/ jueves 6 de enero de 2022

Villas: el engaño anunciado

El señalamiento publicado hace unos días acerca del abandono de otras alternativas para la defensa jurídica de la inhabitabilidad hecha por el ex Magistrado Antonio Rocha Santos y algunos miembros de la Asociación Mexicana de Derecho Urbano, se han sumado a otras voces de analistas y académicos universitarios también extrañados por esa maraña de incongruencias, hoy encabezadas por el Presidente Municipal de Zapopan Juan José Frangie quien, como ha dicho una cosa, dice otra.

Plagadas de anomalías en su irregular edificación, la Villas Panamericanas han sido, desde su imposición y por encima de la lógica ambiental, un gran negocio para sus promotores y defensores de oficio. Y todo indica, podrán continuar para seguir devastando los ya contaminados mantos freáticos particularmente de El Bajío como se le conoce a esa zona urbana y que podrían afectar otros asentamientos ya consolidados como Andares, Puerta de Hierro, San Javier, Lomas del Valle, sin dejar de mencionar las extensas zonas populares de San Juan de Ocotán y sus alrededores.

Antes del extraño alejamiento del Presidente Frangie, Gabriel Torres publicó un análisis sobre ese tema denominado “La Cloaca Panamericana”, cuyo título abre el panorama al que su análisis se refiere y que parte de una afirmación contundente, cuando el Tribunal de Justicia Administrativa de Jalisco, legalizó lo ilegal y señaló al respecto “…este tribunal se ha convertido en el patrono de la injusticia, que resuelve los intereses del mejor postor. Lo más irónico del caso es que este Tribunal forme parte del Sistema Estatal Anticorrupción y que además sea el Órgano facultado para sancionar las faltas administrativas graves de los servidores públicos”.

Como sabemos las Villas Panamericanas, hechas para albergar a los deportistas participantes en los Juegos Panamericanos del 2011, se edificaron en una zona urbana con uso de suelo para huertos, granjas o áreas verdes de baja densidad pero, al igual que otras zonas aledañas al Bosque de la Primavera, se podrían convertir en un fraccionamiento perdido por la ciudad pero con altas ganancias para los insaciables fraccionadores e impulsores de bienes inmuebles muy alejados del cuidado que demanda, en sus próximos años, nuestra abigarrada y caótica ciudad.

Sin embargo, en los primeros días de diciembre ya se sabía que el edificio Villa Panamericana de Guadalajara ya contaba con un certificado de habitabilidad, expedido por el juez Laurentino López Villaseñor en su calidad de presidente de la Segunda Sala Unitaria del Tribunal de Justicia Administrativa del Estado de Jalisco, quien argumentó rebeldía por parte del Ayuntamiento de Zapopan cuyas autoridades, entre las cuales se encontraba el actual Presidente Municipal, no la habían otorgado por no estar de acuerdo en la comercialización del inmueble y sus consecuencias ambientales.

Por lo cual, en ese momento, el nuevo alcalde Juan José Frangie señaló como atropello a la decisión del juez Laurentino. Pero fue más allá cuando aseguró que haría lo imposible para que no se otorgara ningún permiso de habitabilidad a ese polémico edificio.

Cae más pronto un hablador que un cojo, aunque la novela continúe con la fuerza ciudadana de muchas organizaciones civiles, académicos universitarios y jóvenes estudiantes dispuestos a defender el futuro muy cercano de Guadalajara y de su degradada agua y tremenda contaminación ambiental producto de la polución.

* Académico de la Universidad de Guadalajara

El señalamiento publicado hace unos días acerca del abandono de otras alternativas para la defensa jurídica de la inhabitabilidad hecha por el ex Magistrado Antonio Rocha Santos y algunos miembros de la Asociación Mexicana de Derecho Urbano, se han sumado a otras voces de analistas y académicos universitarios también extrañados por esa maraña de incongruencias, hoy encabezadas por el Presidente Municipal de Zapopan Juan José Frangie quien, como ha dicho una cosa, dice otra.

Plagadas de anomalías en su irregular edificación, la Villas Panamericanas han sido, desde su imposición y por encima de la lógica ambiental, un gran negocio para sus promotores y defensores de oficio. Y todo indica, podrán continuar para seguir devastando los ya contaminados mantos freáticos particularmente de El Bajío como se le conoce a esa zona urbana y que podrían afectar otros asentamientos ya consolidados como Andares, Puerta de Hierro, San Javier, Lomas del Valle, sin dejar de mencionar las extensas zonas populares de San Juan de Ocotán y sus alrededores.

Antes del extraño alejamiento del Presidente Frangie, Gabriel Torres publicó un análisis sobre ese tema denominado “La Cloaca Panamericana”, cuyo título abre el panorama al que su análisis se refiere y que parte de una afirmación contundente, cuando el Tribunal de Justicia Administrativa de Jalisco, legalizó lo ilegal y señaló al respecto “…este tribunal se ha convertido en el patrono de la injusticia, que resuelve los intereses del mejor postor. Lo más irónico del caso es que este Tribunal forme parte del Sistema Estatal Anticorrupción y que además sea el Órgano facultado para sancionar las faltas administrativas graves de los servidores públicos”.

Como sabemos las Villas Panamericanas, hechas para albergar a los deportistas participantes en los Juegos Panamericanos del 2011, se edificaron en una zona urbana con uso de suelo para huertos, granjas o áreas verdes de baja densidad pero, al igual que otras zonas aledañas al Bosque de la Primavera, se podrían convertir en un fraccionamiento perdido por la ciudad pero con altas ganancias para los insaciables fraccionadores e impulsores de bienes inmuebles muy alejados del cuidado que demanda, en sus próximos años, nuestra abigarrada y caótica ciudad.

Sin embargo, en los primeros días de diciembre ya se sabía que el edificio Villa Panamericana de Guadalajara ya contaba con un certificado de habitabilidad, expedido por el juez Laurentino López Villaseñor en su calidad de presidente de la Segunda Sala Unitaria del Tribunal de Justicia Administrativa del Estado de Jalisco, quien argumentó rebeldía por parte del Ayuntamiento de Zapopan cuyas autoridades, entre las cuales se encontraba el actual Presidente Municipal, no la habían otorgado por no estar de acuerdo en la comercialización del inmueble y sus consecuencias ambientales.

Por lo cual, en ese momento, el nuevo alcalde Juan José Frangie señaló como atropello a la decisión del juez Laurentino. Pero fue más allá cuando aseguró que haría lo imposible para que no se otorgara ningún permiso de habitabilidad a ese polémico edificio.

Cae más pronto un hablador que un cojo, aunque la novela continúe con la fuerza ciudadana de muchas organizaciones civiles, académicos universitarios y jóvenes estudiantes dispuestos a defender el futuro muy cercano de Guadalajara y de su degradada agua y tremenda contaminación ambiental producto de la polución.

* Académico de la Universidad de Guadalajara