/ domingo 16 de junio de 2019

Sin República, sin Utopía…. y sin platón

Las grandes dificultades que experimenta el mexicano en los momentos actuales, así como el deterioro que en gran parte ha sufrido el aparato oficial, junto con los múltiples yerros y omisiones en la historia reciente, nos hacen recordar con ironía el dibujo de República que en sus tiempos hizo el sabio Platón. Y de alguna manera, observar lo lejos que estamos de ese ideal.

Debemos apuntar que llegamos a este punto, cuando en momentos decisivos del acontecer histórico de nuestro país, hemos visto que el estado no se ha decidido o no ha estado en condiciones, de tomar las decisiones adecuadas. Y para ello tenemos unos ejemplos vagos que citaremos enseguida.

Cuando se llevó a cabo la venta del Club Deportivo Guadalajara, el hecho provocó un profundo lamento social, ya no solamente en el ámbito deportivo, sino en un sector más amplio de la sociedad. Porque las Chivas y el chiverío se iban a quedar sin club. Y eso sería como un atraso en los dos ámbitos porque para un rojiblanco de hueso colorado, las Chivas no son solamente parte del estado, sino de la nación. Son algo así como una institución. Son algo emblemático.

Un soñador despistado se dijo entonces para sus adentros y también para algunos amigos, que si hubiéramos contado con un Estado visionario y socialmente interesado, hubiera comprado o expropiado el Club, ante la inminencia de la venta, para evitar que desapareciera y pudiéramos seguir contando con la institución.

En otro caso parecido, ha habido quienes consideran que si el gobierno se preocupara más seriamente por el presente y el futuro de los mexicanos, podría hacer reformas a los planes de educación, para que desde la temprana edad, se incluyeran hábitos como el ahorro y conocimientos sobre los riesgos que implica un matrimonio mal llevado. Y así sucesivamente. La educación podría incluir lo económico y lo social, mediante enseñanzas prácticas.

Pero como no ha sucedido así tenemos como resultado que debido a los citados yerros y omisiones, muchos mexicanos nos estamos quedando sin un “platón” del que nos podamos servir, tal como, haciendo un juego de palabras, lo señalamos en el título de esta columna.

Ahora bien, nadie puede desentenderse del hecho de que era tanta la perfección del modelo platónico de república, que poniendo los pies sobre el suelo, fue calificado como una utopía. Pero bueno, cuando menos como parámetro, podría tomarse en cuenta para ver cuánto podríamos avanzar hacia ese gran objetivo. Y por lo pronto, ya no seguir cuesta abajo. Apoyando al estado para que mejore la orientación y el vigor de su papel como conductor de la vida de más de 100 millones de mexicanos.

Las grandes dificultades que experimenta el mexicano en los momentos actuales, así como el deterioro que en gran parte ha sufrido el aparato oficial, junto con los múltiples yerros y omisiones en la historia reciente, nos hacen recordar con ironía el dibujo de República que en sus tiempos hizo el sabio Platón. Y de alguna manera, observar lo lejos que estamos de ese ideal.

Debemos apuntar que llegamos a este punto, cuando en momentos decisivos del acontecer histórico de nuestro país, hemos visto que el estado no se ha decidido o no ha estado en condiciones, de tomar las decisiones adecuadas. Y para ello tenemos unos ejemplos vagos que citaremos enseguida.

Cuando se llevó a cabo la venta del Club Deportivo Guadalajara, el hecho provocó un profundo lamento social, ya no solamente en el ámbito deportivo, sino en un sector más amplio de la sociedad. Porque las Chivas y el chiverío se iban a quedar sin club. Y eso sería como un atraso en los dos ámbitos porque para un rojiblanco de hueso colorado, las Chivas no son solamente parte del estado, sino de la nación. Son algo así como una institución. Son algo emblemático.

Un soñador despistado se dijo entonces para sus adentros y también para algunos amigos, que si hubiéramos contado con un Estado visionario y socialmente interesado, hubiera comprado o expropiado el Club, ante la inminencia de la venta, para evitar que desapareciera y pudiéramos seguir contando con la institución.

En otro caso parecido, ha habido quienes consideran que si el gobierno se preocupara más seriamente por el presente y el futuro de los mexicanos, podría hacer reformas a los planes de educación, para que desde la temprana edad, se incluyeran hábitos como el ahorro y conocimientos sobre los riesgos que implica un matrimonio mal llevado. Y así sucesivamente. La educación podría incluir lo económico y lo social, mediante enseñanzas prácticas.

Pero como no ha sucedido así tenemos como resultado que debido a los citados yerros y omisiones, muchos mexicanos nos estamos quedando sin un “platón” del que nos podamos servir, tal como, haciendo un juego de palabras, lo señalamos en el título de esta columna.

Ahora bien, nadie puede desentenderse del hecho de que era tanta la perfección del modelo platónico de república, que poniendo los pies sobre el suelo, fue calificado como una utopía. Pero bueno, cuando menos como parámetro, podría tomarse en cuenta para ver cuánto podríamos avanzar hacia ese gran objetivo. Y por lo pronto, ya no seguir cuesta abajo. Apoyando al estado para que mejore la orientación y el vigor de su papel como conductor de la vida de más de 100 millones de mexicanos.