/ domingo 29 de julio de 2018

Sublime el Ministerio

En este país y en cualquier otro lugar del mundo quien tiene la bendición, la gracia, la suerte, la oportunidad de arribar al cargo de Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, debe de ser en principio un hombre o mujer dicho en todos sus términos que significa ser un ser humano virtuoso de tal suerte culto, sabio, honesto, valiente, diligente, creativo como un Quijote y por sobre todo humilde que de seguro le nacería la virtud de ser justo, sin más ambiciones que tener la honra de cumplir con lo que debe ser este sagrado ministerio, Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Es asqueroso, indignante, ofensivo, denigrante, doloso, ridículo y cobarde tener un Poder Judicial Federal en este país con tantos elementos soberbios, estúpidos, ignorantes, arrogantes, deshonestos, tibios, inalcanzables para los mortales que tienen la osadía de dirigirse a tan inmerecidos personajes según su actitud y su escaso talento en el trato como sus semejantes, no obstante de ser esta situación extremadamente grave que no podía de ser de otro modo si existen detentando el cargo de Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ya no digamos de hombres y mujeres con los dones que menciono en el preámbulo de esta columna, sino que además de carentes de todo eso, algunos de ellos ajenos al medio jurisdiccional como en el caso de quienes después de ser policía dizque fue diplomático desempeñándose como embajador y otro banquero de amplia trayectoria familiar en las finanzas internacionales pero al fin ajenos y que algunos de ellos como el propio presidente de la Corte tan perceptible su miseria humana ya no digamos de juez al decir en su bastarda declaración en su desacuerdo por el decremento salarial que plantea el virtual Presidente de México electo que tal situación conduciría a torcer la vara de la justicia para poder alcanzar los recursos suficientes que le permitieran subsistir, cuanta pobreza histórica de tan soberbio espécimen al desconocer el principio Juarista de que su percepción debe ser de una honrada medianía y sujetarse en su quehacer solamente a la ley.


Es asqueroso, indignante, ofensivo, denigrante,
doloso, ridículo y cobarde tener un Poder Judicial
Federal en este país con tantos elementos
soberbios, estúpidos, ignorantes,

arrogantes, deshonestos, tibios.


Por todo lo anterior me parece que el ser Ministro de la Corte de este país debe de ser honorífico sin ningún emolumento económico más que la gloria y la satisfacción de dar a cada quien lo suyo en el cabal cumplimiento de la ley ya que es la luz que guía el camino que transita toda sociedad, además de ser la cúspide de todo profesional del derecho a que se puede aspirar, es por ello que debe convocarse al foro nacional para que después si es posible desaforar y consignar a los actuales Ministros se reciban solicitudes y propuestas de hombres y mujeres que reúnan el perfil para desempeñar ese cargo por un plazo no mayor de diez años.


locb15@hotmail.com

En este país y en cualquier otro lugar del mundo quien tiene la bendición, la gracia, la suerte, la oportunidad de arribar al cargo de Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, debe de ser en principio un hombre o mujer dicho en todos sus términos que significa ser un ser humano virtuoso de tal suerte culto, sabio, honesto, valiente, diligente, creativo como un Quijote y por sobre todo humilde que de seguro le nacería la virtud de ser justo, sin más ambiciones que tener la honra de cumplir con lo que debe ser este sagrado ministerio, Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Es asqueroso, indignante, ofensivo, denigrante, doloso, ridículo y cobarde tener un Poder Judicial Federal en este país con tantos elementos soberbios, estúpidos, ignorantes, arrogantes, deshonestos, tibios, inalcanzables para los mortales que tienen la osadía de dirigirse a tan inmerecidos personajes según su actitud y su escaso talento en el trato como sus semejantes, no obstante de ser esta situación extremadamente grave que no podía de ser de otro modo si existen detentando el cargo de Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ya no digamos de hombres y mujeres con los dones que menciono en el preámbulo de esta columna, sino que además de carentes de todo eso, algunos de ellos ajenos al medio jurisdiccional como en el caso de quienes después de ser policía dizque fue diplomático desempeñándose como embajador y otro banquero de amplia trayectoria familiar en las finanzas internacionales pero al fin ajenos y que algunos de ellos como el propio presidente de la Corte tan perceptible su miseria humana ya no digamos de juez al decir en su bastarda declaración en su desacuerdo por el decremento salarial que plantea el virtual Presidente de México electo que tal situación conduciría a torcer la vara de la justicia para poder alcanzar los recursos suficientes que le permitieran subsistir, cuanta pobreza histórica de tan soberbio espécimen al desconocer el principio Juarista de que su percepción debe ser de una honrada medianía y sujetarse en su quehacer solamente a la ley.


Es asqueroso, indignante, ofensivo, denigrante,
doloso, ridículo y cobarde tener un Poder Judicial
Federal en este país con tantos elementos
soberbios, estúpidos, ignorantes,

arrogantes, deshonestos, tibios.


Por todo lo anterior me parece que el ser Ministro de la Corte de este país debe de ser honorífico sin ningún emolumento económico más que la gloria y la satisfacción de dar a cada quien lo suyo en el cabal cumplimiento de la ley ya que es la luz que guía el camino que transita toda sociedad, además de ser la cúspide de todo profesional del derecho a que se puede aspirar, es por ello que debe convocarse al foro nacional para que después si es posible desaforar y consignar a los actuales Ministros se reciban solicitudes y propuestas de hombres y mujeres que reúnan el perfil para desempeñar ese cargo por un plazo no mayor de diez años.


locb15@hotmail.com