/ domingo 19 de julio de 2020

Un Poder Judicial Federal decadente

Si nos duele la miseria de procuración y administración de justicia estatal, es muchas veces más grave y trágico el tener una justicia federal que de acuerdo al origen y motivo de esta, sería el instrumento regulador o perfeccionista de la justicia local, en todas las entidades de nuestra República, pero tristemente transita por una decadencia inusitada, histórica, pandémica, que está llevando al país por un derrotero nada aragüeño y si caótico, de urgente recomposición que por lo menos toque el fondo que nos permita impulsarnos hacia arriba, cueste lo que cueste, ya que en lo económico no se diga, pero en los derechos humanos y en la sangre que se derrama todos los días, sin avizorar ni cerca ni lejos un hasta aquí, a semejante estado de cosas que propicia una justicia de tales dimensiones.

Es tan grave la situación que para el foro de abogados ya debería de existir un reclamo y una denuncia pública, de ver a un Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que de acuerdo a la Constitución y sus facultades, que esta le da, conforme a la letra, este poder debería ser el regulador de los otros dos y no estar de rodillas e inclinado, como lo ha puesto el propio presidente, ya no se diga magistrados y jueces, que el Presidente ya lo puso a los pies del Ejecutivo en una mañanera y atento a la indicación del Ejecutivo, que magistrados y jueces hacen alarde de una cobardía inusitada, pues muy lejos quedaron aquellos hechos históricos de jueces y magistrados que dejaban el confort y el miedo de lado y acudían a los mismos cuarteles militares a liberar a aquellos ciudadanos que eran víctimas del exceso de autoridad y que hasta en una caja de cerillos.

Cuenta la historia, se concedió una suspensión para que cesara una privación ilegal de la libertad, de la milicia de aquellos primeros años del siglo pasado y que hoy, tanto los funcionarios actuales como el foro de abogados, pareciera lo desconoce o lo ignora por conveniencia o por servilismo, porque todos los días, por una u otra razón irrelevante, se desechan o no admiten las demandas de amparo, ya no se diga la constante de la negativa de las suspensiones y desde luego de la protección de la justicia federal, so pretexto, entre otras tantas barbaridades, las mentadas aclaraciones de demanda, una, otra y otra y hasta en cuatro ocasiones para admitir la demanda y negar la suspensión al quejoso con la justificación sistemática de que no se puede anteponer el interés particular al interés general, cuando el motivo de la demanda, nada tiene que ver con ese interés, que solo les sirve para inducir al abandono del juicio de garantías y mantener su disciplina ante el Poder Ejecutivo o el Legislativo, según sea el caso.

No sé qué nos pasa al foro de abogados, que si a una denuncia de hechos delictuosos, perfectamente tipificados por la legislación penal, les apanica el suscribir una denuncia en contra de las autoridades, que en el desempeño de su encargo cometen hechos ilícitos, como nos ha sucedido recientemente en nuestro estado en particular, donde ni las victimas de esos hechos se han atrevido a denunciar, no obstante de estar sufriendo la violación flagrante a sus derechos humanos, consignados todavía en nuestra Carta Magna, que tal vez ya no duren mucho tiempo ahí anotados y hoy para muchos de nosotros, la procuración y administración de la justicia, en nuestra práctica profesional es nuestro sustento y el de nuestras familias, no se vale justificarnos en la imposibilidad en el cambio de estatus, me parece urgente que recobremos la dignidad y la honra y levantemos la voz, exigiendo el restablecimiento inmediato del estado de derecho a todas y cada una de las autoridades, para que cesen esta anarquía en que se desempeñan y a donde nos han llevado de una forma inefable.

* Director del Observatorio Académico de Justicia y Seguridad Publica de la División de Estudios Jurídicos de la UdeG.

locb15@hotmail.com

Si nos duele la miseria de procuración y administración de justicia estatal, es muchas veces más grave y trágico el tener una justicia federal que de acuerdo al origen y motivo de esta, sería el instrumento regulador o perfeccionista de la justicia local, en todas las entidades de nuestra República, pero tristemente transita por una decadencia inusitada, histórica, pandémica, que está llevando al país por un derrotero nada aragüeño y si caótico, de urgente recomposición que por lo menos toque el fondo que nos permita impulsarnos hacia arriba, cueste lo que cueste, ya que en lo económico no se diga, pero en los derechos humanos y en la sangre que se derrama todos los días, sin avizorar ni cerca ni lejos un hasta aquí, a semejante estado de cosas que propicia una justicia de tales dimensiones.

Es tan grave la situación que para el foro de abogados ya debería de existir un reclamo y una denuncia pública, de ver a un Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que de acuerdo a la Constitución y sus facultades, que esta le da, conforme a la letra, este poder debería ser el regulador de los otros dos y no estar de rodillas e inclinado, como lo ha puesto el propio presidente, ya no se diga magistrados y jueces, que el Presidente ya lo puso a los pies del Ejecutivo en una mañanera y atento a la indicación del Ejecutivo, que magistrados y jueces hacen alarde de una cobardía inusitada, pues muy lejos quedaron aquellos hechos históricos de jueces y magistrados que dejaban el confort y el miedo de lado y acudían a los mismos cuarteles militares a liberar a aquellos ciudadanos que eran víctimas del exceso de autoridad y que hasta en una caja de cerillos.

Cuenta la historia, se concedió una suspensión para que cesara una privación ilegal de la libertad, de la milicia de aquellos primeros años del siglo pasado y que hoy, tanto los funcionarios actuales como el foro de abogados, pareciera lo desconoce o lo ignora por conveniencia o por servilismo, porque todos los días, por una u otra razón irrelevante, se desechan o no admiten las demandas de amparo, ya no se diga la constante de la negativa de las suspensiones y desde luego de la protección de la justicia federal, so pretexto, entre otras tantas barbaridades, las mentadas aclaraciones de demanda, una, otra y otra y hasta en cuatro ocasiones para admitir la demanda y negar la suspensión al quejoso con la justificación sistemática de que no se puede anteponer el interés particular al interés general, cuando el motivo de la demanda, nada tiene que ver con ese interés, que solo les sirve para inducir al abandono del juicio de garantías y mantener su disciplina ante el Poder Ejecutivo o el Legislativo, según sea el caso.

No sé qué nos pasa al foro de abogados, que si a una denuncia de hechos delictuosos, perfectamente tipificados por la legislación penal, les apanica el suscribir una denuncia en contra de las autoridades, que en el desempeño de su encargo cometen hechos ilícitos, como nos ha sucedido recientemente en nuestro estado en particular, donde ni las victimas de esos hechos se han atrevido a denunciar, no obstante de estar sufriendo la violación flagrante a sus derechos humanos, consignados todavía en nuestra Carta Magna, que tal vez ya no duren mucho tiempo ahí anotados y hoy para muchos de nosotros, la procuración y administración de la justicia, en nuestra práctica profesional es nuestro sustento y el de nuestras familias, no se vale justificarnos en la imposibilidad en el cambio de estatus, me parece urgente que recobremos la dignidad y la honra y levantemos la voz, exigiendo el restablecimiento inmediato del estado de derecho a todas y cada una de las autoridades, para que cesen esta anarquía en que se desempeñan y a donde nos han llevado de una forma inefable.

* Director del Observatorio Académico de Justicia y Seguridad Publica de la División de Estudios Jurídicos de la UdeG.

locb15@hotmail.com