/ martes 1 de diciembre de 2020

Un Diciembre diferente

Entramos al mes de Diciembre y empezamos una época navideña que será totalmente diferente a las que hemos vivido en los últimos años, y posiblemente en los últimos siglos. Para empezar y hablando de festividades, la novedad será que las ruidosas “posadas” a las que estamos acostumbrados no podrán llevarse a cabo porque las reglas de aislamiento lo impiden. El pretexto que había para bailes, borracheras y demás diversiones mundanas, no será válido en esta ocasión.

Las bullangueras posadas de Navidad y los concurridos bailes de Año Nuevo no serán posibles.

¿Habrá balazos, como en otros años?... Pues quién sabe, porque no falta “cristiano” que se acelere y “le valga” todo en cuestión de restricciones, para envalentonarse y disparar decididamente “la matona”.

Es probable que las limitaciones afecten igualmente a las reuniones caseras, ya que también esto sigue controlado. Y por lo que trata a las posadas religiosas, habrán de ser muy especiales, con poca asistencia y seguramente virtuales.

Tenemos frente a nosotros, la primera Navidad sin posadas. Aunque de todas formas nos va a tocar “cargar los peregrinos”, hablando de la carga que tenemos que llevar a cuestas a causa del coronavirus.

El consuelo es que dentro de los hogares que se conservan indemnes, probablemente se mantendrá la tradición del intercambio de regalos, por aquello de esperar “lo que nos traiga el Niño Dios”. Pero en las familias enlutadas dominará la tristeza, con el modesto alivio que les brindará la ayuda monetaria que les ha empezado a entregar el Gobierno.

EL FELIZ AÑO NUEVO, TAMBIEN EN VEREMOS

Otra razón que hará distinto a este Diciembre, es el alto número de decesos que se han registrado a causa de la contingencia. Porque así como muchos podremos celebrar -aunque sea discretamente-, la Navidad y el Año Nuevo, decenas de miles de hogares mexicanos no podrán hacerlo porque están de luto a causa de la pérdida de un integrante (o más de uno) de la familia.

El rojo de la Navidad estará en muchas casas; el negro del luto en otras.

A nivel nacional, son bastante más de cien mil las familias que han sufrido alguna baja, en la guerra sin armas que nos ha declarado la pandemia. En el mundo, suman casi millón y medio los hogares con el moño negro.

ENSEÑANZA DE VIDA… Y DE MUERTE

Y ya que estamos en un mes de celebraciones con profundo espíritu religioso, no está de más hacer una reflexión de alivio respecto a al desesperanzador estado en que se encuentran los integrantes de legiones de familias que han perdido a seres queridos y que no encuentran explicación que valga ante una muerte injusta e inesperada.

Para ello, basta con volver la mirada al episodio bíblico de la crucifixión, en la cual, lejos de acobardarse ante el fatal desenlace, Jesús supo enfrentar la muerte con serenidad y hasta con amor. “Perdónalos, no saben lo que hacen”, dijo antes de expirar.

Tenemos de esta manera que así como dejó grandes ejemplos para la mejor forma de vivir, el Mesías enseñó a sus seguidores la mejor manera de morir.

La enseñanza es pues, que de igual forma que sucede en los buenos tiempos, la fraternidad, la caridad y la fe, deben mantenerse ante la adversidad. La conducta cristiana es para siempre. Y para todas las ocasiones.

En este punto y refiriéndonos concretamente al tema que tratamos, debemos señalar que ciertamente, las reglas de laicidad deben ser mantenidas por los periodistas. Pero estamos en el mes de Diciembre y alguna licencia puede ser permitida.

Además -y eso todos debemos saberlo-, la religión bien llevada tiene indudablemente un profundo sentido social.

* Periodista

Entramos al mes de Diciembre y empezamos una época navideña que será totalmente diferente a las que hemos vivido en los últimos años, y posiblemente en los últimos siglos. Para empezar y hablando de festividades, la novedad será que las ruidosas “posadas” a las que estamos acostumbrados no podrán llevarse a cabo porque las reglas de aislamiento lo impiden. El pretexto que había para bailes, borracheras y demás diversiones mundanas, no será válido en esta ocasión.

Las bullangueras posadas de Navidad y los concurridos bailes de Año Nuevo no serán posibles.

¿Habrá balazos, como en otros años?... Pues quién sabe, porque no falta “cristiano” que se acelere y “le valga” todo en cuestión de restricciones, para envalentonarse y disparar decididamente “la matona”.

Es probable que las limitaciones afecten igualmente a las reuniones caseras, ya que también esto sigue controlado. Y por lo que trata a las posadas religiosas, habrán de ser muy especiales, con poca asistencia y seguramente virtuales.

Tenemos frente a nosotros, la primera Navidad sin posadas. Aunque de todas formas nos va a tocar “cargar los peregrinos”, hablando de la carga que tenemos que llevar a cuestas a causa del coronavirus.

El consuelo es que dentro de los hogares que se conservan indemnes, probablemente se mantendrá la tradición del intercambio de regalos, por aquello de esperar “lo que nos traiga el Niño Dios”. Pero en las familias enlutadas dominará la tristeza, con el modesto alivio que les brindará la ayuda monetaria que les ha empezado a entregar el Gobierno.

EL FELIZ AÑO NUEVO, TAMBIEN EN VEREMOS

Otra razón que hará distinto a este Diciembre, es el alto número de decesos que se han registrado a causa de la contingencia. Porque así como muchos podremos celebrar -aunque sea discretamente-, la Navidad y el Año Nuevo, decenas de miles de hogares mexicanos no podrán hacerlo porque están de luto a causa de la pérdida de un integrante (o más de uno) de la familia.

El rojo de la Navidad estará en muchas casas; el negro del luto en otras.

A nivel nacional, son bastante más de cien mil las familias que han sufrido alguna baja, en la guerra sin armas que nos ha declarado la pandemia. En el mundo, suman casi millón y medio los hogares con el moño negro.

ENSEÑANZA DE VIDA… Y DE MUERTE

Y ya que estamos en un mes de celebraciones con profundo espíritu religioso, no está de más hacer una reflexión de alivio respecto a al desesperanzador estado en que se encuentran los integrantes de legiones de familias que han perdido a seres queridos y que no encuentran explicación que valga ante una muerte injusta e inesperada.

Para ello, basta con volver la mirada al episodio bíblico de la crucifixión, en la cual, lejos de acobardarse ante el fatal desenlace, Jesús supo enfrentar la muerte con serenidad y hasta con amor. “Perdónalos, no saben lo que hacen”, dijo antes de expirar.

Tenemos de esta manera que así como dejó grandes ejemplos para la mejor forma de vivir, el Mesías enseñó a sus seguidores la mejor manera de morir.

La enseñanza es pues, que de igual forma que sucede en los buenos tiempos, la fraternidad, la caridad y la fe, deben mantenerse ante la adversidad. La conducta cristiana es para siempre. Y para todas las ocasiones.

En este punto y refiriéndonos concretamente al tema que tratamos, debemos señalar que ciertamente, las reglas de laicidad deben ser mantenidas por los periodistas. Pero estamos en el mes de Diciembre y alguna licencia puede ser permitida.

Además -y eso todos debemos saberlo-, la religión bien llevada tiene indudablemente un profundo sentido social.

* Periodista