/ martes 28 de julio de 2020

Sí habrá Santa Cena

A pesar del Covid-19 y sus circunstancias, la Iglesia La Luz del Mundo se prepara para conmemorar la muerte de Jesucristo, un acontecimiento que demuestra el inmenso amor de Dios, y cuya conmemoración se estableció como vehículo de salvación que conduce a la resurrección y, consecuentemente, a la vida eterna.

El confinamiento que en algunas naciones se ha prolongado debido a las restricciones por el nuevo coronavirus no impedirá que en cada casa donde moran miembros de La Luz del Mundo se recuerda el sacrificio del Hijo de Dios, quien hace cerca de 2 mil años ordenó a sus apóstoles recordar este suceso mediante la participación del pan y del vino, elementos que en el transcurso de la celebración representan el cuerpo y la sangre de Cristo.

“Haced esto en memoria de mí”, expresó el Señor Jesús la noche que fue entregado, delegando a sus apóstoles la facultad de bendecir el pan y el vino, tal como lo hiciera Él en la primera Santa Cena de la historia inmortal de su pueblo.

De entonces a la fecha, la Iglesia del Señor ha venido celebrando este acontecimiento en la forma en que fue establecido, sin alterar ni adulterar ni un ápice el mandamiento de Cristo.

Lo hizo así en el tiempo de la Iglesia primitiva (siglo I y parte del II), en el que los doce apóstoles entre los judíos, y Pablo entre los gentiles, velaron que el mandamiento no sufriera mutilaciones ni agregados de ninguna índole.

En el tiempo de la restauración, la Iglesia ha venido celebrando la Santa Cena de manera presencial desde el año 1931. En un principio los asistentes a la festividad se contaban por centenas, pero conforme el tiempo transcurrió, el crecimiento de la Iglesia y, por ende, de la celebración, logró cifras que llamaron poderosamente la atención de los medios de comunicación de Jalisco y todo México, así como de algunos medios internacionales.

Corrobora mi afirmación en la nota de Milenio, publicada el 14 de agosto de 2019 bajo el título: “Fieles de La Luz del Mundo celebran su Santa Cena”. Esto dice el primer párrafo del mencionado texto periodístico: “En presencia de más de 600 mil personas provenientes de 58 países y de los 32 estados de la república, se celebró la Santa Cena de La Luz del Mundo en Guadalajara, dejando una derrama de 300 millones de dólares para el estado de Jalisco”.

Los números no han disminuido de entonces a la fecha, por el contrario, se han incrementado sorprendentemente. Sin embargo, la Iglesia La Luz del Mundo, con alto sentido de responsabilidad, y atendiendo las recomendaciones de las autoridades sanitarias, ha decidido posponer la Santa Cena presencial en el mes de agosto. En lugar de la conmemoración en su formato original, se llevará a cabo una celebración que será cien por ciento espiritual, en la que a través de una unidad mística e inquebrantable se recordará el sacrificio de Cristo en la cruz.

La preparación espiritual de todos y cada uno de los miembros de la Iglesia para la próxima celebración no ha cambiado. La consagración o dedicación a Dios en cada hogar cristiano se realiza como si todos fueran a hacer acto de presencia en la ciudad de Guadalajara, con la misma fe y devoción de todos los años.

Y no podía ser de otra manera, ya que la máxima autoridad de la Iglesia sobre la faz de la tierra ha dicho mediante carta apostólica fechada el pasado 9 de junio: “Sí tendremos una magna celebración espiritual, sí nos uniremos en un recuerdo santo en espíritu, en memoria de la muerte de Nuestro Señor Jesucristo, quien murió por nuestros pecados, pero resucitó con poder y gloria venciendo a la muerte”.

En esa carta, el apóstol Naasón Joaquín es claro al señalar: “El día 14 de agosto de 2020, durante el servicio especial celebraremos la Santa Cena”, la festividad que, de acuerdo con la palabra apostólica, “es la conmemoración más importante que celebramos. En ella recordamos la muerte de Cristo”.

Por este esperado evento, el próximo sábado primero de agosto, los fieles de la Iglesia universal se unirán en espíritu a la oración del apóstol de Jesucristo, quien ha prometido orar así a su Dios: “Señor, han sido santificados cientos de miles de hogares y convertidos en casas de oración en las que ahora estás tú derramando bendición y vida”.

