/ lunes 25 de septiembre de 2023

Timing político


La política es ciencia y es arte. Es oficio y es creatividad. Es combinar tiempos, espacios, personas y circunstancias. La clave del buen ejercicio de la actividad política proviene del dominio del terreno de juego, de los actores, de los atributos y desventajas propios, así como las de los adversarios. Siendo una actividad humana, multifactorial, compleja, cambiante, dinámica y evolutiva, existe un factor decisivo que muchos menosprecian y por ello frustran o dificultan su acceso a escenarios de conquista, retención o transmisión del poder: el tiempo.


Sucede que hay quienes logran tener la formula correcta, el mensaje adecuado, el emisor ideal, el canal conveniente e incluso un público expectante, situación que genera emoción y aceleramiento inadecuado. Todo lo anterior es necesario, pero ante el valor indubitable que posee el momento adecuado, el momento preciso para la acción de la política, incluso otros factores, como el dinero mismo, extravían su sentido.

Los tiempos en la política son fatales. Todo cálculo de escenarios, ruta crítica, plan de campaña, plan de medios, publicaciones en redes sociales, deben de ser pasados por el filtro de la calendarización. La mejor de las planeaciones puede sucumbir ante la coyuntura o la crisis emergente. Fases, tiempos, etapas de campaña deben de trazarse con precisión estratégica, pero deberán acompañarse permanentemente para modificar y actualizar tácticamente sin que pierda valor el plan político.

De cara a los procesos electorales federales y locales que ocurrirán en junio de 2024, transcurrieron ya los procesos electorales previos, no contemplados como tales en la legislación electoral mexicana, donde vimos como al filo de la navaja y en el borde de la comisión de delitos electorales por parte de la mayoría de los partidos políticos nacionales, emergieron dos bloques partidistas que postularon por una parte a Xóchitl Gálvez y por otra parte a Claudia Scheinbaum, personajes que encabezan las encuestas y mediciones de opinión pública claramente.

Con la imposibilidad legal de proseguir con las actividades proselitistas a cielo abierto, se crea un compás de espera que se prolongará por varias semanas, creando la percepción de que las candidatas han bajado los brazos, se encuentran descansando o se desinflan sus agendas y actividades de promoción, lo cual debemos analizar como parcialmente cierto, pero debemos agregar que los partidos políticos necesitan planeación, registro de plataformas, toma de acuerdos significativos sobre los demás cargos de elección en disputa, como lo son los candidatos a gobernador, senadores, diputados federales y otros cargos locales a definirse el mismo 2 de junio siguiente.

La sobre exposición de las candidatas también cansa y puede provocar efectos no deseados que no sirven al propósito de la obtención de la victoria. El tiempo juega un papel protagónico y el uso y consumo de estas semanas exige el máximo de responsabilidad, astucia, creatividad y operación política. El juego exige la aparición en escena de figuras de apoyo, de dirigentes partidistas, de aliados que apoyen en la construcción de la narrativa principal, dando descanso planeado a las candidatas. Esta pausa en la batalla proselitista anticipa la venidera disputa cerrada de gran intensidad, que efectivamente ocurrirá, a partir de febrero, si se respetan los tiempos de la ley para el proceso electoral. Por ahora hay ajustes de equipos, sumas, traiciones, decantamiento, decisiones, cooptación de lideres sociales y medición de fuerzas. Sin comer ansías, las campañas van lentas por que llevan prisa. Veamos quien logra utilizar mejor su recurso temporal y se acerca con ello más aún a la victoria.

www.youtube.com/c/carlosanguianoz


La política es ciencia y es arte. Es oficio y es creatividad. Es combinar tiempos, espacios, personas y circunstancias. La clave del buen ejercicio de la actividad política proviene del dominio del terreno de juego, de los actores, de los atributos y desventajas propios, así como las de los adversarios. Siendo una actividad humana, multifactorial, compleja, cambiante, dinámica y evolutiva, existe un factor decisivo que muchos menosprecian y por ello frustran o dificultan su acceso a escenarios de conquista, retención o transmisión del poder: el tiempo.


Sucede que hay quienes logran tener la formula correcta, el mensaje adecuado, el emisor ideal, el canal conveniente e incluso un público expectante, situación que genera emoción y aceleramiento inadecuado. Todo lo anterior es necesario, pero ante el valor indubitable que posee el momento adecuado, el momento preciso para la acción de la política, incluso otros factores, como el dinero mismo, extravían su sentido.

Los tiempos en la política son fatales. Todo cálculo de escenarios, ruta crítica, plan de campaña, plan de medios, publicaciones en redes sociales, deben de ser pasados por el filtro de la calendarización. La mejor de las planeaciones puede sucumbir ante la coyuntura o la crisis emergente. Fases, tiempos, etapas de campaña deben de trazarse con precisión estratégica, pero deberán acompañarse permanentemente para modificar y actualizar tácticamente sin que pierda valor el plan político.

De cara a los procesos electorales federales y locales que ocurrirán en junio de 2024, transcurrieron ya los procesos electorales previos, no contemplados como tales en la legislación electoral mexicana, donde vimos como al filo de la navaja y en el borde de la comisión de delitos electorales por parte de la mayoría de los partidos políticos nacionales, emergieron dos bloques partidistas que postularon por una parte a Xóchitl Gálvez y por otra parte a Claudia Scheinbaum, personajes que encabezan las encuestas y mediciones de opinión pública claramente.

Con la imposibilidad legal de proseguir con las actividades proselitistas a cielo abierto, se crea un compás de espera que se prolongará por varias semanas, creando la percepción de que las candidatas han bajado los brazos, se encuentran descansando o se desinflan sus agendas y actividades de promoción, lo cual debemos analizar como parcialmente cierto, pero debemos agregar que los partidos políticos necesitan planeación, registro de plataformas, toma de acuerdos significativos sobre los demás cargos de elección en disputa, como lo son los candidatos a gobernador, senadores, diputados federales y otros cargos locales a definirse el mismo 2 de junio siguiente.

La sobre exposición de las candidatas también cansa y puede provocar efectos no deseados que no sirven al propósito de la obtención de la victoria. El tiempo juega un papel protagónico y el uso y consumo de estas semanas exige el máximo de responsabilidad, astucia, creatividad y operación política. El juego exige la aparición en escena de figuras de apoyo, de dirigentes partidistas, de aliados que apoyen en la construcción de la narrativa principal, dando descanso planeado a las candidatas. Esta pausa en la batalla proselitista anticipa la venidera disputa cerrada de gran intensidad, que efectivamente ocurrirá, a partir de febrero, si se respetan los tiempos de la ley para el proceso electoral. Por ahora hay ajustes de equipos, sumas, traiciones, decantamiento, decisiones, cooptación de lideres sociales y medición de fuerzas. Sin comer ansías, las campañas van lentas por que llevan prisa. Veamos quien logra utilizar mejor su recurso temporal y se acerca con ello más aún a la victoria.

www.youtube.com/c/carlosanguianoz