/ lunes 26 de octubre de 2020

Tierra pródiga

No siempre prodigar tiene sentido de exceso, sino que puede significar sencillamente: “dar con abundancia o profusión”. Decir que un canal de riego prodiga las riquezas en una comarca, no significa que las malgasta o desperdicia. Un hombre que prodiga los favores entre sus amigos no es censurable.

El nombre de El Chamizal es muy antiguo, pues aparece en el antecedente documental histórico más remoto con que se cuenta, o sea en la solicitud de título sobre la tierra, así llamada, por el colono Ricardo Bruselas en junio de 1818. Chamizal viene de chamizo planta humilde, pero de gran valor como forraje, abundante en los terrenos en cuestión.

La historia de esta tierra pródiga en disputa, conocida como El Chamizal, databa de 1864, cuando era Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, Pablo Benito Juárez García, siendo su homologo Abraham Lincoln, precisamente, fueron mexicanos radicados en Paso del Norte, hoy Ciudad Juárez, los que informaron de una notable variación en el caudal del Río Bravo, que había separado de nuestro lado, tierras que ahora se adjudicaban los texanos. Fue entonces que nuestra diplomacia entró en acción para solucionar el conflicto, aunque dentro de las posibilidades que permitía la guerra en México.

No obstante, a ello, existía el Tratado de Guadalupe-Hidalgo (1848 y 1853) en el que era claro que el límite territorial entre ambos países sería el Río Bravo, el Chamizal era una porción de territorio con superficie de 243 hectáreas, aproximadamente, entre Ciudad Juárez, Chihuahua y El Paso, Texas.

La negativa estadounidense ante este alegato llevó a que el gobierno mexicano optara por las diferentes posibilidades que el derecho internacional permite para este tipo de disputas; el caso del Chamizal es sin duda el caso más apasionante de la diplomacia mexicana, sin embargo, el conflicto revolucionario, la intención estadounidense de llegar a otro tipo de acuerdo y el inconveniente de tomar posesión de un territorio que prácticamente se encontraba dentro de El Paso, dejaron este tema para después, mucho después.

Gracias a los constantes conversatorios diplomáticos se dio la única devolución del territorio que México ha obtenido de los Estados Unidos de Norte América después de la guerra que despojó a los mexicanos del 55% de su superficie en 1848.

Fue el presidente mexicano Adolfo López Mateos quien reactivaría las negociaciones y gracias al inmejorable momento de la relación presidencial entre México y los Estados Unidos, expondría que se trataba de un asunto legal, sin ánimo de revancha, pero muy importante para el pueblo mexicano y su conciliación definitiva con el país del norte. Kennedy estaría de acuerdo y el 29 de agosto de 1963 se firmarían los convenios para solucionar el problema de El Chamizal. Entre varios puntos, el más destacado fue la necesidad de cambiar el cauce del río para permitir una estabilidad en la frontera y protección contra futuras inundaciones.

Este proceso no fue sencillo ya que aproximadamente unas 5,000 personas vivían dentro de la zona conflictuada y para devolver el terreno a México habría que expulsarlas de sus hogares, entonces los dos países acordaron pagar mutuamente a los afectados, así como la construcción de un canal pluvial que dividió la Isla de Córdova en dos áreas, la más grande para nuestro país.

En septiembre de 1964 el presidente Lyndon B. Johnson entregó simbólicamente El Chamizal a López Mateos y en octubre de 1967 se reintegró físicamente a México, con lo que se cumplían más de cien años de un arduo proceso legal que si bien era un asunto político y económico, seguramente también implicaba una cuestión sentimental.

* Rector General del Centro Universitario UTEG

joseroque@uteg.edu.mx

No siempre prodigar tiene sentido de exceso, sino que puede significar sencillamente: “dar con abundancia o profusión”. Decir que un canal de riego prodiga las riquezas en una comarca, no significa que las malgasta o desperdicia. Un hombre que prodiga los favores entre sus amigos no es censurable.

El nombre de El Chamizal es muy antiguo, pues aparece en el antecedente documental histórico más remoto con que se cuenta, o sea en la solicitud de título sobre la tierra, así llamada, por el colono Ricardo Bruselas en junio de 1818. Chamizal viene de chamizo planta humilde, pero de gran valor como forraje, abundante en los terrenos en cuestión.

La historia de esta tierra pródiga en disputa, conocida como El Chamizal, databa de 1864, cuando era Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, Pablo Benito Juárez García, siendo su homologo Abraham Lincoln, precisamente, fueron mexicanos radicados en Paso del Norte, hoy Ciudad Juárez, los que informaron de una notable variación en el caudal del Río Bravo, que había separado de nuestro lado, tierras que ahora se adjudicaban los texanos. Fue entonces que nuestra diplomacia entró en acción para solucionar el conflicto, aunque dentro de las posibilidades que permitía la guerra en México.

No obstante, a ello, existía el Tratado de Guadalupe-Hidalgo (1848 y 1853) en el que era claro que el límite territorial entre ambos países sería el Río Bravo, el Chamizal era una porción de territorio con superficie de 243 hectáreas, aproximadamente, entre Ciudad Juárez, Chihuahua y El Paso, Texas.

La negativa estadounidense ante este alegato llevó a que el gobierno mexicano optara por las diferentes posibilidades que el derecho internacional permite para este tipo de disputas; el caso del Chamizal es sin duda el caso más apasionante de la diplomacia mexicana, sin embargo, el conflicto revolucionario, la intención estadounidense de llegar a otro tipo de acuerdo y el inconveniente de tomar posesión de un territorio que prácticamente se encontraba dentro de El Paso, dejaron este tema para después, mucho después.

Gracias a los constantes conversatorios diplomáticos se dio la única devolución del territorio que México ha obtenido de los Estados Unidos de Norte América después de la guerra que despojó a los mexicanos del 55% de su superficie en 1848.

Fue el presidente mexicano Adolfo López Mateos quien reactivaría las negociaciones y gracias al inmejorable momento de la relación presidencial entre México y los Estados Unidos, expondría que se trataba de un asunto legal, sin ánimo de revancha, pero muy importante para el pueblo mexicano y su conciliación definitiva con el país del norte. Kennedy estaría de acuerdo y el 29 de agosto de 1963 se firmarían los convenios para solucionar el problema de El Chamizal. Entre varios puntos, el más destacado fue la necesidad de cambiar el cauce del río para permitir una estabilidad en la frontera y protección contra futuras inundaciones.

Este proceso no fue sencillo ya que aproximadamente unas 5,000 personas vivían dentro de la zona conflictuada y para devolver el terreno a México habría que expulsarlas de sus hogares, entonces los dos países acordaron pagar mutuamente a los afectados, así como la construcción de un canal pluvial que dividió la Isla de Córdova en dos áreas, la más grande para nuestro país.

En septiembre de 1964 el presidente Lyndon B. Johnson entregó simbólicamente El Chamizal a López Mateos y en octubre de 1967 se reintegró físicamente a México, con lo que se cumplían más de cien años de un arduo proceso legal que si bien era un asunto político y económico, seguramente también implicaba una cuestión sentimental.

* Rector General del Centro Universitario UTEG

joseroque@uteg.edu.mx