Hay que contar historias reales de triunfo de la generosidad para alimentar la filantropía, Estela Villarreal Junco, regiomontana universal, compartió años de su pródiga y prodigiosa vida con dos hermanos, hombre y mujer, con discapacidad. Ambos fallecieron dejando en Estela una profunda secuela de experiencias que al paso del tiempo se han convertido en uno de los quehaceres altruistas mayormente admirables en nuestro país.
Fundadora del movimiento UNIDOS, institución con 21 años en su haber que al día de hoy tiene presencia en nueve ciudades importantes de la República Mexicana, Estela ofreció un discurso hace tiempo en Oxford ante la presencia de importantes personalidades del mundo de la filantropía: Jeff Skoll de Fundación Skoll, Hill Drayton fundador de Ashoka, Max Maximilian director del área de filantropía del banco suizo UBS, entre otros. La intervención de Estela Villarreal ha sido una exposición de largos siete minutos basado en el lenguaje del corazón. La presencia de la regiomontana ha sido todo un éxito.
No conforme con esta significativa participación Estela se dispuso, días después, para entrevistarse con el príncipe Haakon de Noruega aprovechando la visita a nuestro país del futuro monarca fundador de la iniciativa Global Dignity que busca proteger la dignidad de todo ser humano, iniciativa que encontró apropiado eco en la filosofía de UNIDOS que promueve la dignidad de las personas con discapacidad y que cada iniciativa que emprende hace historia.
La proyección internacional que promueve Estela busca ratificar y difundir la cultura del respeto y protección al colectivo de la discapacidad, sector con quien se tiene una histórica deuda. Este arduo y fino trabajo de proyección permitirá en un momento dado el acceso a fondos internacionales en beneficio de la población discapacitada de nuestro país.
Villarreal Junco se convierte así, en un personaje del momento y de siempre, una mujer que con su entrega, talento y generosidad se convierte en un signo luminoso para la discapacidad. Estela concibe, con agudeza de corazón, la discapacidad como un poderoso instrumento de solidaridad, esa solidaridad básica, moral y entrañable que tanto hace falta como cultura en nuestra sociedad.
Para todos aquellos que tenemos cercanía con la discapacidad es motivo de feliz satisfacción y sincero orgullo el que una mexicana trascienda nuestras fronteras para llevar al mundo un mensaje de amor, de caridad y de respeto. Estela teje, con los finos hilos del verdadero altruismo una red de complicidades y solidaridades que le son indispensables al mundo de la discapacidad.
Desde las tundras de mi memoria evoco, adaptándolo para la ocasión, parte de un soneto leído hace muchos años que parece perderse en el tiempo: Feliz el filántropo que, habiendo entregado su vida, se queda con nada más que la urgencia de seguir ayudando.
