/ domingo 23 de septiembre de 2018

Tlajomulco: camino a la restauración


Mientras el gobierno de Jalisco se empeña en encontrar culpables ante la inutilidad de una Ley que fue rebasada por la realidad, ante el número de cuerpos humanos generados por la trágica escalada de la violencia en el estado, y se pone en escena el descubrimiento que los cementerios municipales tienen capacidad para ser receptorios.

En tanto se sigue investigando en los miles de casos que, de acuerdo a ese mandato legislativo, debe conservar el Estado sin cremaciones, que más allá de la dignidad justa de familiares y fallecidos, representa la inaplazable inversión financiera luego de la incapacidad dejada en este vergonzoso entramado en el que lo único cierto es que la violencia no para. Y el presidente municipal de Tlajomulco, Alberto Uribe, a unos cuantos días de terminar su mandato, sigue haciendo su trabajo, e identifica públicamente lo que puede ser el detonante de la descomposición urbana. Es decir, el negocio inmobiliario por encima del cumplimiento de la observancia de los Derechos Humanos para la mayoría de la población.

Así lo representó Uribe en el contexto del enorme territorio de Tlajomulco de Zúñiga frente al Procurador Urbano del Estado, José Trinidad Padilla López, la Comisión Estatal de los Derechos Humanos y el autor del diagnóstico que llevó a Tlajomulco, bajo su presidencia a dar el primer paso importante para la restauración urbana Bernd Pfannenstein.

En ese trabajo de levantamiento sobre las condiciones materiales de decenas de miles de viviendas coordinado por Pfannenstein, geógrafo de origen Alemán, y con la colaboración de alumnos de la Universidad Politécnica de la Zona Metropolitana de Guadalajara, se logró identificar la disminución de la vivienda abandonada y que ha sido, seguramente, uno de los factores de la inseguridad prevaleciente, al pasar de casi 40 mil a 18 mil, lo cual representa un 50% menos de lo recibido por la actual administración municipal degradada principalmente por los fraccionamientos carentes de servicios básicos como conectividad, seguridad, transporte público y banquetas al quedar aislados, en algunos casos con decenas de miles de habitantes, que para llegar a sus centros de trabajo o escolares llegan a invertir la mayor parte de su vida cotidiana. Por lo cual el presidente Uribe reconoció que pese a los avances en ese diagnóstico, aun atrayendo inversión en plantas productivas faltan acciones coordinadas de los tres niveles de gobierno desde los cuales, nunca dejará de apoyar a Tlajomulco “…a partir de mi incorporación al Gobierno Federal encabezado por Andrés Manuel López Obrador ”, señaló Uribe.

Reconoció el edil, en la sesión académica y ante los medios de comunicación haber recibido presiones de la CANADEVI, lo cual es comprensible si consideramos que a los constructores de viviendas en ese municipio les ha interesado más ganar dinero corrompiendo a los cabildos, desde hace décadas, antes que dejar de construir vivienda barata, donde hasta hace poco sólo había cañaverales, maizales y lagunas temporales.

Para un fraccionador dotado de ética profesional, debe mantenerse esa reserva territorial para alimentar los mantos freáticos pertenecientes a todos los jaliscienses, antes que seguir devastando el territorio. Por ello, a los estudiosos de la ciudad nos congratula este pequeño pero importante paso dado por Tlajomulco que, en este trienio, sólo aprobó el 5% de las solicitudes de nuevos fraccionamientos, lo cual debería ser motivo de imitar por el resto de los presidentes municipales, principalmente Tonalá, Tlaquepaque, El Salto y Chapala. Sobre todo luego de la impresionante explotación de una percepción de falsa seguridad en el AMG que ya casi llega al 50% del total de la superficie citadina convertida en cotos, edificios verticales, locales comerciales y todo tipo de edificaciones para fomentar la economía y acentuar la exclusión y la inseguridad.

