/ miércoles 27 de abril de 2022

Violencia imparable

Algunos datos para dimensionar la violencia machista en la entidad: al 28 de febrero, según datos oficiales de Jalisco, existían mil 318 mujeres pendientes de localizar en la entidad. En lo que va del año, de acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en Jalisco se han registrado casi un millar de lesiones dolosas a mujeres, más de 3 mil delitos de violencia de género en todas sus modalidades y superamos las 4 mil llamadas de emergencia relacionadas con violencia contra la mujer.

El Registro Nacional de Personas Desaparecidas o No Localizadas contabiliza hasta el 25 de enero más de 90 mujeres desaparecidas, lo que promediando, equivale a una mujer no localizada en Jalisco cada 29 horas. Al igual que Nuevo León, aquí abril ha sido brutal y a más de una decena de mujeres se les ha perdido el rastro.

Tan solo en el último fin de semana, dos mujeres fueron encontradas sin vida en nuestro estado. Hasta ahora, oficialmente existen diez feminicidios reportados oficialmente según datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública; sin embargo, para el primer mes del año la prensa ya había registrado al menos 17 asesinatos de mujeres. Sobre esto, distintas organizaciones han sostenido que existe una cifra negra y que los números que reportan las autoridades están minimizados, que son imprecisos, porque no todos estos homicidios se clasifican bajo la figura de femicidio y también por la falta de perspectiva de género con la cual se realizan las investigaciones.

Hace 3 años, el 25 de abril de 2019 frente a Casa Jalisco, ocurrió el feminicidio de Vanesa Gaytán Ochoa a manos de quien fuera su pareja. Vanesa había denunciado 16 veces a su agresor y recurrió al Estado una y otra vez buscando protección que nunca llegó.

Hoy, como desde hace mucho tiempo atrás, este tipo de casos vienen a resaltar la ineficiencia de las autoridades sobre el tema, al igual que su falta de sensibilidad. Este es un problema estructural, que no se resuelve en papel y exceso de burocratización, tampoco derrochando en publicidad gubernamental que busque generar una mayor aprobación; lo que se necesita es atención integral y un compromiso constante.

La deuda histórica con las mujeres no se reduce a más participación o mayor acceso a puestos estratégicos, sino que en tiempos tan despiadados como los actuales, se vuelve tan brutal que tiene que ver con la vida o la muerte, se traduce en un “paren de matarnos”.

Algunos datos para dimensionar la violencia machista en la entidad: al 28 de febrero, según datos oficiales de Jalisco, existían mil 318 mujeres pendientes de localizar en la entidad. En lo que va del año, de acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en Jalisco se han registrado casi un millar de lesiones dolosas a mujeres, más de 3 mil delitos de violencia de género en todas sus modalidades y superamos las 4 mil llamadas de emergencia relacionadas con violencia contra la mujer.

El Registro Nacional de Personas Desaparecidas o No Localizadas contabiliza hasta el 25 de enero más de 90 mujeres desaparecidas, lo que promediando, equivale a una mujer no localizada en Jalisco cada 29 horas. Al igual que Nuevo León, aquí abril ha sido brutal y a más de una decena de mujeres se les ha perdido el rastro.

Tan solo en el último fin de semana, dos mujeres fueron encontradas sin vida en nuestro estado. Hasta ahora, oficialmente existen diez feminicidios reportados oficialmente según datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública; sin embargo, para el primer mes del año la prensa ya había registrado al menos 17 asesinatos de mujeres. Sobre esto, distintas organizaciones han sostenido que existe una cifra negra y que los números que reportan las autoridades están minimizados, que son imprecisos, porque no todos estos homicidios se clasifican bajo la figura de femicidio y también por la falta de perspectiva de género con la cual se realizan las investigaciones.

Hace 3 años, el 25 de abril de 2019 frente a Casa Jalisco, ocurrió el feminicidio de Vanesa Gaytán Ochoa a manos de quien fuera su pareja. Vanesa había denunciado 16 veces a su agresor y recurrió al Estado una y otra vez buscando protección que nunca llegó.

Hoy, como desde hace mucho tiempo atrás, este tipo de casos vienen a resaltar la ineficiencia de las autoridades sobre el tema, al igual que su falta de sensibilidad. Este es un problema estructural, que no se resuelve en papel y exceso de burocratización, tampoco derrochando en publicidad gubernamental que busque generar una mayor aprobación; lo que se necesita es atención integral y un compromiso constante.

La deuda histórica con las mujeres no se reduce a más participación o mayor acceso a puestos estratégicos, sino que en tiempos tan despiadados como los actuales, se vuelve tan brutal que tiene que ver con la vida o la muerte, se traduce en un “paren de matarnos”.