/ miércoles 10 de marzo de 2021

Y la unidad… ¿qué? A zanjar diferencias

Ahora se nos acabó el buen humor. Y aunque no vamos a ponernos de malas en esta charla con los lectores, sí tendremos que proponer en tono comedido lo que urge hacer para no continuar en el tobogán del descontrol político y social.

Y es que en las últimas semanas, los casos de enfrentamiento entre autoridades y ciudadanos han llegado a niveles que hacía mucho no se presentaban y que no son deseables para ninguna población del mundo.

¿Qué es lo que pasa?... Pues que tanto unos como otro se conducen en diferente frecuencia dentro de lo que podría ser el cuadrante socio-político, y no atinan a ponerse de acuerdo en los asuntos de primera importancia que les ocupan. Que nos ocupan.

Que el regreso parcial a clases presenciales, que los apoyos a los grupos necesitados, que la igualdad de género, que el aumento en el cobro del agua potable, que el recorte en el suministro del vital líquido, que las obras públicas no deseadas y rechazadas por la población, que el gasto elevado en unos programas y la falta de impulso a otros…y así por el estilo.

Sin contar que primero la llegada de la pandemia del coronavirus y enseguida la proximidad de las elecciones, han hecho que esta plaza se asemeje a una arena en que las diferencias se dirimen de la manera menos amistosa posible. Y eso no nos conduce a ningún lado, como se dice. O más bien dicho: a ningún lugar sano.

Las jugadas fuera de reglamento hacen su aparición. Las acusaciones su suceden unas a otras. Las zancadillas están en el orden del día….Y no falta uno que otro insultillo… ¡Tarjeta amarilla!.. podríamos decir a los contendientes, a manera de advertencia. (Aunque hay ya algunos extremistas que ya están sugiriendo hasta la tarjeta roja).

Ahora sí que -como hacen los papás disgustados por el comportamiento de los hijos-, se les podría regañar y reconvenir, para recordarles que esa no es la manera de conducirse. ¿Ir de la mano es la receta sempiterna para vivir en paz y en progreso?... Pues sí… ¡Pero parece que no quieren!

¿Qué es lo que pasa? ¿Nos ha abandonado la cordura?... ¿El destino nos está jugando una mala pasada y nos lleva por caminos tortuosos que pueden terminar en un final aún menos halagüeño?... ¡Ni Dios lo quiera!

Pero el asunto así como se observa, así a simple vista, no es realmente lo que quisieran los ciudadanos… y menos los electores. Y creo que tampoco ni las mismas autoridades.

Los que se pelean tradicionalmente son los enemigos. Ahí tal vez si ha habido una razón histórica para los tiempos de enfrentamiento. Pero… ¿por qué ahora que estamos en épocas de paz? ¿Por qué no podemos conducirnos como amigos?

Alguien anda mal…o varios… o muchos.

Y si no es tan fácil que de un momento a otro se corrijan estas desavenencias, por lo menos debe irse pensando en lo que se tiene que hacer para enderezar el rumbo y volver a comportarnos como una sociedad civilizada…¿O ya no lo somos…?

Cuando menos, tenemos que pensar en lo que está pasando, para seguir considerándonos como animales…racionales.

Se los podemos dejar de tarea.


* Periodista

Ahora se nos acabó el buen humor. Y aunque no vamos a ponernos de malas en esta charla con los lectores, sí tendremos que proponer en tono comedido lo que urge hacer para no continuar en el tobogán del descontrol político y social.

Y es que en las últimas semanas, los casos de enfrentamiento entre autoridades y ciudadanos han llegado a niveles que hacía mucho no se presentaban y que no son deseables para ninguna población del mundo.

¿Qué es lo que pasa?... Pues que tanto unos como otro se conducen en diferente frecuencia dentro de lo que podría ser el cuadrante socio-político, y no atinan a ponerse de acuerdo en los asuntos de primera importancia que les ocupan. Que nos ocupan.

Que el regreso parcial a clases presenciales, que los apoyos a los grupos necesitados, que la igualdad de género, que el aumento en el cobro del agua potable, que el recorte en el suministro del vital líquido, que las obras públicas no deseadas y rechazadas por la población, que el gasto elevado en unos programas y la falta de impulso a otros…y así por el estilo.

Sin contar que primero la llegada de la pandemia del coronavirus y enseguida la proximidad de las elecciones, han hecho que esta plaza se asemeje a una arena en que las diferencias se dirimen de la manera menos amistosa posible. Y eso no nos conduce a ningún lado, como se dice. O más bien dicho: a ningún lugar sano.

Las jugadas fuera de reglamento hacen su aparición. Las acusaciones su suceden unas a otras. Las zancadillas están en el orden del día….Y no falta uno que otro insultillo… ¡Tarjeta amarilla!.. podríamos decir a los contendientes, a manera de advertencia. (Aunque hay ya algunos extremistas que ya están sugiriendo hasta la tarjeta roja).

Ahora sí que -como hacen los papás disgustados por el comportamiento de los hijos-, se les podría regañar y reconvenir, para recordarles que esa no es la manera de conducirse. ¿Ir de la mano es la receta sempiterna para vivir en paz y en progreso?... Pues sí… ¡Pero parece que no quieren!

¿Qué es lo que pasa? ¿Nos ha abandonado la cordura?... ¿El destino nos está jugando una mala pasada y nos lleva por caminos tortuosos que pueden terminar en un final aún menos halagüeño?... ¡Ni Dios lo quiera!

Pero el asunto así como se observa, así a simple vista, no es realmente lo que quisieran los ciudadanos… y menos los electores. Y creo que tampoco ni las mismas autoridades.

Los que se pelean tradicionalmente son los enemigos. Ahí tal vez si ha habido una razón histórica para los tiempos de enfrentamiento. Pero… ¿por qué ahora que estamos en épocas de paz? ¿Por qué no podemos conducirnos como amigos?

Alguien anda mal…o varios… o muchos.

Y si no es tan fácil que de un momento a otro se corrijan estas desavenencias, por lo menos debe irse pensando en lo que se tiene que hacer para enderezar el rumbo y volver a comportarnos como una sociedad civilizada…¿O ya no lo somos…?

Cuando menos, tenemos que pensar en lo que está pasando, para seguir considerándonos como animales…racionales.

Se los podemos dejar de tarea.


* Periodista