/ miércoles 26 de agosto de 2020

¿Se respeta el Federalismo?

Tras grandes batallas ideológicas y violentas, en México cesó el fuego y, con una tregua y acuerdos entre los grupos del poder político, económico y religioso, tanto nacionales como extranjeros. Al menos cesó el uso de las armas independentistas y revolucionarias aunque permanecen las leyes no escritas (pero muy efectivas) de encierro, destierro o entierro y…plomo o plata. Pero eso es otra historia.

La Enciclopedia de México, editada bajo la dirección de José Rogelio Álvarez en 1976 dice: Federalismo, del latín federare, unir, ligar. Es un sistema republicano de gobierno que tiene como base la autonomía interna de los estados o provincias cuyo conjunto integra la federación. En la actualidad todo indica que hay serias fracturas al respecto. Esto se manifiesta por la molestia derivada del maltrato las entidades federativas, sobre todo en el aspecto financiero, basado en intereses morenitas, aunque se diga lo contrario.

Sin duda, los gobiernos priistas y panistas también fueron rencorosos con la oposición convertida en gobierno, pero las relaciones entre el presidente con gobernadores y gobiernos estatales no llegaron a los escándalos similares a los de la vecindad del “Chavo del Ocho”. La ciudadanía no resultaba tan afectada con la reducción presupuestaria en todos los órdenes, justificando el “acabar con la corrupción”. Dice el refrán que “tan bueno el pinto como el colorado” y se está comprobando, conforme transcurre el sexenio de López, que eso del combate a la corrupción sigue como lema de campaña, misma que no abandona el inquilino de palacio nacional. Y no se nos olvide que el ex presidente Salinas no abanderaba, con fe, al Federalismo. Si la memoria no falla, hubo un discurso de Arturo Zamora, en alguna ocasión, en la cual fustigó esa situación. Luego renunció a la Secretaría General de Gobierno de Jalisco.

Se formó en el sexenio pasado, un Consejo de gobernadores de los estados del país, la CONAGO. Ahora una decena de gobernantes, entre ellos el de Jalisco, Enrique Alfaro, a principio de su sexenio reunió en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres, a dirigentes de los sectores sociales de la entidad para denunciar y reclamar al gobierno federal, la disminución de 3 mil 500 millones de pesos en el presupuesto que, de la federación, deberían recibir los jaliscienses.

Los sexenios de López y Alfaro prácticamente iniciaban y las injurias e insultos que Alfaro y López se propinaron en campaña, (y aún después y ahora) ya perjudicaban a los jaliscienses y las seguiremos resintiendo los jaliscienses, los que votaron por morena y los que no, porque aunque no se quiera entender, hay menos lana para obras. ¿Se hará la línea 4 del tren ligero que planea Alfaro y cuyo proyecto presentó a López? Probablemente con dinero estatal…con el federal quién sabe.

Es muy grave para la vida nacional que López cumpla su palabra de mandar “al diablo a las instituciones”. El federalismo es una institución que data prácticamente, desde el 17 de junio de 1822 cuando se formó el primer Congreso Constituyente y no debe desaparecerla el ganso diablo. Aunque cabe recordar que 4 meses después, el 31 de octubre fue disuelto por Agustín de Iturbide tras ser coronado emperador. Provocó ya una división entre gobernadores y en la población y es peor que nunca, en perjuicio del Estado es decir del país y su desarrollo. La famosa CONAGO ya no cumple (si es que en alguna ocasión lo hizo) con sus objetivos. Alfaro y otros gobernadores declararon que abandonarán esa organización porque no cumple ya con sus objetivos.

Y mientras algunos juegan con los avioncitos, el aeropuerto, el trenecito y con los mexicanos, todo se ha venido abajo rematados por el covid 19. Y dentro del gabinete y el partido Morena, también se deshace la institución, misma que a López no le importa. Ya lo dijo. Pero lo peor es desbaratar y “mandar al diablo” a la República Mexicana.

Iturbide, López de Santa Ana y Porfirio Díaz, embriagados por su egolatría y el absolutismo o murieron fusilados o en el exilio. Santa Ana y Díaz fueron botados en Veracruz. ¿Cualquier parecido es mera coincidencia? ¿Ahora a quién hay que botar? Como parte de las arengas de Hidalgo, al dar el grito de Independencia de México, retumbó la frase: “Muera el mal gobierno”. ¿Será vigente? Y…qué pasa?

