/ miércoles 7 de diciembre de 2016

"Riesgo de Quiebra del Estado Mexicano” y el deterioro social

JOSE AGUILERA AREVALO

-Primera de 2 partes-

Hace 13 años el autor de esta columna sacó a la luz pública  un libro titulado “Guadalajara Romántica, Erótica… Globalizada y Criminalizada”, en que abordamos varios temas acerca del acontecer en la capital tapatía. Y en particular tratamos de explicar  los problemas económicos, políticos y sociales que podrían presentarse en nuestro país -particularmente en Guadalajara-, en el caso de que hubiera algún descuido en el proceso de globalización y éste no se diera con apego a los derechos y los intereses de todos los participantes.

Hoy estamos viendo que infortunadamente, a las naciones tercermundistas no les va del todo bien con el nuevo sistema económico mundial y el diagnóstico en contra se está confirmando.

Por otro lado, hace aproximadamente un año, publicamos en este nuestro querido periódico, una columna titulada “El Riesgo de Quiebra del Estado Mexicano”, en que obviamente hacíamos comentario sobre la manera en que podría presentarse un debilitamiento crónico en las finanzas oficiales, como resultado natural e inevitable del declive de la empresa mexicana y  la baja en el ingreso de los trabajadores. Porque sería incuestionable que al perder fuerza el capital y el trabajo, o sea el sector productivo, ello repercutiría en los ingresos fiscales. Sin olvidar otros factores como la baja en el precio del petróleo y la devaluación del dólar.

Y ahora bien, con base en esos elementos anteriores, hoy podemos dar cuenta de la manera en que se está convirtiendo en realidad, lo que los observadores apuntaban no solamente como un pronóstico, sino definitivamente como un fenómeno adverso que ya se comenzaba a dar.

Hace unos años, la crisis en las finanzas públicas empezaba únicamente a asomar, pero en la actualidad se presenta como una impactante realidad, al verse obligado el estado a ajustar y reducir su presupuesto anual, en detrimento de programas de indiscutible importancia social.

Y al llegar a este punto, podemos citar a nivel federal, los recortes hechos al presupuesto para la educación; las dificultades que enfrenta el sistema de pensionados; la reducción de los programas de asistencia social; la disminución del gasto enfocado a la preservación de la salud;  la baja en la inversión para la infraestructura; el impacto de esta insuficiencia en el área de la cultura; la merma en los apoyos a la producción del campo.

Por otra parte, en lo que ve a nivel local, tenemos el mal estado de las calles, el alto costo de la educación y la deserción escolar; el alza en las tarifas de los servicios públicos; el descuido de los parques; el  encarecimiento de los alimentos y de los combustibles; el incremento de los impuestos y las multas; el deterioro de la asistencia médica; la falta de tino y efectividad en nuevos programas como los viales y los del medio ambiente; la costosa corrupción; el crecimiento de las nóminas oficiales; y la inseguridad pública, entre otros problemas.

Todo lo anterior, visto en letras, tiene un valor básicamente técnico,  informativo. Pero trasladado a los hechos, tendría preocupantes consecuencias en la vida diaria de quienes nos veremos privados de tan elementales servicios.

Concluimos por lo tanto: Con este panorama adverso de la economía oficial ¿Habrá un nuevo descenso en la calidad de vida?

Mejor ustedes díganlo.

JOSE AGUILERA AREVALO

-Primera de 2 partes-

Hace 13 años el autor de esta columna sacó a la luz pública  un libro titulado “Guadalajara Romántica, Erótica… Globalizada y Criminalizada”, en que abordamos varios temas acerca del acontecer en la capital tapatía. Y en particular tratamos de explicar  los problemas económicos, políticos y sociales que podrían presentarse en nuestro país -particularmente en Guadalajara-, en el caso de que hubiera algún descuido en el proceso de globalización y éste no se diera con apego a los derechos y los intereses de todos los participantes.

Hoy estamos viendo que infortunadamente, a las naciones tercermundistas no les va del todo bien con el nuevo sistema económico mundial y el diagnóstico en contra se está confirmando.

Por otro lado, hace aproximadamente un año, publicamos en este nuestro querido periódico, una columna titulada “El Riesgo de Quiebra del Estado Mexicano”, en que obviamente hacíamos comentario sobre la manera en que podría presentarse un debilitamiento crónico en las finanzas oficiales, como resultado natural e inevitable del declive de la empresa mexicana y  la baja en el ingreso de los trabajadores. Porque sería incuestionable que al perder fuerza el capital y el trabajo, o sea el sector productivo, ello repercutiría en los ingresos fiscales. Sin olvidar otros factores como la baja en el precio del petróleo y la devaluación del dólar.

Y ahora bien, con base en esos elementos anteriores, hoy podemos dar cuenta de la manera en que se está convirtiendo en realidad, lo que los observadores apuntaban no solamente como un pronóstico, sino definitivamente como un fenómeno adverso que ya se comenzaba a dar.

Hace unos años, la crisis en las finanzas públicas empezaba únicamente a asomar, pero en la actualidad se presenta como una impactante realidad, al verse obligado el estado a ajustar y reducir su presupuesto anual, en detrimento de programas de indiscutible importancia social.

Y al llegar a este punto, podemos citar a nivel federal, los recortes hechos al presupuesto para la educación; las dificultades que enfrenta el sistema de pensionados; la reducción de los programas de asistencia social; la disminución del gasto enfocado a la preservación de la salud;  la baja en la inversión para la infraestructura; el impacto de esta insuficiencia en el área de la cultura; la merma en los apoyos a la producción del campo.

Por otra parte, en lo que ve a nivel local, tenemos el mal estado de las calles, el alto costo de la educación y la deserción escolar; el alza en las tarifas de los servicios públicos; el descuido de los parques; el  encarecimiento de los alimentos y de los combustibles; el incremento de los impuestos y las multas; el deterioro de la asistencia médica; la falta de tino y efectividad en nuevos programas como los viales y los del medio ambiente; la costosa corrupción; el crecimiento de las nóminas oficiales; y la inseguridad pública, entre otros problemas.

Todo lo anterior, visto en letras, tiene un valor básicamente técnico,  informativo. Pero trasladado a los hechos, tendría preocupantes consecuencias en la vida diaria de quienes nos veremos privados de tan elementales servicios.

Concluimos por lo tanto: Con este panorama adverso de la economía oficial ¿Habrá un nuevo descenso en la calidad de vida?

Mejor ustedes díganlo.