Twitter: @armayacastro

A pesar del Covid-19 y sus circunstancias, la Iglesia La Luz del Mundo se prepara para conmemorar la muerte de Jesucristo, un acontecimiento que demuestra el inmenso amor de Dios, y cuya conmemoración se estableció como vehículo de salvación que conduce a la resurrección y, consecuentemente, a la vida eterna.

El confinamiento que en algunas naciones se ha prolongado debido a las restricciones por el nuevo coronavirus no impedirá que en cada casa donde moran miembros de La Luz del Mundo se recuerda el sacrificio del Hijo de Dios, quien hace cerca de 2 mil años ordenó a sus apóstoles recordar este suceso mediante la participación del pan y del vino, elementos que en el transcurso de la celebración representan el cuerpo y la sangre de Cristo.

“Haced esto en memoria de mí”, expresó el Señor Jesús la noche que fue entregado, delegando a sus apóstoles la facultad de bendecir el pan y el vino, tal como lo hiciera Él en la primera Santa Cena de la historia inmortal de su pueblo.

De entonces a la fecha, la Iglesia del Señor ha venido celebrando este acontecimiento en la forma en que fue establecido, sin alterar ni adulterar ni un ápice el mandamiento de Cristo.

Lo hizo así en el tiempo de la Iglesia primitiva (siglo I y parte del II), en el que los doce apóstoles entre los judíos, y Pablo entre los gentiles, velaron que el mandamiento no sufriera mutilaciones ni agregados de ninguna índole.

En el tiempo de la restauración, la Iglesia ha venido celebrando la Santa Cena de manera presencial desde el año 1931. En un principio los asistentes a la festividad se contaban por centenas, pero conforme el tiempo transcurrió, el crecimiento de la Iglesia y, por ende, de la celebración, logró cifras que llamaron poderosamente la atención de los medios de comunicación de Jalisco y todo México, así como de algunos medios internacionales.

Corrobora mi afirmación en la nota de Milenio, publicada el 14 de agosto de 2019 bajo el título: “Fieles de La Luz del Mundo celebran su Santa Cena”. Esto dice el primer párrafo del mencionado texto periodístico: “En presencia de más de 600 mil personas provenientes de 58 países y de los 32 estados de la república, se celebró la Santa Cena de La Luz del Mundo en Guadalajara, dejando una derrama de 300 millones de dólares para el estado de Jalisco”.

Los números no han disminuido de entonces a la fecha, por el contrario, se han incrementado sorprendentemente. Sin embargo, la Iglesia La Luz del Mundo, con alto sentido de responsabilidad, y atendiendo las recomendaciones de las autoridades sanitarias, ha decidido posponer la Santa Cena presencial en el mes de agosto. En lugar de la conmemoración en su formato original, se llevará a cabo una celebración que será cien por ciento espiritual, en la que a través de una unidad mística e inquebrantable se recordará el sacrificio de Cristo en la cruz.

La preparación espiritual de todos y cada uno de los miembros de la Iglesia para la próxima celebración no ha cambiado. La consagración o dedicación a Dios en cada hogar cristiano se realiza como si todos fueran a hacer acto de presencia en la ciudad de Guadalajara, con la misma fe y devoción de todos los años.

Y no podía ser de otra manera, ya que la máxima autoridad de la Iglesia sobre la faz de la tierra ha dicho mediante carta apostólica fechada el pasado 9 de junio: “Sí tendremos una magna celebración espiritual, sí nos uniremos en un recuerdo santo en espíritu, en memoria de la muerte de Nuestro Señor Jesucristo, quien murió por nuestros pecados, pero resucitó con poder y gloria venciendo a la muerte”.

En esa carta, el apóstol Naasón Joaquín es claro al señalar: “El día 14 de agosto de 2020, durante el servicio especial celebraremos la Santa Cena”, la festividad que, de acuerdo con la palabra apostólica, “es la conmemoración más importante que celebramos. En ella recordamos la muerte de Cristo”.

Por este esperado evento, el próximo sábado primero de agosto, los fieles de la Iglesia universal se unirán en espíritu a la oración del apóstol de Jesucristo, quien ha prometido orar así a su Dios: “Señor, han sido santificados cientos de miles de hogares y convertidos en casas de oración en las que ahora estás tú derramando bendición y vida”.

Twitter: @armayacastro