/ viernes 17 de diciembre de 2021

Si no pasas, aquí te quedas

El incidente que se acaba de producir en la frontera de México-Estados Unidos, en la garita de San Isidro, que trajo como consecuencia que elementos de la CBP (Aduanas y Protección Fronteriza) en su afán de impedir el ingreso ilegal de 23 indocumentados hicieron detonaciones de armas de fuego poniendo en riesgo a muchas otras vidas nos debe poner a pensar seriamente en el problema de la migración.

En primer lugar, es indiscutible que cada uno tiene su derecho de establecer límites a sus propiedades y posesiones; usted en su casa tiene la puerta cerrada y solo la va a abrir y dejar pasar a quien sea bienvenido a su casa.

Ese mismo principio lo aplican los países en sus fronteras; solamente pueden ingresar los que tienen permiso para hacerlo y reúnen los requisitos migratorios que con toda libertad establece cada país en uso de su soberanía.

Ingresar sin documentos, sin permiso, significa estar violando la ley y las autoridades del país que sufre la intromisión tienen todo su derecho de impedir el ingreso y si éste se produjo, expulsar del país a quien no entró legalmente, de la misma manera que usted puede sacar de su casa a un intruso.

No puede estar legitimado un extraño para entrar a la casa de usted y quedarse en ella disfrutando de su cama, su baño, su comida y todo lo que se pueda imaginar, con el pretexto de que esas condiciones no las tiene en su país; que allá no tiene empleo, que es un perseguido político o que allá es víctima de la inseguridad; Usted de inmediato lo echa para afuera y si no se sale llama a la policía y por la fuerza lo sacan.

Entonces no se entiende porqué tanto alboroto cuando Estados Unidos, que está en todo su derecho de fijar las reglas de ingreso a su país se muestra exigente con quienes pretenden hacerlo ilegalmente o a través de la vía del asilo. México debió hacer eso tiempo atrás en su frontera sur.

Se ha exacerbado el problema migratorio por la excesiva condescendencia de nuestro Gobierno que muy al principio se ufanaba de recibir a todos los que quisieran entrar sin papeles en México camino a Estados Unidos, ofreciéndoles transportación hasta la frontera o si deseaban quedarse aquí, tendrían trabajo y oportunidades, como si fuera la Shangri-La de la 4T.

Y ahí tenemos las consecuencias de andar ofreciendo cosas sin ton ni son, en nuestro gobierno de ocurrencias que ahora no sabe como acabar con un problema severo que es la inmigración legal que claramente ha rebasado a nuestras ineptas autoridades migratorias de la frontera sur.

Ya no solo son Haitianos, Nicaragüenses, Salvadoreños, Dominicanos, ahora hasta Rusos los que en busca del sueño americano vienen a la segura; total, si no pasan, se quedan en México, porque se ha corrido la voz: en México todo se vale, y a las autoridades les vale.


* Doctor en Derecho

El incidente que se acaba de producir en la frontera de México-Estados Unidos, en la garita de San Isidro, que trajo como consecuencia que elementos de la CBP (Aduanas y Protección Fronteriza) en su afán de impedir el ingreso ilegal de 23 indocumentados hicieron detonaciones de armas de fuego poniendo en riesgo a muchas otras vidas nos debe poner a pensar seriamente en el problema de la migración.

En primer lugar, es indiscutible que cada uno tiene su derecho de establecer límites a sus propiedades y posesiones; usted en su casa tiene la puerta cerrada y solo la va a abrir y dejar pasar a quien sea bienvenido a su casa.

Ese mismo principio lo aplican los países en sus fronteras; solamente pueden ingresar los que tienen permiso para hacerlo y reúnen los requisitos migratorios que con toda libertad establece cada país en uso de su soberanía.

Ingresar sin documentos, sin permiso, significa estar violando la ley y las autoridades del país que sufre la intromisión tienen todo su derecho de impedir el ingreso y si éste se produjo, expulsar del país a quien no entró legalmente, de la misma manera que usted puede sacar de su casa a un intruso.

No puede estar legitimado un extraño para entrar a la casa de usted y quedarse en ella disfrutando de su cama, su baño, su comida y todo lo que se pueda imaginar, con el pretexto de que esas condiciones no las tiene en su país; que allá no tiene empleo, que es un perseguido político o que allá es víctima de la inseguridad; Usted de inmediato lo echa para afuera y si no se sale llama a la policía y por la fuerza lo sacan.

Entonces no se entiende porqué tanto alboroto cuando Estados Unidos, que está en todo su derecho de fijar las reglas de ingreso a su país se muestra exigente con quienes pretenden hacerlo ilegalmente o a través de la vía del asilo. México debió hacer eso tiempo atrás en su frontera sur.

Se ha exacerbado el problema migratorio por la excesiva condescendencia de nuestro Gobierno que muy al principio se ufanaba de recibir a todos los que quisieran entrar sin papeles en México camino a Estados Unidos, ofreciéndoles transportación hasta la frontera o si deseaban quedarse aquí, tendrían trabajo y oportunidades, como si fuera la Shangri-La de la 4T.

Y ahí tenemos las consecuencias de andar ofreciendo cosas sin ton ni son, en nuestro gobierno de ocurrencias que ahora no sabe como acabar con un problema severo que es la inmigración legal que claramente ha rebasado a nuestras ineptas autoridades migratorias de la frontera sur.

Ya no solo son Haitianos, Nicaragüenses, Salvadoreños, Dominicanos, ahora hasta Rusos los que en busca del sueño americano vienen a la segura; total, si no pasan, se quedan en México, porque se ha corrido la voz: en México todo se vale, y a las autoridades les vale.


* Doctor en Derecho