/ jueves 9 de enero de 2020

¿Transformación militarizada?

“Todo por servir se acaba y acaba por no servir”, dice el añejo refrán. El sistema político-económico mexicano mantiene genes como institución y contiene personas que “no niegan la cruz de su parroquia”, como dice el otro dicharacho. De una u otra manera las palabras revolución y transformación se utilizan como sinónimos. Podrá haber imprecisión en el concepto de ambas palabras, pero el vulgo lo utiliza como sinónimo.

En la Historia de México, los años 1810 y 1910 y la Reforma, marcan revoluciones o transformaciones que, de una u otra manera lograron diversos cambios. Con alzas y bajas, transformaron al país que ahora ofrecen múltiples beneficios sociales. Ahora se habla del proyecto de una cuarta transformación de la cual se esperan verdaderos resultados, pero hasta el momento ¿cuáles son los logros de esa transformación?

Cuando eran aspirantes al poder los que ahora lo ostentan se quejaban, por ejemplo, de la política y los políticos centralistas, de la pobreza, del desempleo, de la inseguridad, de la injusticia económica, de la corrupción, de la impunidad, entre otras insatisfacciones. A un año de gobiernos en los diversos niveles, sigue obscura la transformación. Predomina la palabrería, la incertidumbre y se ha logrado dividir a diversos sectores sociales. ¨Persisten también los monólogos dignos de la farándula. Impera el capricho y la ocurrencia y se actúa de acuerdo a la conveniencia y sus intereses. Lo mismo que en el pasado. Cada quien a su modo pero es lo mismo.

En ciernes está esa cacareada transformación. Habrá que esperar. Algunas acciones quedan claras: las cosas se harán como dice el ganso y punto. Algunas compañías constructoras nacionales y extranjeras de antaño continúan en el catálogo de proveedores. Las que reciben simpatía ahora, están en el actual padrón. Y qué bueno que ahí habrá combate a la corrupción. Dicen…

Una manifestación de la transformación es el nuevo rubro de actividades que tendrán las fuerzas armadas al convertirlas en constructoras de vivienda, de infraestructura, en repartidoras de recursos para programas sociales, en cuidadores de pipas que trasladan combustible, en guardias nacionales, etc. Cualquier trinchera es buena para servir a la Patria, sin duda. Las fuerzas armadas siempre han estado “al pie de la cureña” auxiliando a la sociedad en desastres o combatiendo al crimen organizado. Ahora los militares deberán acatar la orden de su comandante supremo porque deberán construir más de 100 sucursales del banco del Bienestar. Completarán 2 mil 700 en dos años, dijo López Obrador.

Por supuesto que la capacidad de los miembros de las fuerzas armadas es amplia. Cuentan con profesionistas calificados, hasta gente destacada en los oficios laborales. ¿Esto significa que poco a poco la vida y el desarrollo nacional serán modelados por estos conciudadanos? Por supuesto, ¡¡sería ocioso pensar en una requisa velada!! Para esa radical medida se requieren otros motivos y en México se vive el Estado de Derecho de quienes están en el poder…para no perder la costumbre. ¿O alguien opinaría que esa mano de obra militar debería disminuir sus prácticas que les da origen para ser utilizada en algo de mayor visibilidad social? No hay que olvidar el crónico hartazgo social y que también permea a miembros del Ejército. Sin embargo ahora hay un gran número de mexicanos que tienen, cuando menos, un peso en la bolsa y un taco en la boca. Gritarán menos. En tanto, qué bueno que las prerrogativas económicas disminuyen para los partidos políticos opositores. ¿Y a Morena? Estos siguen en campaña político electoral.

Y…qué pasa?


**** FRASE


A un año de gobiernos en los diversos niveles, sigue obscura la transformación. Predomina la palabrería, la incertidumbre y se ha logrado dividir a diversos sectores sociales. ¨Persisten también los monólogos dignos de la farándula. Impera el capricho y la ocurrencia.

