/ miércoles 15 de agosto de 2018

¿Viaja en avión? No tiene este derecho fundamental

Ramiro Escoto Ratkovich



Imposible comprar un boleto de avión sin dar datos personales completos: nombre, fecha de nacimiento, etc. Imposible cancelar sin cargos, imposible transferirlo, e igualmente imposible librarnos de cargos extras como: la documentación en mostrador o la bebida o comida a bordo en algunas aerolíneas y trayectos.

Es poco común encontrarnos con una aerolínea en México que goce de transparencia hacia sus pasajeros cuando en temas de cancelación, retraso o emergencia se trata, el personal en tierra se desatiende de cualquier información relacionada con el vuelo que se pretendía abordar o el que fue desviado, simplemente obligan a quien pagó su boleto a adecuarse a lo que sucede y punto, ni una botellita de agua ni tampoco a algo a lo que se tiene derecho: a la verdad.

En el Aeropuerto de la Ciudad de México existen anuncios que desmitifican lo dicho por pilotos o aerolíneas sobre retrasos; por ejemplo, culpando a la flota presidencial. Asegurando que eso no es causal de fallas en los itinerarios.

Para subir a la aeronave somos sujetos de revisiones, de checar una y otra vez el boleto contra la identificación personal, pero… y si preguntamos ¿cuándo fue la última vez que le dieron mantenimiento a la aeronave en la que viajamos, nos dirán la verdad?, digo, ese sería un derecho de cualquier pasajero.

Hacerlo es muy fácil, por ejemplo, publicar la última bitácora a la entrada del avión para que el pasajero antes de abordarlo tenga la información necesaria, o bien cuando anuncian las medidas de emergencia antes de emprender el vuelo, creo que sería incluso un valor agregado, pero no, no sucede porque o quizá no lo tienen muy bien auditado, o son de las cosas que se reservan por considerarse de “seguridad”.

No hay explicación o no lo puedo dejar en coincidencia lo que sucedió en tierra hace unos días, en el Aeropuerto de Guadalajara, donde una aeronave de Volaris procedente de las Vegas presentó humo en el avón y eso hizo que se desalojara al pasaje, horas antes en el AICDMX un Aeroméxico Connect que pretendía salir a Puerto Vallarta con 65 personas a bordo también tuvo que ser evacuado por presentar fuego en la parte trasera… uno más un vuelo de Calafia en la aeropista de Loreto en Baja California presentó humo en el fuselaje y ello llevó también a una maniobra de emergencia para salvaguardar al pasaje.

O hay muchas aeronaves volando y ello hace que los mantenimientos sean como a los camiones del transporte público o algo sucede con estos “incidentes” que se presentan en corto tiempo, en diferentes compañías sin que hasta ahora se pronuncien con transparencia y claridad. Y quienes lo hacen a través de redes sociales clarifican el hecho de que no hubo lesionados y omiten la falla o el problema y el destino que tendrá la aeronave en cuestión.

En tierra, tenemos otro problema, en el Aeropuerto de Guadalajara, hace días, las maniobras en tierra provocaron daños en las turbinas de dos aviones, inmediatamente las aeronaves tuvieron que ser enviadas a mantenimiento y los vuelos cancelados. ¿Cómo andan las certificaciones y nivel de confianza del personal en tierra?, no dejemos pasar lo que ocurrió en Seattle la semana pasada, cuando un trabajador en pista se robó un avión, lo despegó y lo estrelló.

¿Cuántas veces se ha subido a un avión, y luego lo bajan que porque le encontraron una falla mecánica y dicen que la repararon? ¿Cuántas más en una escala le comentan que en ese momento están haciendo maniobras de carga de combustible y no hay desembarco de pasajeros?

O cuando hay un incidente y lo bajan o evacuan, lo llevan a un cuartito, espera y luego le dan otro boleto sin más explicación de lo sucedido, ¿y sus familiares?, ¡bien gracias! También sin noticias y a la espera de las noticias que no llegan.

Seguimos con desventajas como usuarios del transporte aéreo en México, y estamos a merced de las versiones que quieren manejar las aerolíneas que parecen ahora estar más preocupadas en redes sociales de cuidar su reputación que garantizar la seguridad de quienes pagaron un boleto.


