caso contrario, “les vale”.

Los constructores y las presuntas autoridades, saben que el número de vehículos aumenta a diario y en lugar de ampliar vialidades, las que tienen hasta cuatro carriles, quedan en uno. Esto es más congestionamiento vehicular y mayor contaminación. Y… ¿qué pasa?


Miguel Jiménez Ibáñez


Para las presuntas autoridades poco o nada importa su verdadero patrón: el pueblo. A la generalidad de los empresarios, tampoco. Sin duda son necesarios los trabajos que requiere y exige el crecimiento demográfico y urbanístico. Cada día son menos satisfactorios los servicios públicos citadinos. Aun cuando las obras públicas afecten a los suyos, ni a los “servidores públicos” ni a los empresarios les importa las afectaciones a los peatones, a locales comerciales, a la vialidad, a la ecología. Y como todo es ganancia para los que manejan la administración, lo demás les importa un bledo.

Por ello la ciudadanía se manifiesta, cierra calles y está contra los gobernantes. Estos hacen lo que les gusta y conviene, a pesar de ser adefesios y perjuicios que, aunque se trata de obras que mejorarán el entorno, antes y después eliminaron empleos, practicidad, productividad y a fin de cuentas… esquilmaron a la gente.

El gran botón de muestra es la construcción de la Línea 3 del Tren Ligero. Cifras precisas de afectaciones, son confusas. Lo real es que de punta a punta, cientos de comercios, miles de árboles y cientos de metros cuadrados de áreas verdes, cambios de ruta de los autobuses de servicio colectivo, alejamiento y peligro en el deambular de la gente, son afectaciones que serán heredadas por la presente administración. Hace una semana 18 rutas cambiaron de derrotero.

En cruceros viales importantes desde Guadalajara hasta Tonalá, no hay ni señalamientos, ni personal que coadyuve a la gente, tanto de a pie como en cualquier vehículo. Tampoco hay atención plena de la ciudadanía a la información de bloqueos o cambios de ruta del transporte urbano. No hay pasos peatonales seguros. No hay verdadera coordinación intersecretarial ni en el Gobierno del estado ni en los municipios afectados. Hay que recordar la inundación en las colonias aledañas a Alcalde Barranquitas.

Falta mucho para resarcir el daño ocasionado. Si ben la Línea 3 del Tren Ligero es una obra de servicio colectivo muy necesaria e importante, no hay plena responsabilidad para paliar la afectación a la gente. Igual sucede ahora con la pavimentación del Anillo Periférico. Y así ha sucedido siempre. Maltratado el contribuyente, mientras muchas autoridades logran sus caprichos y aprovechan las coyunturas. Parece que no hay supervisión ni observación de las afectaciones y, en caso contrario, “les vale”.

Los constructores y las presuntas autoridades, saben que el número de vehículos aumenta a diario y en lugar de ampliar vialidades, las que tienen hasta cuatro carriles, quedan en uno. Esto es más congestionamiento vehicular y mayor contaminación. Y… ¿qué pasa?