“Todo por servir se acaba y acaba por no servir”, dice el añejo refrán. El sistema político-económico mexicano mantiene genes como institución y contiene personas que “no niegan la cruz de su parroquia”, como dice el otro dicharacho. De una u otra manera las palabras revolución y transformación se utilizan como sinónimos. Podrá haber imprecisión en el concepto de ambas palabras, pero el vulgo lo utiliza como sinónimo.

En la Historia de México, los años 1810 y 1910 y la Reforma, marcan revoluciones o transformaciones que, de una u otra manera lograron diversos cambios. Con alzas y bajas, transformaron al país que ahora ofrecen múltiples beneficios sociales. Ahora se habla del proyecto de una cuarta transformación de la cual se esperan verdaderos resultados, pero hasta el momento ¿cuáles son los logros de esa transformación?

Cuando eran aspirantes al poder los que ahora lo ostentan se quejaban, por ejemplo, de la política y los políticos centralistas, de la pobreza, del desempleo, de la inseguridad, de la injusticia económica, de la corrupción, de la impunidad, entre otras insatisfacciones. A un año de gobiernos en los diversos niveles, sigue obscura la transformación. Predomina la palabrería, la incertidumbre y se ha logrado dividir a diversos sectores sociales. ¨Persisten también los monólogos dignos de la farándula. Impera el capricho y la ocurrencia y se actúa de acuerdo a la conveniencia y sus intereses. Lo mismo que en el pasado. Cada quien a su modo pero es lo mismo.

En ciernes está esa cacareada transformación. Habrá que esperar. Algunas acciones quedan claras: las cosas se harán como dice el ganso y punto. Algunas compañías constructoras nacionales y extranjeras de antaño continúan en el catálogo de proveedores. Las que reciben simpatía ahora, están en el actual padrón. Y qué bueno que ahí habrá combate a la corrupción. Dicen…

Una manifestación de la transformación es el nuevo rubro de actividades que tendrán las fuerzas armadas al convertirlas en constructoras de vivienda, de infraestructura, en repartidoras de recursos para programas sociales, en cuidadores de pipas que trasladan combustible, en guardias nacionales, etc. Cualquier trinchera es buena para servir a la Patria, sin duda. Las fuerzas armadas siempre han estado “al pie de la cureña” auxiliando a la sociedad en desastres o combatiendo al crimen organizado. Ahora los militares deberán acatar la orden de su comandante supremo porque deberán construir más de 100 sucursales del banco del Bienestar. Completarán 2 mil 700 en dos años, dijo López Obrador.

Por supuesto que la capacidad de los miembros de las fuerzas armadas es amplia. Cuentan con profesionistas calificados, hasta gente destacada en los oficios laborales. ¿Esto significa que poco a poco la vida y el desarrollo nacional serán modelados por estos conciudadanos? Por supuesto, ¡¡sería ocioso pensar en una requisa velada!! Para esa radical medida se requieren otros motivos y en México se vive el Estado de Derecho de quienes están en el poder…para no perder la costumbre. ¿O alguien opinaría que esa mano de obra militar debería disminuir sus prácticas que les da origen para ser utilizada en algo de mayor visibilidad social? No hay que olvidar el crónico hartazgo social y que también permea a miembros del Ejército. Sin embargo ahora hay un gran número de mexicanos que tienen, cuando menos, un peso en la bolsa y un taco en la boca. Gritarán menos. En tanto, qué bueno que las prerrogativas económicas disminuyen para los partidos políticos opositores. ¿Y a Morena? Estos siguen en campaña político electoral.

Y…qué pasa?


**** FRASE


A un año de gobiernos en los diversos niveles, sigue obscura la transformación. Predomina la palabrería, la incertidumbre y se ha logrado dividir a diversos sectores sociales. ¨Persisten también los monólogos dignos de la farándula. Impera el capricho y la ocurrencia.