/ lunes 6 de abril de 2020

Un patio vacío

En un estado de emergencia sanitaria, al cual se le adjunta las crisis económicas, sociales y políticas, lo que se espera es un llamado a la unidad del gobierno, sociedad civil, iniciativa privada y medios de comunicación, para enfrentar la gravedad del asunto. Sin embargo pareciera que estamos tirando hacia lados opuestos, el gobierno federal para un lado y todas y todos los demás para el otro.

En este sentido, el informe realizado el domingo por el presidente, dejó mucho qué desear (por decir lo menos), mostró en todo su esplendor el espectáculo de la vacuidad: datos vacíos, un discurso vacío, un plan vacío, un escenario vacío, un patio vacío. Fue un informe que le habla a nadie. Y es que cuando se esperaba una verdadera reacción ante la crisis mundial que nos aqueja, decidió proclamar -una mañanera- en domingo por la tarde. Un informe donde resalta la tozudez de su gobierno, en el cual pareciera que no se observa lo que está sucediendo más allá de las ventanas de Palacio Nacional.

Mientras desde ese patio vacío se nos informaba que obstinadamente se continuarán con los trabajos del aeropuerto de Santa Lucía y de la refinería en Dos Bocas, en el Congreso de Jalisco decidimos avalar el “Plan emergente de apoyos económicos Jalisco” propuesto por el ejecutivo local, el cual mira por las y los trabajadores con una bolsa de 1,000 millones de pesos dividido en 400 millones para autoempleo o actividad no formal, 450 millones para micro y pequeñas empresas de hasta 15 trabajadores, y 150 millones destinados a productores de maíz, contemplando los 125 municipios de Jalisco.

Mientras resonaba el eco de las palabras vacías del presidente al olvidarse del 60 % de las personas de la población económicamente activas que están instaladas dentro de la informalidad y que no hay una estrategia para ellas, en Jalisco se avaló un monto de 5 mil pesos para las personas autoempleadas durante los primeros 30 días de contingencia el que se calcula ayudar entre 40 mil y 80 mil personas en esta condición y que a cambio se les solicitará trabajo comunitario, como cuidado de áreas naturales protegidas, vigilancia contra incendios, y labores que tengan que ver con la emergencia como repartir gel, sanitizando, cubrebocas, es decir, una estrategia conjunta entre gobierno y sociedad.

Así pues, mientras se esperaba un golpe de timón para afrontar las adversidades del Covid-19, la segunda parte del informe nunca llegó. Empero el mensaje que se pudo leer entre líneas es fuerte y claro: desde el patio vacío de Palacio Nacional no se va a modificar absolutamente nada de lo establecido, aunque salgan a cabalgar los otros tres jinetes apocalípticos que acompañan al de la peste. Ante esta vacuidad y necedad, la ciudadanía, junto con algunos gobiernos locales, seremos los que tendremos que ingeniárnoslas para hacer frente a esta crisis. Nos ha quedado claro que desde un patio vacío no se gobierna.

En un estado de emergencia sanitaria, al cual se le adjunta las crisis económicas, sociales y políticas, lo que se espera es un llamado a la unidad del gobierno, sociedad civil, iniciativa privada y medios de comunicación, para enfrentar la gravedad del asunto. Sin embargo pareciera que estamos tirando hacia lados opuestos, el gobierno federal para un lado y todas y todos los demás para el otro.

En este sentido, el informe realizado el domingo por el presidente, dejó mucho qué desear (por decir lo menos), mostró en todo su esplendor el espectáculo de la vacuidad: datos vacíos, un discurso vacío, un plan vacío, un escenario vacío, un patio vacío. Fue un informe que le habla a nadie. Y es que cuando se esperaba una verdadera reacción ante la crisis mundial que nos aqueja, decidió proclamar -una mañanera- en domingo por la tarde. Un informe donde resalta la tozudez de su gobierno, en el cual pareciera que no se observa lo que está sucediendo más allá de las ventanas de Palacio Nacional.

Mientras desde ese patio vacío se nos informaba que obstinadamente se continuarán con los trabajos del aeropuerto de Santa Lucía y de la refinería en Dos Bocas, en el Congreso de Jalisco decidimos avalar el “Plan emergente de apoyos económicos Jalisco” propuesto por el ejecutivo local, el cual mira por las y los trabajadores con una bolsa de 1,000 millones de pesos dividido en 400 millones para autoempleo o actividad no formal, 450 millones para micro y pequeñas empresas de hasta 15 trabajadores, y 150 millones destinados a productores de maíz, contemplando los 125 municipios de Jalisco.

Mientras resonaba el eco de las palabras vacías del presidente al olvidarse del 60 % de las personas de la población económicamente activas que están instaladas dentro de la informalidad y que no hay una estrategia para ellas, en Jalisco se avaló un monto de 5 mil pesos para las personas autoempleadas durante los primeros 30 días de contingencia el que se calcula ayudar entre 40 mil y 80 mil personas en esta condición y que a cambio se les solicitará trabajo comunitario, como cuidado de áreas naturales protegidas, vigilancia contra incendios, y labores que tengan que ver con la emergencia como repartir gel, sanitizando, cubrebocas, es decir, una estrategia conjunta entre gobierno y sociedad.

Así pues, mientras se esperaba un golpe de timón para afrontar las adversidades del Covid-19, la segunda parte del informe nunca llegó. Empero el mensaje que se pudo leer entre líneas es fuerte y claro: desde el patio vacío de Palacio Nacional no se va a modificar absolutamente nada de lo establecido, aunque salgan a cabalgar los otros tres jinetes apocalípticos que acompañan al de la peste. Ante esta vacuidad y necedad, la ciudadanía, junto con algunos gobiernos locales, seremos los que tendremos que ingeniárnoslas para hacer frente a esta crisis. Nos ha quedado claro que desde un patio vacío no se gobierna.