* Periodista

mjimenezibanez@yahoo.com.mx

Tras grandes batallas ideológicas y violentas, en México cesó el fuego y, con una tregua y acuerdos entre los grupos del poder político, económico y religioso, tanto nacionales como extranjeros. Al menos cesó el uso de las armas independentistas y revolucionarias aunque permanecen las leyes no escritas (pero muy efectivas) de encierro, destierro o entierro y…plomo o plata. Pero eso es otra historia.

La Enciclopedia de México, editada bajo la dirección de José Rogelio Álvarez en 1976 dice: Federalismo, del latín federare, unir, ligar. Es un sistema republicano de gobierno que tiene como base la autonomía interna de los estados o provincias cuyo conjunto integra la federación. En la actualidad todo indica que hay serias fracturas al respecto. Esto se manifiesta por la molestia derivada del maltrato las entidades federativas, sobre todo en el aspecto financiero, basado en intereses morenitas, aunque se diga lo contrario.

Sin duda, los gobiernos priistas y panistas también fueron rencorosos con la oposición convertida en gobierno, pero las relaciones entre el presidente con gobernadores y gobiernos estatales no llegaron a los escándalos similares a los de la vecindad del “Chavo del Ocho”. La ciudadanía no resultaba tan afectada con la reducción presupuestaria en todos los órdenes, justificando el “acabar con la corrupción”. Dice el refrán que “tan bueno el pinto como el colorado” y se está comprobando, conforme transcurre el sexenio de López, que eso del combate a la corrupción sigue como lema de campaña, misma que no abandona el inquilino de palacio nacional. Y no se nos olvide que el ex presidente Salinas no abanderaba, con fe, al Federalismo. Si la memoria no falla, hubo un discurso de Arturo Zamora, en alguna ocasión, en la cual fustigó esa situación. Luego renunció a la Secretaría General de Gobierno de Jalisco.

Se formó en el sexenio pasado, un Consejo de gobernadores de los estados del país, la CONAGO. Ahora una decena de gobernantes, entre ellos el de Jalisco, Enrique Alfaro, a principio de su sexenio reunió en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres, a dirigentes de los sectores sociales de la entidad para denunciar y reclamar al gobierno federal, la disminución de 3 mil 500 millones de pesos en el presupuesto que, de la federación, deberían recibir los jaliscienses.

Los sexenios de López y Alfaro prácticamente iniciaban y las injurias e insultos que Alfaro y López se propinaron en campaña, (y aún después y ahora) ya perjudicaban a los jaliscienses y las seguiremos resintiendo los jaliscienses, los que votaron por morena y los que no, porque aunque no se quiera entender, hay menos lana para obras. ¿Se hará la línea 4 del tren ligero que planea Alfaro y cuyo proyecto presentó a López? Probablemente con dinero estatal…con el federal quién sabe.

Es muy grave para la vida nacional que López cumpla su palabra de mandar “al diablo a las instituciones”. El federalismo es una institución que data prácticamente, desde el 17 de junio de 1822 cuando se formó el primer Congreso Constituyente y no debe desaparecerla el ganso diablo. Aunque cabe recordar que 4 meses después, el 31 de octubre fue disuelto por Agustín de Iturbide tras ser coronado emperador. Provocó ya una división entre gobernadores y en la población y es peor que nunca, en perjuicio del Estado es decir del país y su desarrollo. La famosa CONAGO ya no cumple (si es que en alguna ocasión lo hizo) con sus objetivos. Alfaro y otros gobernadores declararon que abandonarán esa organización porque no cumple ya con sus objetivos.

Y mientras algunos juegan con los avioncitos, el aeropuerto, el trenecito y con los mexicanos, todo se ha venido abajo rematados por el covid 19. Y dentro del gabinete y el partido Morena, también se deshace la institución, misma que a López no le importa. Ya lo dijo. Pero lo peor es desbaratar y “mandar al diablo” a la República Mexicana.

Iturbide, López de Santa Ana y Porfirio Díaz, embriagados por su egolatría y el absolutismo o murieron fusilados o en el exilio. Santa Ana y Díaz fueron botados en Veracruz. ¿Cualquier parecido es mera coincidencia? ¿Ahora a quién hay que botar? Como parte de las arengas de Hidalgo, al dar el grito de Independencia de México, retumbó la frase: “Muera el mal gobierno”. ¿Será vigente? Y…qué pasa?

* Periodista

mjimenezibanez@yahoo.com.mx