Ramiro Escoto Ratkovich



Imposible comprar un boleto de avión sin dar datos personales completos: nombre, fecha de nacimiento, etc. Imposible cancelar sin cargos, imposible transferirlo, e igualmente imposible librarnos de cargos extras como: la documentación en mostrador o la bebida o comida a bordo en algunas aerolíneas y trayectos.

Es poco común encontrarnos con una aerolínea en México que goce de transparencia hacia sus pasajeros cuando en temas de cancelación, retraso o emergencia se trata, el personal en tierra se desatiende de cualquier información relacionada con el vuelo que se pretendía abordar o el que fue desviado, simplemente obligan a quien pagó su boleto a adecuarse a lo que sucede y punto, ni una botellita de agua ni tampoco a algo a lo que se tiene derecho: a la verdad.

En el Aeropuerto de la Ciudad de México existen anuncios que desmitifican lo dicho por pilotos o aerolíneas sobre retrasos; por ejemplo, culpando a la flota presidencial. Asegurando que eso no es causal de fallas en los itinerarios.

Para subir a la aeronave somos sujetos de revisiones, de checar una y otra vez el boleto contra la identificación personal, pero… y si preguntamos ¿cuándo fue la última vez que le dieron mantenimiento a la aeronave en la que viajamos, nos dirán la verdad?, digo, ese sería un derecho de cualquier pasajero.

Hacerlo es muy fácil, por ejemplo, publicar la última bitácora a la entrada del avión para que el pasajero antes de abordarlo tenga la información necesaria, o bien cuando anuncian las medidas de emergencia antes de emprender el vuelo, creo que sería incluso un valor agregado, pero no, no sucede porque o quizá no lo tienen muy bien auditado, o son de las cosas que se reservan por considerarse de “seguridad”.

No hay explicación o no lo puedo dejar en coincidencia lo que sucedió en tierra hace unos días, en el Aeropuerto de Guadalajara, donde una aeronave de Volaris procedente de las Vegas presentó humo en el avón y eso hizo que se desalojara al pasaje, horas antes en el AICDMX un Aeroméxico Connect que pretendía salir a Puerto Vallarta con 65 personas a bordo también tuvo que ser evacuado por presentar fuego en la parte trasera… uno más un vuelo de Calafia en la aeropista de Loreto en Baja California presentó humo en el fuselaje y ello llevó también a una maniobra de emergencia para salvaguardar al pasaje.

O hay muchas aeronaves volando y ello hace que los mantenimientos sean como a los camiones del transporte público o algo sucede con estos “incidentes” que se presentan en corto tiempo, en diferentes compañías sin que hasta ahora se pronuncien con transparencia y claridad. Y quienes lo hacen a través de redes sociales clarifican el hecho de que no hubo lesionados y omiten la falla o el problema y el destino que tendrá la aeronave en cuestión.

En tierra, tenemos otro problema, en el Aeropuerto de Guadalajara, hace días, las maniobras en tierra provocaron daños en las turbinas de dos aviones, inmediatamente las aeronaves tuvieron que ser enviadas a mantenimiento y los vuelos cancelados. ¿Cómo andan las certificaciones y nivel de confianza del personal en tierra?, no dejemos pasar lo que ocurrió en Seattle la semana pasada, cuando un trabajador en pista se robó un avión, lo despegó y lo estrelló.

¿Cuántas veces se ha subido a un avión, y luego lo bajan que porque le encontraron una falla mecánica y dicen que la repararon? ¿Cuántas más en una escala le comentan que en ese momento están haciendo maniobras de carga de combustible y no hay desembarco de pasajeros?

O cuando hay un incidente y lo bajan o evacuan, lo llevan a un cuartito, espera y luego le dan otro boleto sin más explicación de lo sucedido, ¿y sus familiares?, ¡bien gracias! También sin noticias y a la espera de las noticias que no llegan.

Seguimos con desventajas como usuarios del transporte aéreo en México, y estamos a merced de las versiones que quieren manejar las aerolíneas que parecen ahora estar más preocupadas en redes sociales de cuidar su reputación que garantizar la seguridad de quienes pagaron un boleto.


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