/ miércoles 11 de septiembre de 2019

¿Y la sociedad cuándo?

Hoy por hoy, sin que el ayer haya sido lo mejor, pero si menos peor, la sociedad en todos los sectores, desde los más modestos hasta los más encumbrados, en lo académico, en lo político, en lo económico, en lo laboral, en el servicio público, etcétera, etcétera.

Somos corresponsables de la lamentable situación que atraviesa el país, al haber permitido pueblo y gobierno, que la corrupción, la delincuencia, la ineficiencia, la incongruencia, la traición, la cobardía, la ambición, la indiferencia, que todos estos factores se sobrepusieron al valor civil, a la dignidad, a la honestidad, a la congruencia, a la lealtad, al esfuerzo, a la responsabilidad compartida, propiciándonos un estado caótico donde impera la anarquía, donde el criminal se impone y la sociedad tolera, al no obligar al gobernante a cumplir con su deber, imponiendo el orden, con los instrumentos que el estado de derecho, al prevalecer, otra fuera la situación.

Por eso es la pregunta, ¿hasta cuándo la sociedad hará lo propio? entendiéndose que todos los sectores que conformamos la comunidad jalisciense, si nos constreñimos a nuestro estado, ya que desafortunadamente el desastre es nacional, aunado a las desgracias humanas, patrimoniales, ambientales y demás, que se padecen en la entidad, los que ya estamos entrados en años no podemos continuar con una actitud de ese tamaño de irresponsabilidad, al no tener conciencia de lo que estamos legando a las nuevas generaciones, nuestros hijos y nietos y quien ya tiene bisnietos también. La situación apremia nuestra determinación y actuación requiere de acciones inmediatas, más allá de un simple valor civil, sino en una legítima defensa de nuestra familia de nuestro honor, de nuestra vida, de nuestro patrimonio.

Padres de familia académicos, profesionistas en general, toda la iniciativa privada, la clase trabajadora, jóvenes universitarios, deportistas y demás, debemos actuar desde nuestro espacio y dando lo que exigimos a los demás, porque la reciprocidad obliga para poder pedir y sobre todo, salir de este tremendo bache en que innegablemente vivimos, aunque alguien diga que somos felices, me canso ganso.

* Profesor Investigador de la División de Estudios Jurídicos de la UdeG.

locb15@hotmail.com

Hoy por hoy, sin que el ayer haya sido lo mejor, pero si menos peor, la sociedad en todos los sectores, desde los más modestos hasta los más encumbrados, en lo académico, en lo político, en lo económico, en lo laboral, en el servicio público, etcétera, etcétera.

Somos corresponsables de la lamentable situación que atraviesa el país, al haber permitido pueblo y gobierno, que la corrupción, la delincuencia, la ineficiencia, la incongruencia, la traición, la cobardía, la ambición, la indiferencia, que todos estos factores se sobrepusieron al valor civil, a la dignidad, a la honestidad, a la congruencia, a la lealtad, al esfuerzo, a la responsabilidad compartida, propiciándonos un estado caótico donde impera la anarquía, donde el criminal se impone y la sociedad tolera, al no obligar al gobernante a cumplir con su deber, imponiendo el orden, con los instrumentos que el estado de derecho, al prevalecer, otra fuera la situación.

Por eso es la pregunta, ¿hasta cuándo la sociedad hará lo propio? entendiéndose que todos los sectores que conformamos la comunidad jalisciense, si nos constreñimos a nuestro estado, ya que desafortunadamente el desastre es nacional, aunado a las desgracias humanas, patrimoniales, ambientales y demás, que se padecen en la entidad, los que ya estamos entrados en años no podemos continuar con una actitud de ese tamaño de irresponsabilidad, al no tener conciencia de lo que estamos legando a las nuevas generaciones, nuestros hijos y nietos y quien ya tiene bisnietos también. La situación apremia nuestra determinación y actuación requiere de acciones inmediatas, más allá de un simple valor civil, sino en una legítima defensa de nuestra familia de nuestro honor, de nuestra vida, de nuestro patrimonio.

Padres de familia académicos, profesionistas en general, toda la iniciativa privada, la clase trabajadora, jóvenes universitarios, deportistas y demás, debemos actuar desde nuestro espacio y dando lo que exigimos a los demás, porque la reciprocidad obliga para poder pedir y sobre todo, salir de este tremendo bache en que innegablemente vivimos, aunque alguien diga que somos felices, me canso ganso.

* Profesor Investigador de la División de Estudios Jurídicos de la UdeG.

locb15@hotmail.com