Hace tres días, el 16 de mayo, se cumplió otro Aniversario del nacimiento de nuestro Juan Rulfo, nuestro, sí, el de todos quienes le recordamos al través de sus letras, imágenes fotográficas y de su personalidad tan distintiva y original, auténtica y transparente. Mi admiración renovada para el jalisciense que sin proponérselo supo hacer de su obra una impronta universal.
Y claro que preferiría seguir aquí en este generoso espacio honrando su memoria, pero ha sido tan grotesca y absurda la referencia que apenas antier el inefable Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, ha hecho hacia los migrantes llamándolos “animales”, que es imposible pasarla por alto, para ante todo elevar mi voz junto con las de miles o millones y decirle a este personaje: TU ACTITUD ES BESTIAL, intolerables tu intolerancia y tus prejuicios, ofensivas tus palabras y tus amenazas. YA BASTA! Luego, para solicitar a los norteamericanos de bien, a los verdaderamente demócratas, a los herederos del pensamiento de George Washington y de Abraham Lincoln, de Kennedy y de Luther King y de todos aquellos que en aquel país han luchado por la libertad, la democracia, la igualdad de derechos y de oportunidades, que analicen y detengan por la vía constitucional a ese peligroso individuo que hoy ocupa la Casa Blanca y que en poco más de un año ha puesto en juego la estabilidad de toda la humanidad, incluyendo la de su propia nación. Debe el Congreso de los Estados Unidos actuar prontamente para llevar a cabo el procedimiento previsto en su Carta Magna, a fin de destituirlo antes de que siga haciendo más daño, promoviendo la confrontación y la muerte, como así ha ocurrido ya por su culpa en varias regiones, como en el Medio Oriente.
Y que sirva de experiencia a aquellos que creen en líderes iluminados, a esos que ofrecen cambiar a voluntad un estado de cosas en sus países que si bien es en muchos sentidos injusto y desigual, no depende esa transformación del deseo o capricho de una sola persona, por poderosa que sea, sino del esfuerzo cotidiano de la sociedad universal trabajando persistentemente hacia la obtención de justicia social y desarrollo como condición para la paz y el bienestar. Se equivoca el tal Donald si cree de veras que sus alocadas y tontas decisiones servirán a su pueblo, o le llevarán a una mejor situación económica. No Donald, no. Puedes mientras estés en el poder seguir destruyendo las bases en las que descansa el mundo; creer que haces el bien, dada tu ignorancia sobre conceptos fundamentales para cualquier gobernante, como el valor supremo del estado de derecho, o el respeto a los derechos fundamentales del ser humano, no sólo de los estadounidenses. No Donald, no. No podemos caminar junto a ti, ni queremos, siempre amenazados por tu bipolaridad, o por tus caprichos, dependiendo del humor con el que amanezcas, o a base de tus autoritarios twitazos. Eres un ente poco serio, grosero, ignorante, mañoso y no te culpo. Tus orígenes y formación explican tu conducta. En mala hora llegaste a esa digna tarea de presidente de los Estados Unidos, ignorando la trascendencia de su función para mediar, equilibrar, ponderar el uso de tanto poder para construir, edificar relaciones generosas, justas, solidarias para todos. Tu visión maniquea y odiosa acerca de que todos se aprovechan de tu país, te ciega para reconocer que es exactamente al revés: tu país a lo largo de dos siglos y medio ha acumulado riqueza a expensas de los demás, explotando y saqueando sus recursos, violentando sus derechos, invadiendo sus territorios, imponiendo condiciones leoninas en sus relaciones económicas y expoliando a los migrantes, a esos millones de seres humanos que han contribuido con su sangre y su sudor al desarrollo de tu país. ¡Pobre de ti, Donald Trump! Morelia, Michoacán a 19 de mayo de 2018.
