/ miércoles 19 de agosto de 2020

Urgente, sangre nueva en partidos

Decíamos en nuestra columna anterior que el sistema político nacional y la calidad de vida de los mexicanos, se han debilitado con la fragmentación de los partidos. Y que por ello, se está viendo la urgencia de hacer algo por el fortalecimiento de los institutos políticos, a fin de que se empoderen los que tengan verdadera vocación, aunque ello provoque la desaparición de los que en realidad no representan nada.

Los expertos opinan que una depuración selectiva y la renovación de filas en los sobrevivientes, es un imperativo si no queremos seguir hacia abajo en el camino del deterioro estructural… y social.

Señalábamos también en nuestro pasado artículo, que esto del poco crédito de algunos partidos no es nuevo, ya que desde hace más de 40 años, el recientemente desaparecido cantante jalisciense Tony Camargo, hizo famosa una canción muy movida que se llama “El Partido por la Mitad”, en que propone a figuras muy populares, para que ocupen importantes puestos.

Conforme a la letra de la pieza, cuyo autor es Chico Che, proponía a Raúl Vale para presidente; a John Travolta de embajador en México; a Chespirito, doña Florinda y el Profesor Jirafales, para representantes diplomáticos en otros países; a Cepillín para embajador en Rusia, acompañado de Olga Breeskin con su violín; a Chente Fernández en Educación; y a José José en Gobernación.

La puntada es buena y creemos que si se llevaran a cabo este tipo de elecciones no saldríamos perjudicados, porque cuando menos y tomando en cuente que los nominados son artistas, con ellos en los puestos de mando… ¡no cantaríamos tan mal las rancheras!

Pero bueno, ya volviendo a las cosas serias, lo que se observa es que de un tiempo para acá y como resultado de las fallas en cadena que bastantes mexicanos aseguran experimentar, se percibe la necesidad de que se cuente con partidos que verdaderamente representen los intereses de la ciudadanía. Quedó atrás el tiempo en que un partido fuerte como era el PRI, que contaba de manera efectiva con los sectores campesino, obrero y popular, -y aun aceptando los defectos que tenía- fue protagonista de una época de progreso para el país. En aquel entonces el PAN era señalado críticamente como una comparsa y se conformaba con premios de consolación. Pero el sistema funcionaba aceptablemente. O a lo mínimo, era menos peor.

Después vino el turno del PAN en el gobierno, con los resultados que ya se conocen. Y finalmente nos han regalado con el pluripartidismo, que como apuntamos antes, en la práctica no es otra cosa que una partidocracia. Y ya no tenemos en México un poder político fuerte. Aquél que teníamos era tal vez defectuoso, pero nuestro. Ahora hay muchos “podercitos”, que como tales, en lugar de unir esfuerzos a favor de México, los diluyen. Por ello será tal vez, que en el ambiente social se percibe algo así como una necesidad de que las cosas cambien y que los partidos, hagan algo por crecer. Pero a base de engrosar sus filas de verdad y postular programas que realmente hagan eco del sentir y las necesidades de los mexicanos.

Decíamos en nuestra columna anterior que el sistema político nacional y la calidad de vida de los mexicanos, se han debilitado con la fragmentación de los partidos. Y que por ello, se está viendo la urgencia de hacer algo por el fortalecimiento de los institutos políticos, a fin de que se empoderen los que tengan verdadera vocación, aunque ello provoque la desaparición de los que en realidad no representan nada.

Los expertos opinan que una depuración selectiva y la renovación de filas en los sobrevivientes, es un imperativo si no queremos seguir hacia abajo en el camino del deterioro estructural… y social.

Señalábamos también en nuestro pasado artículo, que esto del poco crédito de algunos partidos no es nuevo, ya que desde hace más de 40 años, el recientemente desaparecido cantante jalisciense Tony Camargo, hizo famosa una canción muy movida que se llama “El Partido por la Mitad”, en que propone a figuras muy populares, para que ocupen importantes puestos.

Conforme a la letra de la pieza, cuyo autor es Chico Che, proponía a Raúl Vale para presidente; a John Travolta de embajador en México; a Chespirito, doña Florinda y el Profesor Jirafales, para representantes diplomáticos en otros países; a Cepillín para embajador en Rusia, acompañado de Olga Breeskin con su violín; a Chente Fernández en Educación; y a José José en Gobernación.

La puntada es buena y creemos que si se llevaran a cabo este tipo de elecciones no saldríamos perjudicados, porque cuando menos y tomando en cuente que los nominados son artistas, con ellos en los puestos de mando… ¡no cantaríamos tan mal las rancheras!

Pero bueno, ya volviendo a las cosas serias, lo que se observa es que de un tiempo para acá y como resultado de las fallas en cadena que bastantes mexicanos aseguran experimentar, se percibe la necesidad de que se cuente con partidos que verdaderamente representen los intereses de la ciudadanía. Quedó atrás el tiempo en que un partido fuerte como era el PRI, que contaba de manera efectiva con los sectores campesino, obrero y popular, -y aun aceptando los defectos que tenía- fue protagonista de una época de progreso para el país. En aquel entonces el PAN era señalado críticamente como una comparsa y se conformaba con premios de consolación. Pero el sistema funcionaba aceptablemente. O a lo mínimo, era menos peor.

Después vino el turno del PAN en el gobierno, con los resultados que ya se conocen. Y finalmente nos han regalado con el pluripartidismo, que como apuntamos antes, en la práctica no es otra cosa que una partidocracia. Y ya no tenemos en México un poder político fuerte. Aquél que teníamos era tal vez defectuoso, pero nuestro. Ahora hay muchos “podercitos”, que como tales, en lugar de unir esfuerzos a favor de México, los diluyen. Por ello será tal vez, que en el ambiente social se percibe algo así como una necesidad de que las cosas cambien y que los partidos, hagan algo por crecer. Pero a base de engrosar sus filas de verdad y postular programas que realmente hagan eco del sentir y las necesidades de los mexicanos.