/ domingo 29 de septiembre de 2019

¿Será un cáncer terminal?

Se escucha por todas partes y desafortunadamente es una constante, en nuestro estado y me atrevo a decir, que en toda la República mexicana, entre niños, jóvenes y adultos, padecemos de un cáncer terminal, que yo lo entiendo como una enfermedad sin cura, sin remedio, sin que exista un médico, hasta ahora, que venga a salvar del padecimiento y de la muerte a esos pacientes.

Válgame el ejemplo y mil perdones si esto ofende a alguien, pero pareciera que nuestro país y nuestro estado, padece de un cáncer que se llama inseguridad pública, en un alto grado, que parece insalvable y que no existe quien ni con qué nos venga, por lo menos a reducir a un diez o veinte por ciento, nuestro padecimiento, que tanto dolor nos causa a las familias que hemos tenido que perder a seres queridos, o en su caso, las que han perdido su patrimonio o parte de él, también nos duele y aunque es menor el dolor por el daño patrimonial, de igual forma nos quebranta, pero lo más lamentable de la situación que a diario vivimos, es que no existe autoridad que vele por los intereses de sus gobernados, es más, ni tan siquiera les interesa darnos la mínima seguridad que tanto anhelamos y requerimos para podernos desarrollar en todos los ámbitos de nuestra vida diaria; que desde mi muy particular punto de vista, ese cáncer, llamado “inseguridad pública”, indiscutiblemente permea en lo más profundo de algunas de nuestras autoridades estales y federales, por tanto, se ven superadas por la delincuencia, dejando mucho que desear, ya que no se tiene ni la capacidad ni las ganas para brindar esa seguridad tan demandada hoy por hoy, pero tan ausente, pero lo más atroz es darnos cuenta de que poco o nada, dígase lo que se diga, se hace para abatir ese veneno tan filtrado, ya que jamás escuchamos o vemos hechos ciertos y eficientes de parte de quienes ejercen el poder, que evidencien el haber destituido a directores, jefes, comandantes, coordinadores, de los distintos niveles de los organismos encargados de la seguridad y sí, por doquier se ven, elementos de estas corporaciones, ejecutados por hacer o no hacer, por decir o no decir, según los propios mensajes de quienes delinquen en la sombra, privando de la vida a sus propios compañeros que no aceptaron corromperse, que me queda bien claro, que no es fácil el detectar los tentáculos del crimen dentro de las instituciones, pero me atrevo a afirmar, ante el estado de inseguridad en que vivimos, que si en cualquier momento se da de baja, desde el coordinador de la seguridad, al secretario, al comandante y todo el personal de este sector, así no quede uno solo, la inseguridad será menor, al no tener el control ni la información que requieren para seguir impunemente quitando vidas y el patrimonio de las personas, en nuestro estado y en el país.

Habrá que traer de cualquier parte del mundo, gente capaz y ajena a la sociedad mexicana que venga a integrar los nuevos cuerpos de seguridad pública, dotados de todo lo necesario para enfrentar al ejercito adverso, que indiscutiblemente existe en nuestra sociedad, desde hace ya varios años y que no hemos querido ver.


Locb15@hotmail.com


Profesor Investigador de la División de Estudios Jurídicos de la UdeG.


Se escucha por todas partes y desafortunadamente es una constante, en nuestro estado y me atrevo a decir, que en toda la República mexicana, entre niños, jóvenes y adultos, padecemos de un cáncer terminal, que yo lo entiendo como una enfermedad sin cura, sin remedio, sin que exista un médico, hasta ahora, que venga a salvar del padecimiento y de la muerte a esos pacientes.

Válgame el ejemplo y mil perdones si esto ofende a alguien, pero pareciera que nuestro país y nuestro estado, padece de un cáncer que se llama inseguridad pública, en un alto grado, que parece insalvable y que no existe quien ni con qué nos venga, por lo menos a reducir a un diez o veinte por ciento, nuestro padecimiento, que tanto dolor nos causa a las familias que hemos tenido que perder a seres queridos, o en su caso, las que han perdido su patrimonio o parte de él, también nos duele y aunque es menor el dolor por el daño patrimonial, de igual forma nos quebranta, pero lo más lamentable de la situación que a diario vivimos, es que no existe autoridad que vele por los intereses de sus gobernados, es más, ni tan siquiera les interesa darnos la mínima seguridad que tanto anhelamos y requerimos para podernos desarrollar en todos los ámbitos de nuestra vida diaria; que desde mi muy particular punto de vista, ese cáncer, llamado “inseguridad pública”, indiscutiblemente permea en lo más profundo de algunas de nuestras autoridades estales y federales, por tanto, se ven superadas por la delincuencia, dejando mucho que desear, ya que no se tiene ni la capacidad ni las ganas para brindar esa seguridad tan demandada hoy por hoy, pero tan ausente, pero lo más atroz es darnos cuenta de que poco o nada, dígase lo que se diga, se hace para abatir ese veneno tan filtrado, ya que jamás escuchamos o vemos hechos ciertos y eficientes de parte de quienes ejercen el poder, que evidencien el haber destituido a directores, jefes, comandantes, coordinadores, de los distintos niveles de los organismos encargados de la seguridad y sí, por doquier se ven, elementos de estas corporaciones, ejecutados por hacer o no hacer, por decir o no decir, según los propios mensajes de quienes delinquen en la sombra, privando de la vida a sus propios compañeros que no aceptaron corromperse, que me queda bien claro, que no es fácil el detectar los tentáculos del crimen dentro de las instituciones, pero me atrevo a afirmar, ante el estado de inseguridad en que vivimos, que si en cualquier momento se da de baja, desde el coordinador de la seguridad, al secretario, al comandante y todo el personal de este sector, así no quede uno solo, la inseguridad será menor, al no tener el control ni la información que requieren para seguir impunemente quitando vidas y el patrimonio de las personas, en nuestro estado y en el país.

Habrá que traer de cualquier parte del mundo, gente capaz y ajena a la sociedad mexicana que venga a integrar los nuevos cuerpos de seguridad pública, dotados de todo lo necesario para enfrentar al ejercito adverso, que indiscutiblemente existe en nuestra sociedad, desde hace ya varios años y que no hemos querido ver.


Locb15@hotmail.com


Profesor Investigador de la División de Estudios Jurídicos de la UdeG.