/ miércoles 5 de agosto de 2020

¿Terminó la delincuencia?

Abundante difusión mediática recibió la sociedad mexicana el pasado fin de semana tras la detención de un señor que, en su declaración policiaca, dice que le apodan “El Marro”. Excelente que los polis cumplieron con su obligación, pero, ¿eso es todo? La agitación entre los políticos por las elecciones del año próximo ya es acelerada y la repetición de esa nota informativa parece un spot que trata de convencer a la gente de que el partido en el poder y nuestros empleados policiacos, son “los chichos” de la película. El pueblo sabe que no es verdad. A ese señor se le acusa de varios delitos. En tanto las conductas antisociales y adicciones continúen abrumando a la sociedad, nunca terminarán los insumos correspondientes.

En materia de seguridad pública o inseguridad, como usted desee amable lector, las presuntas autoridades en la materia atiborran de cifras al público a sabiendas de que ni a la gente le interesa ni es fácil ni a todos se les da el tema de las estadísticas y menos cuando estas son manipuladas de manera cuestionable y criticable. Se dice que bajaron los índices delincuenciales en algunos rubros. Pero la evidente realidad dice lo contrario. Los medios informativos diariamente dan a conocer que, en México, corre la sangre por violencia. Los desaparecidos, los secuestros, las extorsiones, los robos en todos sus géneros, están a la orden del día.

El robo a casa habitación, de vehículos y accesorios; el asalto en cualquier modalidad es cotidiano. Los estacionamientos de centros comerciales y de reunión y las calles, son áreas donde pululan y roban los amantes de lo ajeno. Si bien la delincuencia es una consecuencia de la falta de educación, de cultura del trabajo y desempleo, amén de la inexistencia de valores morales, no hay policía suficiente. Y parecería que la ley de “la plata o el plomo” es el rector de nuestra sociedad sin que haya poder humano que erradique, o cuando menos controle esa permanente pandemia.

Los alrededores de los mercados son centros laborales de los ladrones de autos y accesorios. Y curiosamente allá por la antigua Central Camionera en Guadalajara los afectados encuentran las refacciones y los accesorios que hasta parecieran los mismos que les robaron. El vulgo popular cuenta que a un periodista radiofónico, le robaron los espejos laterales de su vehículo y casi de inmediato tuvo que comprarlos por calles aledañas a Cinco de Febrero y Los Ángeles. Según esta historia, a simple vista “eran los mismos” espejos.

Por los alrededores del mercado “Felipe Ángeles” hay delincuentes que allí tienen su centro de latrocinio. “Vuelan” desde vehículos, hasta accesorios, burlándose de la policía y de la ciudadanía. En tanto los gobernantes simplemente realizan reuniones, forman comisiones, comités, mesas de trabajo, organismos públicos descentralizados, comisarías, agencias, institutos y hasta una Junta de Coordinación Metropolitana. Esta, por cierto, hace unas semanas cumplió un año de instaurada, según la información periodística. Otro año de despilfarro económico y de burla social.

EL OCCIDENTAL ha publicado múltiples quejas y sucesos de inseguridad pública en el mercado “Felipe Ángeles”. Hace una década, más o menos, locatarios del interior, enfadados por el problema mencionado, también señalaban el abuso de agentes de tránsito ahora pomposamente llamados “policías viales” que solamente son recolectores que hacen labor recaudatoria repartiendo boletas de infracción. No hay lugares adecuados de estacionamiento alrededor de estos mercados. Parecería que a la “autoridad” no le conviene: ahí está una fuente económica. ¿Llegará a las arcas oficiales’ Por aquellos tiempos se decía, entre algunos taxistas, que por los alrededores de dicho mercado, los ruleteros debían “aportar” entre 30 y 50 pesos diarios para que pudiesen subir pasaje y su carga. Sin duda esos lugares eran codiciados por áreas de mando de la autoridad. Lo mismo se decía que para traer motocicleta, patrulla y estar en crucero y zonas “apetito$as”, habría que “dar la medida”. ¿Sería verdad? ¿Será real, ahora, esa leyenda? En tanto los ladrones siguen en las suyas burlándose o teniendo complicidad con algunas presuntas autoridades!! Y…qué pasa?

