/ miércoles 15 de mayo de 2019

Ser maestro no es sólo asistir al aula


Enrique Velázquez

Siempre se ha dicho que la educación es la solución a los múltiples problemas sociales que padecemos en México, y sin duda concuerdo con esa afirmación. Los países que más han invertido en una educación pública de calidad, con infraestructura adecuada, con un sistema de formación docente y con salarios justos, son aquellos que presentan menos problemas de violencia y de desigualdad, son las naciones más plurales y prósperas. Sin embargo, en nuestro país poco se ha hecho para garantizar, realmente, que niñas, niños y jóvenes accedan a una educación pública de calidad. Poco se ha hecho para responder a las demandas salariales y el respeto a los derechos laborales de los y las maestras.

Este 15 de mayo se conmemoró el Día del Maestro, otro año más con la oportunidad de hacer un enorme reconocimiento a todos aquellos y aquellas docentes que hacen que la sombra de un árbol se convierta en el aula de clases, aquellos y aquellas que aún con un salario precario acuden con alegría a formar a niñas y niños, aquellos y aquellas que sin importar lo que marque un plan educativo que no los toma en cuenta enseñan conforme a las necesidades de la comunidad donde laboran.

La docencia es una de las labores más nobles e importantes. Una profesora o profesor no solo transmite conocimiento técnico y científico, también comparte experiencias de vida, sensibiliza y concientiza a nuestras niñas, niños y jóvenes sobre el contexto en el que vivimos. Los y las maestras son quienes impulsan el pensamiento crítico, la cultura de la paz y de derechos humanos, además son quienes avivan el espíritu de transformación social necesario en las generaciones del futuro.

Las y los maestros son parte fundamental en la vida de todos los mexicanos, para muchos se convierten en un modelo a seguir, marcan nuestras vidas dentro del aula, pero también fuera de ella. Es la profesión en la que sin importar lo difíciles que pueden llegar a ser las circunstancias del entorno nunca deja de inspirar, de orientar, de dar cariño y comprensión a cada uno de sus alumnos a través de los años de trabajo.

Gracias a quienes hoy ejercen esta profesión porque con sus enseñanzas están cambiando el mundo día con día. Gracias porque no es solo asistir al aula y cumplir con la parte laboral, porque se trata de tener vocación y esmero en compartir con las próximas generaciones. Mi admiración, respeto y sincera felicitación a todas ellas y ellos.



Enrique Velázquez

Siempre se ha dicho que la educación es la solución a los múltiples problemas sociales que padecemos en México, y sin duda concuerdo con esa afirmación. Los países que más han invertido en una educación pública de calidad, con infraestructura adecuada, con un sistema de formación docente y con salarios justos, son aquellos que presentan menos problemas de violencia y de desigualdad, son las naciones más plurales y prósperas. Sin embargo, en nuestro país poco se ha hecho para garantizar, realmente, que niñas, niños y jóvenes accedan a una educación pública de calidad. Poco se ha hecho para responder a las demandas salariales y el respeto a los derechos laborales de los y las maestras.

Este 15 de mayo se conmemoró el Día del Maestro, otro año más con la oportunidad de hacer un enorme reconocimiento a todos aquellos y aquellas docentes que hacen que la sombra de un árbol se convierta en el aula de clases, aquellos y aquellas que aún con un salario precario acuden con alegría a formar a niñas y niños, aquellos y aquellas que sin importar lo que marque un plan educativo que no los toma en cuenta enseñan conforme a las necesidades de la comunidad donde laboran.

La docencia es una de las labores más nobles e importantes. Una profesora o profesor no solo transmite conocimiento técnico y científico, también comparte experiencias de vida, sensibiliza y concientiza a nuestras niñas, niños y jóvenes sobre el contexto en el que vivimos. Los y las maestras son quienes impulsan el pensamiento crítico, la cultura de la paz y de derechos humanos, además son quienes avivan el espíritu de transformación social necesario en las generaciones del futuro.

Las y los maestros son parte fundamental en la vida de todos los mexicanos, para muchos se convierten en un modelo a seguir, marcan nuestras vidas dentro del aula, pero también fuera de ella. Es la profesión en la que sin importar lo difíciles que pueden llegar a ser las circunstancias del entorno nunca deja de inspirar, de orientar, de dar cariño y comprensión a cada uno de sus alumnos a través de los años de trabajo.

Gracias a quienes hoy ejercen esta profesión porque con sus enseñanzas están cambiando el mundo día con día. Gracias porque no es solo asistir al aula y cumplir con la parte laboral, porque se trata de tener vocación y esmero en compartir con las próximas generaciones. Mi admiración, respeto y sincera felicitación a todas ellas y ellos.