Maestro academico del CUAAD, Universidad de Guadalajara

carlosm_orozco@hotmail.com


Mientras el gobierno de Jalisco se empeña en encontrar culpables ante la inutilidad de una Ley que fue rebasada por la realidad, ante el número de cuerpos humanos generados por la trágica escalada de la violencia en el estado, y se pone en escena el descubrimiento que los cementerios municipales tienen capacidad para ser receptorios.

En tanto se sigue investigando en los miles de casos que, de acuerdo a ese mandato legislativo, debe conservar el Estado sin cremaciones, que más allá de la dignidad justa de familiares y fallecidos, representa la inaplazable inversión financiera luego de la incapacidad dejada en este vergonzoso entramado en el que lo único cierto es que la violencia no para. Y el presidente municipal de Tlajomulco, Alberto Uribe, a unos cuantos días de terminar su mandato, sigue haciendo su trabajo, e identifica públicamente lo que puede ser el detonante de la descomposición urbana. Es decir, el negocio inmobiliario por encima del cumplimiento de la observancia de los Derechos Humanos para la mayoría de la población.

Así lo representó Uribe en el contexto del enorme territorio de Tlajomulco de Zúñiga frente al Procurador Urbano del Estado, José Trinidad Padilla López, la Comisión Estatal de los Derechos Humanos y el autor del diagnóstico que llevó a Tlajomulco, bajo su presidencia a dar el primer paso importante para la restauración urbana Bernd Pfannenstein.

En ese trabajo de levantamiento sobre las condiciones materiales de decenas de miles de viviendas coordinado por Pfannenstein, geógrafo de origen Alemán, y con la colaboración de alumnos de la Universidad Politécnica de la Zona Metropolitana de Guadalajara, se logró identificar la disminución de la vivienda abandonada y que ha sido, seguramente, uno de los factores de la inseguridad prevaleciente, al pasar de casi 40 mil a 18 mil, lo cual representa un 50% menos de lo recibido por la actual administración municipal degradada principalmente por los fraccionamientos carentes de servicios básicos como conectividad, seguridad, transporte público y banquetas al quedar aislados, en algunos casos con decenas de miles de habitantes, que para llegar a sus centros de trabajo o escolares llegan a invertir la mayor parte de su vida cotidiana. Por lo cual el presidente Uribe reconoció que pese a los avances en ese diagnóstico, aun atrayendo inversión en plantas productivas faltan acciones coordinadas de los tres niveles de gobierno desde los cuales, nunca dejará de apoyar a Tlajomulco “…a partir de mi incorporación al Gobierno Federal encabezado por Andrés Manuel López Obrador ”, señaló Uribe.

Reconoció el edil, en la sesión académica y ante los medios de comunicación haber recibido presiones de la CANADEVI, lo cual es comprensible si consideramos que a los constructores de viviendas en ese municipio les ha interesado más ganar dinero corrompiendo a los cabildos, desde hace décadas, antes que dejar de construir vivienda barata, donde hasta hace poco sólo había cañaverales, maizales y lagunas temporales.

Para un fraccionador dotado de ética profesional, debe mantenerse esa reserva territorial para alimentar los mantos freáticos pertenecientes a todos los jaliscienses, antes que seguir devastando el territorio. Por ello, a los estudiosos de la ciudad nos congratula este pequeño pero importante paso dado por Tlajomulco que, en este trienio, sólo aprobó el 5% de las solicitudes de nuevos fraccionamientos, lo cual debería ser motivo de imitar por el resto de los presidentes municipales, principalmente Tonalá, Tlaquepaque, El Salto y Chapala. Sobre todo luego de la impresionante explotación de una percepción de falsa seguridad en el AMG que ya casi llega al 50% del total de la superficie citadina convertida en cotos, edificios verticales, locales comerciales y todo tipo de edificaciones para fomentar la economía y acentuar la exclusión y la inseguridad.

Maestro academico del CUAAD, Universidad de Guadalajara

carlosm_orozco@hotmail.com