/ domingo 23 de febrero de 2020

#UnDíaSinMujeres la rebelión de las mujeres

En cualquier ciudad de países civilizados, el entorno espacial de las personas es un área respetable y respetada, en lugares públicos, es común que se dé algún roce físico involuntario entre las personas, ello provoca una reacción inmediata, de quien invade el espacio de otra persona hasta alanzar a tocarle, el “sorry” lo siento, es la palabra que brota de inmediato, es un ejemplo del respeto que en los países civilizados se tiene por sus semejantes, conducta difícil de practicar en los países urbana y cívicamente menos desarrollados.

Tenemos que entender que no basta decir algo, por muy buena intención que se tenga, es el simple negativo y primitivo impulso de invadir su espacio, su tranquilidad, hasta distraerles de la concentración de sus ocupaciones, en cualquier caso representa molestia para mujeres y hombres. Basta entender que para alguien, resulta molesto y por tanto, nadie tiene derecho a invadir, el espacio de un semejante tratándose de quién sea pero particularmente de las mujeres. Aún en las condiciones de metros, debe respetarse. También hay que anotar. Quizá usted lector pueda explicar, por qué, en el metro de la CDMX que tienen espacios asignados para ellas viajan en los espacios de los hombres, será porque sí son respetadas ahí.

Los hombres, recientemente hemos comprendido, que el acoso a las mujeres, las agresiones que llega hasta el homicidio y el feminicidio forman y han formado parte de la amenaza a la vida cotidiana de las mujeres.

Muchos hombres nos hemos sorprendido, cuando con todo lo que está sucediendo con las manifestaciones violentas de las mujeres, la destrucción de monumentos públicos y el anonimato protegido con la cara cubierta, que sí es grave el tema de las agresiones y el acoso hacia ellas es aún más grave.

Recientemente, en un grupo de alumnos universitarios de manera unánime, las mujeres se refirieron a la coso permanente de que son objeto en las calles, en el transporte público y en todos los lugares por donde van, con pocas excepciones, las mujeres se sienten acosadas, esto no es privativo de un centro educativo es una conducta general que sufren en todos los lugares donde transitan, tampoco es privativo de las mujeres hermosas ni se salvan las menos agraciadas, ni en ciertos estratos sociales y económicos, se da en todas partes, el acoso va, desde el piropo, la mirada lesiva y a veces hasta la persecución, aparentemente por hacerles plática, pero finalmente es acoso.

Debemos aceptar, asimilar, comprender y rechazar el mal trato a las mujeres. En consecuencia debemos modificar nuestra conducta hacia las mujeres pero también la agresión a toda persona y animales.

La lucha del feminismo se ha abierto espacio en los últimos años, pero en la actualidad se agravó, por los asesinatos de mujeres, demanda de todos y en particular de los hombres cambiar y ser respetuosos con ellas.

Hoy necesitan nuestro apoyo, ellas que tanto nos han apoyado, lo damos y lo tienen, pero también hay que reconocer que es una conducta aplicable a ambos géneros, que la agresión a la niña Fabiola provino de otra mujer, los casos se repiten. Mientras el gobierno ve en todo lo que les señale y se oponga a su “pueblo feliz feliz” es adversalismo, de pena ajena las mujeres de la autoapodada la 4T manipuladas, para combatir la legitima lucha de las mujeres.

sadot16@hotmail.com

@EduardoSadot

En cualquier ciudad de países civilizados, el entorno espacial de las personas es un área respetable y respetada, en lugares públicos, es común que se dé algún roce físico involuntario entre las personas, ello provoca una reacción inmediata, de quien invade el espacio de otra persona hasta alanzar a tocarle, el “sorry” lo siento, es la palabra que brota de inmediato, es un ejemplo del respeto que en los países civilizados se tiene por sus semejantes, conducta difícil de practicar en los países urbana y cívicamente menos desarrollados.

Tenemos que entender que no basta decir algo, por muy buena intención que se tenga, es el simple negativo y primitivo impulso de invadir su espacio, su tranquilidad, hasta distraerles de la concentración de sus ocupaciones, en cualquier caso representa molestia para mujeres y hombres. Basta entender que para alguien, resulta molesto y por tanto, nadie tiene derecho a invadir, el espacio de un semejante tratándose de quién sea pero particularmente de las mujeres. Aún en las condiciones de metros, debe respetarse. También hay que anotar. Quizá usted lector pueda explicar, por qué, en el metro de la CDMX que tienen espacios asignados para ellas viajan en los espacios de los hombres, será porque sí son respetadas ahí.

Los hombres, recientemente hemos comprendido, que el acoso a las mujeres, las agresiones que llega hasta el homicidio y el feminicidio forman y han formado parte de la amenaza a la vida cotidiana de las mujeres.

Muchos hombres nos hemos sorprendido, cuando con todo lo que está sucediendo con las manifestaciones violentas de las mujeres, la destrucción de monumentos públicos y el anonimato protegido con la cara cubierta, que sí es grave el tema de las agresiones y el acoso hacia ellas es aún más grave.

Recientemente, en un grupo de alumnos universitarios de manera unánime, las mujeres se refirieron a la coso permanente de que son objeto en las calles, en el transporte público y en todos los lugares por donde van, con pocas excepciones, las mujeres se sienten acosadas, esto no es privativo de un centro educativo es una conducta general que sufren en todos los lugares donde transitan, tampoco es privativo de las mujeres hermosas ni se salvan las menos agraciadas, ni en ciertos estratos sociales y económicos, se da en todas partes, el acoso va, desde el piropo, la mirada lesiva y a veces hasta la persecución, aparentemente por hacerles plática, pero finalmente es acoso.

Debemos aceptar, asimilar, comprender y rechazar el mal trato a las mujeres. En consecuencia debemos modificar nuestra conducta hacia las mujeres pero también la agresión a toda persona y animales.

La lucha del feminismo se ha abierto espacio en los últimos años, pero en la actualidad se agravó, por los asesinatos de mujeres, demanda de todos y en particular de los hombres cambiar y ser respetuosos con ellas.

Hoy necesitan nuestro apoyo, ellas que tanto nos han apoyado, lo damos y lo tienen, pero también hay que reconocer que es una conducta aplicable a ambos géneros, que la agresión a la niña Fabiola provino de otra mujer, los casos se repiten. Mientras el gobierno ve en todo lo que les señale y se oponga a su “pueblo feliz feliz” es adversalismo, de pena ajena las mujeres de la autoapodada la 4T manipuladas, para combatir la legitima lucha de las mujeres.

sadot16@hotmail.com

@EduardoSadot