* PERIODISTA

mjimenezibanez@yahoo.com.mx

Abundante difusión mediática recibió la sociedad mexicana el pasado fin de semana tras la detención de un señor que, en su declaración policiaca, dice que le apodan “El Marro”. Excelente que los polis cumplieron con su obligación, pero, ¿eso es todo? La agitación entre los políticos por las elecciones del año próximo ya es acelerada y la repetición de esa nota informativa parece un spot que trata de convencer a la gente de que el partido en el poder y nuestros empleados policiacos, son “los chichos” de la película. El pueblo sabe que no es verdad. A ese señor se le acusa de varios delitos. En tanto las conductas antisociales y adicciones continúen abrumando a la sociedad, nunca terminarán los insumos correspondientes.

En materia de seguridad pública o inseguridad, como usted desee amable lector, las presuntas autoridades en la materia atiborran de cifras al público a sabiendas de que ni a la gente le interesa ni es fácil ni a todos se les da el tema de las estadísticas y menos cuando estas son manipuladas de manera cuestionable y criticable. Se dice que bajaron los índices delincuenciales en algunos rubros. Pero la evidente realidad dice lo contrario. Los medios informativos diariamente dan a conocer que, en México, corre la sangre por violencia. Los desaparecidos, los secuestros, las extorsiones, los robos en todos sus géneros, están a la orden del día.

El robo a casa habitación, de vehículos y accesorios; el asalto en cualquier modalidad es cotidiano. Los estacionamientos de centros comerciales y de reunión y las calles, son áreas donde pululan y roban los amantes de lo ajeno. Si bien la delincuencia es una consecuencia de la falta de educación, de cultura del trabajo y desempleo, amén de la inexistencia de valores morales, no hay policía suficiente. Y parecería que la ley de “la plata o el plomo” es el rector de nuestra sociedad sin que haya poder humano que erradique, o cuando menos controle esa permanente pandemia.

Los alrededores de los mercados son centros laborales de los ladrones de autos y accesorios. Y curiosamente allá por la antigua Central Camionera en Guadalajara los afectados encuentran las refacciones y los accesorios que hasta parecieran los mismos que les robaron. El vulgo popular cuenta que a un periodista radiofónico, le robaron los espejos laterales de su vehículo y casi de inmediato tuvo que comprarlos por calles aledañas a Cinco de Febrero y Los Ángeles. Según esta historia, a simple vista “eran los mismos” espejos.

Por los alrededores del mercado “Felipe Ángeles” hay delincuentes que allí tienen su centro de latrocinio. “Vuelan” desde vehículos, hasta accesorios, burlándose de la policía y de la ciudadanía. En tanto los gobernantes simplemente realizan reuniones, forman comisiones, comités, mesas de trabajo, organismos públicos descentralizados, comisarías, agencias, institutos y hasta una Junta de Coordinación Metropolitana. Esta, por cierto, hace unas semanas cumplió un año de instaurada, según la información periodística. Otro año de despilfarro económico y de burla social.

EL OCCIDENTAL ha publicado múltiples quejas y sucesos de inseguridad pública en el mercado “Felipe Ángeles”. Hace una década, más o menos, locatarios del interior, enfadados por el problema mencionado, también señalaban el abuso de agentes de tránsito ahora pomposamente llamados “policías viales” que solamente son recolectores que hacen labor recaudatoria repartiendo boletas de infracción. No hay lugares adecuados de estacionamiento alrededor de estos mercados. Parecería que a la “autoridad” no le conviene: ahí está una fuente económica. ¿Llegará a las arcas oficiales’ Por aquellos tiempos se decía, entre algunos taxistas, que por los alrededores de dicho mercado, los ruleteros debían “aportar” entre 30 y 50 pesos diarios para que pudiesen subir pasaje y su carga. Sin duda esos lugares eran codiciados por áreas de mando de la autoridad. Lo mismo se decía que para traer motocicleta, patrulla y estar en crucero y zonas “apetito$as”, habría que “dar la medida”. ¿Sería verdad? ¿Será real, ahora, esa leyenda? En tanto los ladrones siguen en las suyas burlándose o teniendo complicidad con algunas presuntas autoridades!! Y…qué pasa?

* PERIODISTA

mjimenezibanez@yahoo.com.mx